Otra adaptación de Stephan King que, por otras razones,
es igualmente decepcionante que It. Todo es demasiado rápido y superficial, convencional,
desde las acciones, los personajes, sus relaciones e intenciones, y la creación,
totalmente falsa, de un mundo angustiante al estilo King.
Ficha
IMDb
Jake
Chambers (Tom Taylor), preadolescente neoyorquino, sufre de pesadillas y de
bullying en la escuela. Son dos situaciones relacionadas y frecuentes en la
obra de King. Jake sueña con un universo sombrío en el cual un hombre negro
persigue a los niños. Pero antes de eso, a modo de preámbulo, se nos explicó
que una inmensa torre está un punto de ser derrumbada por la energía mental de
niños excepcionales, su resplandor, como el shining
del pequeño Danny en la historia del mismo nombre. Quien quiere destruir esta
torre es el abominable Walter Padick, el hombre de negro, (Matthew McConaughey)
para poder instaurar el caos, mantenido alejado por esta torre oscura que asrgura
el equilibrio en el mundo humano.
Para
volver a Jake, su situación familiar tampoco es muy fácil ya que su mama se
volvió a casar y no sabe cómo ayudarlo. La mejor solución encontrada es
llevarlo a un un internado para niños con capacidades diferentes. Al moment en
que llegan para llevárselo, Jake escapa y gracias a la información que ha
podido conseguir sobre casas viejas en Nueva York, encuentra la casa - portal
de comunicación entre el mundo real y el mundo paralelo donde se libra el gran
combate.Ahí
conocerá al pistolero del bien, Roland, nombre predestinado del caballero
medieval que luchó contra la invención de Europa por los moros, el mal de entonces.
Este Roland Deschain (Idris Elba) viaja solo desde que su padre murió y se guía
por las enseñanzas de este.
Niño
y adulto unirán sus fuerzas para tratar de destruir al malo. En un mundo o en
el otro, pelearán para la sobreviviencia de la torre y construirán poco a poco
una relación entre amistosa y filial, mientras el malo tratará de secuestrar al
niño prodigio cuyo talento podría ser muy útil para sus objetivos destructivos.
Nada
hay de muy original en esta narración. Si The
Dark Tower es una inmensa saga de ocho libros, escrita a lo largo de más de
20 años, que revela poco a poco sus secretos, implicaciones y relaciones con
toda la obra de King, y a la cual el autor llamó “el Júpiter del sistema solar
de mi imaginación “, la cinta resulta ser un resumen desabrido, conjunto de
estereotipos en cuestión de personajes, lugares, situaciones y sucesos.
Tal
vez el espectador no llegue a aburrirse completamente, ya qué hay algo de
acción y de movimientos, pero todo es muy previsible y superficial. Se tiene la
impresión de ver una película para niños chiquitos, simplificada al máximo.
Peter
Jackson logró recrear de forma maravillosa el mundo tan complicado, diverso y
amplio del Señor de los anillos, así que,
con talento, se puede hacer en cine.
La
cinta mezcla géneros como el western con la imagen a la Clint Eastwood del
caballero solitario, el cine de fantasia, con un mundo desértico al cual se
llega con portales. Si estas puertas de comunicación de un mundo a otro son frecuentes
en la obra de King, los de esta cinta se parecen a la Star Gate de la serie televisiva. Hasta Heaven, en televisión, los hizo más intrigantes.
El
hombre de negro, con maquillaje y peinado tiesos, se ve casi ridículo y
McConaughey no logra sobrepasar esta apariencia absurda. Porque en realidad no
actúa. Es totalmente inexpresivo.
Nunca
se entienden cuáles son las reglas de funcionamiento de este ultramundo
necesario al funcionamiento del mundo humano, como cuando surgió esta famosa torre.
Nunca quedan claros los motivos de Walter, ni quién es en realidad el pistolero,
de donde viene y porque actúa como actúa. Todo se resume a: el Malo quiere
destruir el mundo porque es malo, y el Héroe bueno va a impedírselo, y el Niño
va a ayudar al bueno porque el Niño tiene talentos excepcionales que sirven
para el bien. Todo se vuelve de un nivel tan simplista que ya casi no tiene sentido.
Se parece mucho a la Historia
interminable de Wolfgang Petersen y Michael Ende. Podría detenerse en
cualquier momento o seguir por cualquier tiempo.
El
mundo de allá, sin embargo, logra a veces una fotografía interesante en du
desérticos colores grises. Sin embargo, se podía esperar mucho más en un
tratamiento estético de un mundo alterno y de un mundo real lleno de posibilidades
ocultas.
Falta
ambiente, falta coherencia, falta ritmo, falta terror, falta curiosidad. Todo
es muy convencional. Lo que gana el espectador es finalmente el deseo de
lanzarse a los libros de King para ver de verdad de que se trata.
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