Muy cercana al fracaso, esta cinta es, se supone,
adaptada de la biografía que hizo de Escobar su amante Virginia Vallejo la
presentadora de televisión. Con sobreactuación de Penélope Cruz y una narración
totalmente aburrida, no aporta ninguna luz sobre la personalidad del hombre que
hizo temblar Colombia a su compás durante varías decenios.
Ficha
IMDb
La cinta empieza por el final,
el viaje de Virginia Vallejo (Penelope Cruz) a Estados Unidos, acompañada del
agente Shepard (Peter Sarsgaard), después de la liquidación del asunto Escobar
por las fuerzas unidas de Colombia y Estados Unidos. La narración es un
larguísimo flashback lineal, acompañado por la voz off de la periodista-amante-biógrafa,
sin ningún efecto de ritmo, de subjetividad, y totalmente carente de emoción.
Adaptada de la novela autobiográfica Loving
Pablo, Hating Escobar, retoma varios episodios conocidos de la vida de Escobar,
empezando por la gigantesca fiesta en la Hacienda Nápoles donde Virginia
Vallejo conoció al jefe del cartel de Medellín.
Se ven escenas con su esposa María
Victoria (Julieth Restrepo), su hijo
Juan Pablo y su hija Manuela, con quienes tiene una real complicidad. En el
aspecto de los negocios del que una serie televisiva colombiana llamó el “padrón
del mal”, en realidad no se explica gran cosa. Ni siquiera se mencionan los
nombres. El espectador que vio la teleserie puede reconocerlos por su aspecto:
el “mexicano”, su hermanito Roberto, su primo y fiel administrador Gustavo, sus
jefes de sicarios en particular Pelado (Fredy Yate) que se quedaría hasta el final
y moriría con él. Se ven las ayudas al pueblo, el episodio político, la vida en
La Catedral, prisión organizada y liderada por su ocupante principal.
Pero muy poco se puede
entender de la organización de los negocios y las relaciones con los otros
carteles, en particular el cartel de Cali, y los grupos de autodefensas. La
organización de la policía, colombiana o gringa tampoco se ve. Unos aspectos de
la “empresa” Escobar, indispensables para el régimen de terror que implementó
son la escuela de sicarios, donde se entrena a los jóvenes a matar desde una motocicleta,
un poco al estilo de los caballeros medievales, y la cantidad de hombres
armados presentes en cualquier lugar donde se quede el patrón.
Muy
poco se dice sobre los asesinatos importantes, de periodistas,como Guillermo Cano Isaza, director de El Espectador, en diciembre 1986, de
políticos como el candidato a la presidencia Luis Carlos Galán en agosto 89. No
se explica porque se organizó el atentado contra el vuelo 203 de Avianca en
noviembre de 89 que mató a la tripulación y todos los pasajeros, con el objetivo,
fallido, de matar al candidato Cesar Gaviria. Tampoco se habla del papel
determinante que jugó en la caída de Escobar el cartel de Cali, con los Pepes “PErseguidos
Por Escobar “que trabajaron en unión con policías colombiana y gringa para
eliminarlo.
Es
una película para hacer brillar dos actores, sobre todo Penélope Cruz, que
suena totalmente irreal, falsa… Aunque hay que reconocer que retrata bastante
bien a las mujeres latinoamericanas de los años 80’s, muy maquilladas,
peinadas, con tacones y toda la parafernalia para enfatizar la sensualidad. No
hay que olvidar que Virginia Vallejo era una figura famosa de la televisión.
Bardem
funciona mejor como Escobar, este hombre de origen muy humilde a quien la
riqueza mal habida le subió a la cabeza. El actor construyo su interpretación con
la idea de un hipopótamo, animal feo pero fuerte, que además le gustaba a Escobar.
Su Escobar es porcino, feo, gordo, casi asqueroso. Habla lentamente,
buscando sus palabras, hesitando, como un hombre casi iletrado, que no está en
su lugar en medio de la Cámara de Diputados, y está acostumbrado a que le
obedezcan sin que tenga que dar muchas explicaciones. De la misma forma, su vestimenta
es la de un hombre de pueblo, casi un campesino rico. Su inmensa fortuna nunca
le dio el gusto para refinar su imagen. De el imana una mezcla de seducción y
de medio, una fuerza contenida que puede explotar en una violencia abominable.
De padre protector, pasa a monstruo sin que uno se de cuenta en qué momento exactamente
se dio el cambio.
Todos
los personajes secundarios se quedan en la sombra de los dos protagonistas, sin
ningún desarrollo. Hasta la madre desaparece, se le ve solo una vez, de lejos,
durante una comida en La Catedral, cuando era una persona sumamente importante para
Escobar, como lo es con cualquier latino americano, y tal vez más, con los que
provienen de un medio humilde. María Victoria la esposa es presentada de una
forma poco verosímil, además de verla muy poco: se ve muy clásica, elegante,
con pequeño collar de perlas. Dada su riqueza y la moda de la época, no parece
corresponder a la realidad. Es más bien un juego anacrónico según los criterios
actuales para oponerla en forma casi maniquea a los excesos de sensualidad de
Virginia Vallejo.
Mucho
se ha comentado ya lo absurdo que resulta escuchar en ingles actores españoles
en una cinta sobre personajes hispanohablantes en un país hispanohablante. Toda
la cinta es en ingles y se pronuncian unas cuantas palabras o expresiones en un
español que no tiene nada que ver con el español hablado popularmente en
Colombia. Cuando los personajes hablan inglés, lo hacen con un falso acento
español. Es una mezcla de absurdos lingüísticos.
Peor,
parece haber un error de perspectiva. Nos ofrecen un resumen de una biografía
omnisciente cuando debería ser solo una visión subjetiva y personal, íntima,
del hombre, tal como lo conoció una persona que tenía una relación bien particular,
y por consecuencia limitada de él. Si se tratara de la biografía, encargada por
Escobar a la famosa periodista Virginia Vallejo, en su fiebre de fama egocéntrica,
debería ser más completa, es decir si el libro de Vallejo es bien documentado,
debería presentar más información. Así que por ningún lado cumple con un
objetivo coherente. Parece que director y guionista quisieron contar demasiado,
pero, como no tuvieron bastante tiempo, cortaron pedazos, sin un criterio bien
claro para escoger lo que eliminaban y lo que conservaban.
Quedan
unas escenas que muestran el poder de este hombre que marcó la historia de una nación,
logrando torcer la política, las leyes, asustar a un pueblo entero, el jefe de
una empresa descomunal que podía mandar a matar, seducir, o bloquear una
autopista para darle espacio de aterrizaje a un avión lleno de droga.
La
cinta no está a la altura del mito Escobar. Pero tampoco revela secretos íntimos
que se esperan de una autobiografía.
Sin
embargo, vale la pena ver a Bardem .
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