Otra cinta para hacernos entender una de las peores crisis financieras estadounidenses, que tuvieron consecuencias en el mundo entero, pero sobre todo quitaron sus casas a miles de ciudadanos honestos. Una forma de enseñarnos que, a pesar de todos nuestros esfuerzos para mejorar nuestro nivel de vida, estamos a la merced de fuerzas de codicia que nos rebasan por completo. Da gusto entender (a medias) que pasó, pero no consuela.
Ficha IMDb
Cuando de repente se desplomó el mercado hipotecario en Estados Unidos, y miles de personas perdieron sus casas porque ya no podían rembolsar los préstamos, el mundo se sorprendió. Cuando el gobierno decidió ayudar a los bancos, la sorpresa pasó a la incredulidad. Quince años después salen películas que muestran este mundo sin piedad, lejos de las realidades comunes, que funciona sobre dinero virtual.
Años antes de la crisis, algunos la vieron llegar. La cinta cuenta la historia de estos genios financieros, que sin embargo no tenían almas de ángeles. Buscaron, antes que todo, sacarle provecho a las circunstancias.
Adaptada de un libro, de no ficción, de Michael Lewis, cuenta la historia de Michael Burry (Christian Bale) , jefe de un fondo de capital, peleado con todos , y Mark Baum ( Steve Carell), jefe de un fondo de riesgo. Además, dos jóvenes inversionistas, Charlie Geller( John Magaro) y Jamie Shipley ( Finn Wittrock) le piden al banquero Ben Rickert (Brad Pitt) su ayuda para ingresar a Wall Street . A la historia se une Jared Bennett (Ryan Gosling,), con agresividad en contra de todos. Son cuatro historias paralelas .Algunas con complicaciones financieras un poco difíciles de captar para una mente poco acostumbrada a las denominaciones, siglas en inglés, y relaciones entre los diferentes “productos” financieros, hipotecas de alto riesgo "subprime” o “CDO’s sintéticos”. Otras presentan argumentos muy claros y cerca de nosotros. A quien vende un crédito, en un banco o para comprar una casa o un coche, poco le importa la solvencia del cliente. Lo que le importa es que se abra el crédito y llevarse su comisión.
Christian Bale interpreta con cierta distancia a Burry, genio asocial, con ojo de vidrio, tipo Steve Jobs, trabajando descalzo, totalmente en desacuerdo con los estándares de los tipos elegantes de las finanzas.
Ninguno de los personajes esta profundizado en sus aspectos personales, lo que impide la simpatía del espectador. Y eso es bueno, porque ninguno se merece la simpatía de nadie, y porque el objetivo es entender un proceso financiero, no humano. Ninguno trató de avisar del peligro, todos quisieron ganar alguno, sobre la espalda de quien sea. Sin ninguna ética.
Lo brillante de la cinta, además de su coherencia documental, es su tono divertido. Usa de diversiones para hacer más claras las explicaciones, inclusive la moraleja del asunto. Explica en la voz off de Ryan Gosling, Hay rompimiento de la cuarta pared, al dirigirse al espectador. También intervienen celebridades en situaciones a veces extrañas para explicar conceptos de forma asimilable para mentes sencillas, en paréntesis cómicos o satíricos. El director es ex escritor de Saturday Night Live, lo que se percibe en comentarios o diálogos mordaces, cínicos. Al final domina la indignación ante la falta de castigo que hubo hacia los culpables de la crisis y las medidas cuestionables que la administración de Obama tomó al respecto.
Algunos momentos hacen pensar en The Wolf of Wall Street (Scorcese, 2013). Pero está muy lejos de la fuerza de esta última, por la locura del personaje y la interpretación habitada de DiCaprio. También recuerda a Margin Call (J.C. Chandor, 2011), quien seguía una línea de narración mucho más sencilla y accesible.
Seguramente más disfrutable para los economistas y financieros, The Big Short es sin embargo un buen intento para hacernos entender algo sobre lo absurdo del mundo en el cual vivimos.
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