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Tercera
parte de una trilogía cuyas dos primeras películas parecen no relacionarse,
esta hace una síntesis de elementos para seguir el camino al asociar los
personajes anteriores, recuperando capacidades excepcionales y debilidades para
construir una historia más o menos coherente.
Ficha IMDb
Los títulos de las tres cintas hacen cada uno
referencia a uno de los personajes: David Dunn es el protegido de Unbreakable (2000), Kevin es el
fragmentado de Split (2017), ahora le
toca a Elijah Price ser Glass, personaje epónimo de la tercera parte del tríptico.
De la misma forma, el primero en aparecer en esta cinta es David, después viene
Kevin, en su personalidad Hedwin, Elijah aparecerá mucho más tarde.
La acción empieza unas tres semanas después de acabar
los sucesos de Split: cuatro animadoras
han desaparecido. David Dunn (Bruce Willis), ayudado por su hijo Joseph (Spencer
Treat Clarke), hace su propia investigación. Con sus talentos de percepción y
su fuerza y resistencia a prueba de todo, desempeña cada noche una labor de
protección en las calles. Pero al ser un tipo de “justiciero” está también
buscado por la policía. Su capucha angustia a la gente bien. Hedwig (James MacAvoy)
personalidad infantil de Kevin Wendell Crumb cuida a las cuatro víctimas y las
prepara para la próxima visita de la Bestia, otra personalidad de Kevin, dotada
de una fuerza y de una violencia fuera de control.
Cuando Dunn encuentra a Hedwin, llega a liberar a las
chicas, se enfrenta a la Bestia, pero los dos acaban detenidos y transferidos al
hospital psiquiátrico Raven Hill donde vive desde años Elijah Price (Samuel L. Jackson),
en una silla de ruedas dentro de una celda acolchada que lo protege de cualquier
golpe que podría acabar con su frágil persona, afligida del síndrome de los huesos
de vidrio, y bajo una buena dosis de sedantes para proteger al mundo de sus
malas intenciones.
Todos están ahora reunidos para el estudio de la
doctora Ellie Staple (Sarah Paulson). especializada
en el delirio de grandeza de los que se creen superhéroes. Cada uno de los tres
protagonistas tiene su propio fan: David Dunn tiene a su hijo Joseph; Hedwig, o
tal vez Kevin, tiene a Casey Cook (Anya Taylor-Joy) quien logró escapar de la Bestia
en la cinta anterior; Elijah tiene a su mamá la señora Price (Charlayne Woodard),
que se siente tal vez un poco culpable de haber traído al mundo a este genio
malvado.
La Horda que habita a Kevin: Dennis el violento, Patricia, la señora
correcta y educada, Mr Pritchard el profesor, todos intervienen de una forma u otra
en la historia, Jade y Orwell en videos, los gemelos Ian y Mary hacen una breve
aparición para ayudar a Glass.Todos están ahí para fortalecer la oposición a
los intentos de la doctora para someter a nuestros superhéroes.
No se distingue muy bien hacia donde quiere ir la historia,
quien es el bueno de la historia: ¿David Dunn?
¿La doctora? ¿Kevin?
Poco a poco, pero en realidad demasiado lentamente,
se llega a la conclusión de que Glass es la mente maestra responsable de todo:
de la soledad y sentimiento de culpabilidad de David quien fue el único
sobreviviente del tren descarrilado; de la muerte del padre de Kevin lo que lo
dejó a manos de una madre abusiva y lo llevó a protegerse en trastorno de
personalidades múltiples, incluyendo la Bestia. Solamente en el tercer tercio
se hace realmente presente Glass, en su personalidad de maldad y de maestro del
juego. La cinta da demasiado la impresión de que Shamalayan quería sostener una
espera, un suspenso, o que no tenia nada que contar, mantuvo una línea plana,
pico interesante hasta hacerlo aparecer, ya que él tiene las respuestas.
Las escenas en el asilo se alargan, y no logran
establecer claramente para qué sirven. Tal vez la respuesta este en una
denuncia de los métodos utilizados en las instituciones que la gente “normal”
ha construido para controlar a los “diferentes”. Aquí se trata de gente dotada de
poderes supranormales. Pero la denuncia se inscribe en una larga trayectoria
que pasa La tête contre les murs (Franju
- 1959) o One Flew Over the Cuckoo’s Nest (Milos Forman – 1975). La violencia
de este mundo que pretende curar se hace muy visible en la sofisticación de los
dispositivos en los cuartos de nuestros superhéroes: para David Dunn, un
enjambre de tuberías soltará impresionantes cantidades de agua para ahogarlo si
trata de huir, siendo su talón de Aquiles el miedo al agua. Para la Horda de
Kevin, se trata de flashs luminosos que se encienden cada vez que una
personalidad se muestra agresiva
Si bien la cinta tiene una muy buena secuencia de
peleas al final, si bien hay un intento de complicación en el desarrollo con el
plan malvado de evasión de Glass, falta algo para que cuaje realmente la
historia.
Lo más interesante es la forma: uso de colores, de
encuadres, simetrías, vistas centrales. Estética fría y anxiogena, música enfocada
a mantener la angustia. Unbreakable
era una cinta de acción, Split una
cinta psicológica apasionante. Glass no
sabe muy bien cómo definirse. El espectador busca hacia que satisfacción se está
encaminando y trata de sentirse satisfecho con el homenaje final: los tres
protagonistas siempre vivirán, como lo hacen los superhéroes, al ser difundido
el video por las redes sociales. La fuerza indestructible de la primera cinta,
las múltiples personalidades de la segunda y la maldad súper inteligente de la
tercera quedarán para siempre en las memorias
Como en Split,
James McAvoy asombra por su capacidad de cambio, pasa de una personalidad a
otra con un arte fascinante. Uno se queda casi frustrado de no verlo más. Si
Bruce Willis hace honestamente su trabajo sin más, es cierto que es Samuel L.
Jackson, quien lleva ahora el mando maquiavélico de la situación., y el protagonismo
actoral. Sarah Paulson no ayuda mucho a su personaje de doctora, quien parece
sobrar con sus explicaciones tipo psicológicas. El final trata darle una
transcendencia y relaciones externas con algo que rebasaría a la simple historia
de estos tres que son o se creen superhéroes, como una conspiración universal para
deshacerse de esas creaturas extrañas que molestan al mundo normal, tipo X-Men u
otros héroes de Comics.
Al final de cuentas, Glass no acaba de dar satisfacción ni en cuanto a narración, ni en
cuanto a actuaciones.
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