Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Tuesday, July 16, 2019

Kilian Jornet: Path to Everest ( Sébastian Montaz-Rosset, Josep Serra,2018 ) – 8.5/10


Proezas que hacen soñar. Un chico medio loco, testarudo, dotado de capacidades físicas y mentales extraordinarias. El documental presenta algunas razones y etapas de sus logros, hasta la conquista de esta cima legendaria.

Ficha IMDb

Desde el principio la cinta pone al espectador en una situación vertiginosa: colgado en una roca, viendo hacia sus pies, hacia los lados, hacia arriba. En resumen, hasta el vacío. ¿Quién puede soportar tal horror? Ningún ser normal. Hay que ser medio loco para gustar de estas cosas.

La cinta se centra en un episodio en la vida de Kilian Jornet, un joven dotado de un físico y una mente fuera de lo común. Y que ha realizado ya hazañas muy particulares. Con el acompañamiento permanente del reloj y del patrocinador. El documental presenta entrevistas de personajes importantes en su vida y sus realizaciones, así como filmaciones hechas por él o su fotógrafo.

Kilian Jornet es un catalán nacido en 1987.Como lo señala su madre, siempre fue un niño activo, casi agitado, lo que entonces les pareció normal a los padres, hasta que tuvieron una niña mucho mas tranquila. A los tres años, ya subía su primera montaña de 3000 metros. En invierno iba a la escuela con su hermana en esqui de fondo. A partir de la adolescencia, Kilian participó en todo tipo de competencias, sobre todo de trail en las montañas cercanas.  Los veinte años, empieza a acumular las medallas: Copa del Mundo individual de Esqui-alpinismo, campeón del mundo de trails en montaña, subida al Coll Blanc en Andorra, …Y siempre llegaba primero. hasta que sintió que ya no tenía posibilidad de progresar, nada nuevo que conquistar. Todo era demasiado fácil para él, y por lo tanto se aburrió. Fue cuando encontró las cimas. Una extraordinaria capacidad de recuperación le permite por ejemplo efectuar el Tahoe Trail en Estados Unidos, de 265 km en montaña, en 38 horas con 22 minuto, con una sola hora de descanso.

Escribió cuando era niño una lista de todas las carreras que le gustaría ganar y todas las montañas que soñaba escalar. Con la perspectiva de Summit, se dedicó a entrenarse en los Alpes, y a escalar “a la alpina”, es decir sin ser encordado. Summit of my Life es un proyecto que va de 2012 a 2016, pasando por el Mont Blanc (4827 metros), el Elbrouz (5642 metros en el Cáucaso) , el Aconcagua (el Coloso de America, 6962 metros en Argentina) , el Denali ( 6190 metros en Alaska), el Kilimandjaro (5891metros en Tanzania), el Matterhorn (4478 metros en los Alpes)y culmina en el Everest ( 8848 metros en Nepal) en 2017.

El 20 de mayo e 2017, Jornet llega a la cima del Everest, solo, en 26 horas, solamente con su reloj. Es de noche cuando alcanza el punto extremo así que no hay fotos ni de él ni de un acompañante. Ida y vuelta se hacen en 38 horas. Pocos días después, lo vuelve a hacer, igualmente sin oxigeno, sin cuerdas, sin sherpa. Y llega en 17 horas.

Es la meta final, por el momento, de Jornet, y del documental, que no va explicando paso a paso cómo se puede llegar a cumplir con este objetivo, este sueño. Las entrevistas van de su madre, su novia, sus compañeros, su fotógrafo, pasando por otros alpinistas experimentados. La cinta incluye explicaciones históricas, con imágenes de archivo sobre las distintas cimas, y un resumen en animación de los primeros ascensos al Techo del Mundo, con nuevas rutas, son o sin cuerdas, con o sin oxígenos, con o sin sherpa.

Queda claro, al ver la cinta, que las montañas pueden fascinar, atraer hasta tomar posesión de uno. Que son un lugar mágico, de una belleza inconmensurable, un desafío inhumano. Los entrevistados, particularmente la madre y Jornet mismo ponen en claro que tiene desde muy joven tendencias autodestructivas y que la incomprensión que siente de parte de los demás, los “normales” lo lleva a momentos de depresión.

Para sobrevivir, necesita hacer cada vez más, ir más alto, llegar más rápido. Su propia insatisfacción se lo exige. De ahí la necesitad de estar pegado al cronometro, para medirse todo el tiempo. Esta insatisfacción encuentra un eco que se puede considerar poco sano en la presión de los medios, ávidos de records, y la omnipresencia de patrocinador, Salomon, visible en cada momento de la vida del alpinista.

Afortunadamente, la presencia de su compañera de vida, Emelie Forsberg, atleta sueca de skyrunning, pero aparentemente menos obsesionada que él, y de una hija recién nacida (todavía no en el momento del documental) lo jala un poco a la tierra de los humanos.

Al final de la cinta, uno se queda con sentimientos mezclados: admiración sin limites, algo de celos frente a tantas capacidades y la oportunidad de contemplar tales bellezas naturales. Este chico es fascinante, admirable: es sencillo, natural, se expresa con mucha claridad y con humor; además de escalar, habla castellano, catalán, francés, ingles, y seguramente noruego ya que vive en Romsdal.

Pero queda algo de angustia: este chico tiene un vacío de insatisfacción.  ¿Hasta donde irá para tratar de llenarlo? ¿Hasta donde se pondrá en peligro? Ser “ultraterrestre” no presagia una vida harmoniosa entre el común de los mortales.

De paso, la cinta nos recuerda que el Everest no es un lugar para turistear, como parecen creerlo muchos últimamente, tal vez porque las paredes de escalada son la nueva actividad escolar y de fin de semana. Hay que dejar eso a los que se entrenan, se preparan, adaptan su organismo y tienen alguna locura en el cerebro y en el cuerpo.

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