Adaptación la complicada, genial, loca, novela de Daniel Pennac, la primera de una gran saga familiar, esta cinta, divertida, no le llega al tobillo a la novela (1985). Con razón Pennac tardó tanto en ceder los derechos.
Ficha IMDb
La familia Malaussène no es una familia, es una tribu. Viven amontonados y desordenados todos los hijos de una misma madre con distintos padres, quien viene a depositarlos al cuidado del hermano mayor Benjamin antes de ir a procrear otro bebe con otro hombre. En la tribu, cada uno tiene un talento, a veces muy extraño. Pero todos conviven, comen, duermen, algunos trabajan, otros estudian, cada quien obviamente en función de su edad.
Benjamin (Raphaël Personnaz) asume la responsabilidad de la familia , gana bastante bien su vida como consejero técnico de un gran almacén, uno de esos que fueron fundados en el siglo XIX, como Harrods en Londres, Le Printemps, La Samaritaine, en Paris, todos siguiendo el modelo creado con Le Bon Marché, ideado por Aristide Boucicaud en 1852. Esta nueva forma de vender revolucionaria sería continuada por su esposa Marguerite, y descrita y analizada en una de las novelas de Emile Zola, Au Bonheur des Dames (1883).
Daniel Pennac, maestro de literatura, no olvida sus clásicos y hace una referencia clara en el título de su novela. Al mismo tiempo que retrata algunas maniobras capitalistas de manipulación del cliente, introduce unos elementos policíacos e históricos terroríficos.
Maniobras capitalistas porque el trabajo real de Benjamin es de chico expiatorio. Cada vez que un cliente sube a la oficina de reclamaciones, se le llama a Benjamin quien recibe en presencia del cliente una reprimenda espantosa, con amenazas de despedirlo, quitarle del salario el precio de la mercancía, con humillaciones y desprecios ,que llevan a pobre cliente a desistir de su demanda.
La fantasía deschavetada de la profesión del hermano mayor, aunada a sus talentos de narrador , llena de felicidad a los más chicos , para quienes adapta los incidentes diarios y los convierte en magnificas historias para la ahora de dormir, mientras Thérèse ( Armande Boulanger) ) las escribe a máquina , al mismo tiempo que predice el porvenir para todos. Los hermanos escuchan y reaccionan cada quien a su manera: Jeremy ( Adrien Ferran ) en secundaria, obyecta con groserías, y Le petit ( Mathis Bour) dibuja ogros, lo que obviamente va a preocupar a su maestra.
En la víspera de Navidad, la vida normal del almacén se ve perturbada por una primera explosión, que será seguida por varias otras, cada una cobrando como víctima a un hombre. Llega la policía, en las personas de los inspectores Carrega( Thierry Neuvic) y Coudrier (Marius Yelolo) .
Pero Malaussène lleva su propia encuesta ayudado por una cliente ladrona y periodista, apodada Tia Julia ( Bérénice Bejo ), como todas las amantes pasajeras de Benjamin, lo que evita las fallas de memoria , y les da un nombre familiar y que el amado babeante y asquerosamente sucio , y epiléptico, perro de la familia se llama Julius . Como se ve, la familia tiene su propia lógica de funcionamiento. Que marcha bastante bien. Total que Tia Julia, hermano mayor, niños se entregan a la investigación, ayudados por Stojil ( Emir Kusturica), un vigilante nocturno de origen polaco que es a la vez los ojos y la memoria del almacén.
Descubrirán la identidad de las víctimas, lo que las une, quien las une, y por consecuencia quien es el culpable.
Y es ahí donde el espectador –lector de Pennac queda definitivamente muy, pero muy decepcionado. A una trama histórica complicada y terrible, Nicolas Bary sustituya una intriga psicológica-familiar de niño avergonzado por su padre y que trata de saldar cuentas con una memoria que lo perturba.
Así, de la misma forma que Bary no supo manejar la locura funcional de la atípica familia Malaussène et de cada uno de sus miembros, no estuvo a la altura de la historia contada, ni de la forma en la que la cuenta Pennac. No queda nada de la complejidad de los personajes, de la variedad de sus discursos, de las reflexiones de benjamín, padre de una tribu sin haber tenido tiempo para vivir su propia vida de soltero, responsable y totalmente perdido, rebasado y feliz, interpretando la vida a base de juegos de palabras.
Se canceló casi totalmente el mundo abigarrado de Belleville, barrio parisino popular babélico donde se mezclan todas las culturas y orígenes. Si se agradece la resurrección, aunque artificial de La Samaritaine, este almacén de varios edificios junto al Sena, cuyo lema era “Todo se puede conseguir en La Samaritaine”, hay que lamentar que el director haya privilegiado un ambiente ligero, fantasioso, edulcorado, tal vez para gustarles a todo tipo de público, como una fantasía navideña, llena de bonitos sentimientos
Ningún actor este a la altura de las creaciones de Pennac, salvo talvez la hierática Isabelle Huppert en el papel de la Reine Zabo, editora de libros que contrata a Malaussène para desanimar a los que se creen autores y cuyos manuscritos rechaza. Su personaje se volverá muy importante en una de las novelas siguientes de la saga.
Para Pennac se necesitaba a un Wes Anderson, quien asume totalmente la locura de sus personajes y sus aventuras, hasta el peor humor negro, la máxima ridiculez, y los acompaña con un talento visual sin límites hasta sus extremos.
Aquí mucha felicidad, pocos ogros, mucha decepción.
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