Una vez más, Ozon se lanza a explorar las complicaciones de las relaciones humanas, los comportamientos escondidos y que la sociedad no acepta fácilmente. Perversiones, dirán algunos; búsqueda de felicidad, dirán otros. En esta drama-comedia, adaptación de la novela The New Girlfriend de Ruth Rendell, dos actores remarcables.
Todo empieza por el sepelio de Laura (Isild Le Besco), mejor amiga de Claire (Anaïs Dumoustier) ; la intervención de esta última durante la misa, al lado del féretro blanco, constituye un flash back que cuenta la niñez, la adolescencia y juventud de los dos, siempre con Laura en primer plano. Ellas conocen a sus futuros esposos, se casan, Claire es madrina de la hija de Laura y David (Romain Duris). Laura se enferma y fallece muy joven. No se explica claramente de que murió Laura, se la ve en silla de ruedas y después en el hospital, muy débil. ¿Cáncer? Nunca más se volverá sobre el tema de quién fue Laura.
Antes de la muerte, Claire le prometió a Laura cuidar a su esposo y su hija. Es lo que piensa hacer al entrar una mañana a la casa de David. Como en los cuentos, hay puertas que no se deben abrir porque esconden un terrible secreto.
Con el pretexto de dar a su bebe la sensación de la presencia maternal, David ha empezado a ponerse ropa de su esposa. Pero en realidad, solo vuelve a una costumbre que tenía antes de casarse: le gusta vestirse y comportarse como mujer. El tema del hombre que se disfraza con las ropas de su mujer fallecida aparece en la cinta alemana
Cerezos en flor (Doris Dörrier - 2008), como una búsqueda de comunión con el ser amado desaparecido. Aquí eso es el punto de partida para una búsqueda de identidad. David seguirá hasta el final las etapas de esta búsqueda, transformándose poco a poco, ayudado por Claire quien se transforma también, acepta los cambios del otro y sus propios cambios hasta construir una relación fuera de los caminos usuales. Claire es la que le da identidad a la nueva mujer al darle un nombre: Virginia y le da la posibilidad de nacer.
Se puede ver la relación que se teje entre Anais y Virginia como, en un primer tiempo, una amistad amorosa entre mujeres, donde tal vez Victoria es el reemplazo de Laura. Victoria-David ejerce una clara fascinación, como lo hacía Laura. Se nota en la mirada de Claire quien está maravillada por la libertad, el valor de David, por el trabajo de transformación, pero también por la belleza de esta nueva mujer. La velada en el antro es reveladora con la interpretación de Femme por un travesti hermosa, perfecta, mucho más sensual y seductora que muchas mujeres. Pero quien está encontrando su sensualidad es también Claire. Sus ojos centellan de felicidad, está entrando a un mundo nuevo y maravilloso. La puerta que primero reveló algo horrible, espantoso, llevó a algo nuevo y fascinante porque ella aceptó dejarse llevar. Si Claire es un apoyo y un facilitador para la transformación de David, Victoria es un revelador para la transformación de Claire.
Romain Duris, que hasta ahora se había limitado muy cómodamente a papeles de niño bonito, de joven seductor ligeramente inmaduro (
Casse-tête chinois,
Populaire) toma aquí muchos riegos, y los asume completamente. La interpretación de Duris y Dumustier es perfecta, así como la dirección de Ozon. En ningún momento se notan bromas pesadas, ironía desplazada, desprecio o burla. Ningún exceso. Ningún ridículo. Estamos muy lejos de cintas estilo
La Jaula de las locas (Molinaro -1978). Las primeras escenas de revelación de David como mujer usan mucho de planes muy cercanos y uno entiende la elección de Duris para el papel. Tiene rasgos de los grandes bailarines, como Rudolf Nureyev o Jorge Donn, la hermosura al mismo tiempo que fuerza, de estas caras hechas para el maquillaje y la transformación artística.
La evolución de Claire es lógica: primero conmocionada, enfurecida, divertida, pasa a ser conciliadora, divertida y un poco asustada. Decide finalmente mentir a su esposo para darle gusto a su nueva amiga. El viaje a la casa de los padres de Laura, lugar de la niñez, es simbólico. Es una peregrinación, un reencuentro y una celebración de Laura. Es una resurrección de Laura y de la amistad con ella: paseos en los mismos lugares, mismo gesto de peinarla, mismo columpio. Ahí tiene lugar la escena culminante. Cada una se encuentra a sí misma.
En su amistad con Laura, Claire se quedaba en la sombra, la dejaba tomar la delantera en todas las etapas de la evolución femenina. Repite la misma dinámica con David-Virginia. El hecho de que nombre a la versión femenina de David, como el hotel que ve en frente de su oficina, nos habla de una insatisfacción en su vida rutinaria.
Claire empieza poco a poco a vestirse de una forma muy estricta, casi masculina. Evoluciona hacia una cierta androginia, lo que permitirá a su nueva sexualidad, oculta y reprimida, emergir y afirmarse. La elección de Anaïs Dumoustier es perfecta: muy pequeña, delgada, tiene un cuerpo casi de niño. En varias escenas, ella examina sus senos en el espejo, los mide con las manos. En otras, se perciben bajo la playera o la blusa. Su cuerpo no tiene las características esperadas, impuestas por la perfección de la publicidad y los medios de comunicación. En cambio, Virginia se apega a estos cánones, usa todos los artificios de ropa interior y maquillaje para imitar el modelo. En eso, la intérprete de Femme ya alcanzó la perfección, a base de trabajo sobre su propio cuerpo.
El tema del maquillaje es fundamental en la cinta. De hecho, es el primer tema que aparece con el maquillaje mortuorio de Laura, sin que sepamos en ese momento quien lo lleva a cabo. Después, en un momento clave de la evolución, el montaje paralelo de las dos maquilándose para la cena, establece claramente que el cambio es de los dos personajes, que Claire no es solo cómplice de su nueva amiga, que ella está haciendo un trabajo sobre sí misma. Pero Ozon tiene la genialidad de interrumpir esta metamorfosis con la solicitud de ayuda de David a Claire: depilarle la espalda. Detalle prosaico, recuerdo de la realidad, ruptura del encanto y del ritmo del cuento de hadas.
La transformación de David de padre en madre servirá también de revelación para Gilles (Raphaël Personnaz) quien se vuelve tierno y protector con el bebe de su amigo.
Hay que notar la fascinación de Ozon por las casas al estilo gringo. Las dos hermosas mansiones en un barrio rico en medio de los árboles, son más de la costa este de Estados Unidos que de un suburbio, aún rico, de Francia. Y de hecho, las escenas se filmaron en Canadá, conforme a una voluntad del director de construir una historia universal. Esta hermosa casa en medio de los arboles nos recuerda
Dans la maison (2012), donde Fabrice Luchini, maestro de secundaria, se dejaba llevar por un alumno a la observación voyerista y enfermiza de una familia acomodada.
El final es ambiguo: Virginia y Claire van por Julie, ahora de siete años, a la escuela. Anais está embarazada. ¿De quién? ¿De su esposo? Pero parece tan cercana a Virginia. Y se van las tres como una familia. Entonces, ¿logró aceptar el cuerpo masculino de su amante? ¿Empezó a vivir con ella después de embarazarse? En todo caso forman aparentemente un matrimonio homosexual unido y feliz.
Finalmente que importa el cuerpo biológico si uno se siente en un cuerpo de otro sexo y si el compañero (la compañera) ve y siente este sexo “mental” y erótico del otro.
Una nueva amiga es, más allá de lo llamativo, una cinta sobre la aceptación del otro, la aceptación de sí. La aceptación de la necesidad de transformarse físicamente para adaptar el exterior al sentimiento y la sensación interna. Que lo biológico no lo es todo, que cada uno es responsable de la construcción de su propia identidad.