Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Friday, February 26, 2021

Black Narcissus (Michael Powell y Emeric Pressburger, 1947) - 9/10



De drama a película de terror, la historia de cinco monjas inglesas lanzadas al Himalaya resume la historia de la confrontación fracasada de Inglaterra con la India. Con unas imágenes simbólicas y una música que trascienden el drama costumbrista.

Ficha IMDb

Del convento central en Calcuta se decide mandar a cinco monjas al palacio de Mopu en las alturas del Himalaya, más allá de Darjeeling. Tendrán que instalar un convento, Santa Fe, un dispensario y una escuela en lo que fue el harem del general Toda Rai (Esmond Knight). La madre superior de Calcuta, Madre Dorothée ( Nancy Roberts) escoge con cuidado: Hermana Clodagh (Deborah Kerr) será la superior, Hermana Briony ( Judith Furse) con su solido sentido practico, será encargada de la cocina, y de la atención a los enfermos en el dispensario, Hermana Philippa (Flora Robson) se encargará de la huerta, Hermana Melany , “Miel” ( Jenny Laird) facilitará las relaciones con la población gracias a su carácter amable y lúdico, que hace de ella la perfecta institutriz para los pequeños. Hermana Ruth ( Kathleen Byrons) podría ser problemática debido a la enfermedad de la cual no logra curarse, aunque no se diga de que tipo de enfermedad sufre. 

Una carta de un tal Mister Dean (David Farrar) explica las condiciones geográficas y humanas del lugar ahora vacío y cuidado por una extraña vieja, media loca, Angu Ayah (May Hallatt) que baila sola de una cuarto al otro. como atendiendo las mujeres de placer que ya no están.  No lejos de ahí vive un ermitaño,  eternamente inmóvil frente a la cima llamada Monte de la Diosa desnuda, vive de meditación y de las ofrendas de los habitantes. Dean está convencido de que las religiosas no aguantarán más allá de las próximas lluvias, y abandonarán el lugar como lo hicieron antes unos monjes mandados con la misma misión.

Las monjas tratan de instalarse en este inmenso palacio, amueblado con lujo y decorado con frescos eróticos, las puertas y las ventanas están destruidas, el viento sopla todo el día y toda la noche, a 2400 metros de altitud, produciendo heladas corrientes de aire. El agua es tan pura que les provoca enfermedades de la piel. El palacio está al borde de un precipicio vertiginoso, símbolo de la extrañeza de estas mujeres en un mundo del cual no conocen ni las costumbres ni las creencias, ni siquiera el idioma. Su interprete es un niño, Joseph Anthony ( Eddie Whaley Jr), cuya pequeñez en edad y en tamaño es otra señal de la debilidad de estas pobres mujeres abandonadas. Dean trata de explicar a Sor Clodagh lo que pueden hacer o no, en conformidad con las costumbres locales, pero para ellas es difícil de aceptar a la huérfana Kanchi (Jean Simmons), hermosa joven voluptuosa e indisciplinada y de darle clase al hijo del general (Sabu), suerte de invasor adulto y masculino en un pequeño mundo que debería ser exclusivamente femenino e infantil. Sus joyas, sus preguntas y sus pañuelos perfumados con el voluptuoso Narciso Negro de Caron, en su intento de disimilar su olor corporal, molestan física, mental y moralmente a las hermanas. Los pesados hábitos blancos y las cornetas rígidas se agitan como si quisieran convertirse en ligeras sedas de colores negros cabellos lustrosos y brazaletes envolventes. 

Todos sus sentidos se ven agredidos y su fortaleza personal y religiosa se ve amenazada: la hermana Philippa se pierde en la visión del horizonte demasiado lejano y siembra flores en lugar de las verduras necesarias a la cocina;  Hermana Clodagh se deja llevar durante las oraciones a recordar su juventud y sus esperanzas de amor y matrimonio con Con ( Shaun Noble); al no obedecer los consejos de Dean en sus cuidados a un niño enfermo, Philippa y Miel ponen en peligro a toda la comunidad. Bajo la tensión creada por el miedo, Ruth cede a sus deseos eróticos, a sus celos y se lanza a una persecución casi diabólica, que acaba en una tentativa de asesinato de la hermana superior que le hace frente. 

Y, como lo anticipó Dean, las religiosas tendrán que abandonar el lugar antes de las lluvias, tal y como los hicieron los monjes antes. La idiosincrasia india venció a las voluntades organizadores, educativas y disciplinadoras inglesas.

Desde su llegada, las religiosas viven en una suerte de vértigo, materializado por la vista repetida de la campana de la misión, colgada al borde del precipicio que obliga la hermana que la toca a asomarse hacia abajo: la visión en picada aspira al espectador, provocando un terror sin fin. Uno se sorprende a temer por las hermanas, pensando que en cualquier momento pueden resbalarse y caer sin posibilidad de sobrevivir. La caída sería mortal físicamente, pero la caída en las pulsiones, en la perdida de la fe puede es igualmente amenazadora. La campana es el anuncio y el recuerdo omnipresente que la represión religiosa puede llevar a la demencia, al crimen y a la muerte.

Hablando de símbolos, el narciso del titulo y del perfume es una flor blanca, como el habito de las religiosas, un narciso negro parece antinatural, demoniaco. Y realmente es la antítesis de la blancura, virginal, transparente porque es sensual, cargado de voluptuosidad con su mezcla del naranjo con el sándalo, El perfume creado en 1911 se volvió mítico gracias a Gloria Swanson en Sunset Boulevard (Billy Wilder - 1950), sedujo por su mezcla de contrarios : pureza de la flor de naranjo, flor de las novias, y tenebrosidad perturbadora del sándalo oriental. Además, quien lo lleva en la cinta es un hombre joven, un príncipe cargado de sedas y joyas.  

Este hombre, sensual para el olfato, se complementa con Míster Dean que atrae brutalmente por la vista : movimientos bruscos, piernas desnudas, conformemente al traje del colono europeo en Asia o África, preocupado más por su comodidad que por el malestar que podría provocar en los habitantes. 

Una lucha sorda, muda se instaura desde el principio : la campana marca las actividades de la vida religiosa y trata de imponer su ritmo mientras los tambores salvajes y repetitivos no dejan dormir. La lucha de sonidos se sobrepone a la lucha de lenguajes. El pequeño interprete traduce las palabras que las monjas tratan de enseñar : nombres de flores, nombres de armas, que no tienen nada que ver con las necesidades o intereses de los niños. Entre las flores, una merece mas atención : el no me olvides, tímida flor azul, que simboliza el pasado y la verdad profunda de cada una. Al querer olvidar lo que uno es, se juega con el equilibrio mental. Al querer olvidar el verdadero carácter de un pueblo, el colonizador se expone al rechazo y al fracaso.

El lugar es un ruedo de combate : harem y convento son lugares de encierro femenino. Pero, sobre todo, el castillo en las alturas es un lugar común de la literatura gótica : habitado por el viento y los fantasmas, defiende su aislamiento y reara vez se deja dominar por los nuevos ocupantes. Su entrada es protegida por la campana. Esta, con la altura de su cuerda, lleva al cielo del ideal, pero esta peligrosamente cerca del abismo de las pasiones. Ahí mismo se enfrentarán las dos religiosas, dos versiones del mismo deseo, la que domina sus pulsiones y la que se deja caer. Clodagh lucha por su vida, pero al defenderse frente a Ruth, se defiende frente a una versión de sí misma , a unas tentaciones que acabarían con su personalidad de religiosa.  Ruth se le dijo claramente: son las dos caras de un mismo deseo : una decidió dejarse llevar, la otra actúa negando la existencia del deseo. Las sombras invadieron la pantalla desde el afrontamiento, mezclándose con el rojo del vestido, del lápiz labial, de la línea de maquillaje bajo los ojos, negros y rojos ,colores del infierno. Y Clodagh no tenía mucha probabilidad de salvarse : ¿ceder a la tentación sexual? ¿salvar su vida provocando la muerte de Ruth? De todas formas, acaba condenada. 

La música acompaña fielmente, fue tocada en el lugar del rodaje y la dirección de actores siguió con precisión el ritmo de la partitura. Cuando la tensión llega al paroxismo intervienen unos coros sombríos. El cine se vuelve opera. 

Martin Scorcese, entre otros tantos, considera esta cinta como la mas hermosa película en tecnicolor, donde el artificio llevado al máximo alcanza al arte. La fotografía de Cardiff, basada sobre el estudio de los maestros holandeses como Rembrandt y Vermeer y su uso de la luz. En las primeras escenas, una transparencia digna de Vermeer simboliza la firme y inocente certitud de las monjas de que van a poder cumplir con su misión, poco a poco llegan colores impresionistas y sensuales, que reemplazan claroscuros dignos de Rembrandt : la luz de la vocación es amenazada por la oscuridad de la tentación. La locura sensual de Ruth se expresa a través de los colores violentos del expresionismo : el rojo invade la imagen , rojo para subrayar sus ojos, rojos del lápiz labial, rojo de los zapatos de tacón y del vestido que se vuelve negro de tanta intensidad. La piel blanca de Clodagh, señal de su autocontrol se opone a lo obscuro de la cara de Ruth, poseída por la pasión. 

De la misma forma, Nina, bailarina interprete del cisne en Black Swan (Darren Aronofsky - 2010 ) cambia de color en una película de posesión . Cisne blanco y cisne negro, habito inmaculado y vestido rojo, en el duelo final, alguien tiene que morir. 

Completamente rodado en estudios, sin nunca pisar tierra india, la cinta usa del recurso del vidriero pintado de Alfred Junge para reconstituir los paisajes vertiginosos del Himalaya, permitiendo al director controlar perfectamente la luz. 

Narciso Negro es una de estas cintas, hoy casi olvidadas, que son en realidad obras creadas con un cuidado perfecto en todos los detalles, para alcanzar una harmonía en sus intensiones, significados y forma que impresionan hasta al espectador actual, acostumbrado a grandes efectos que, muchas veces, transmiten mucho menos.


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