Basada indirectamente en un caso real, por el intermedio de la novela de Emma Donoghue, la cinta relata el encierro forzado de una madre con su hijo, el escape y la readaptación al mundo exterior. A la claustrofóbico de la primera parte, sucede, después de un tiempo de suspenso, otro tipo de angustia. Los dos intérpretes consiguen una compenetración excepcional.
Ficha IMDb
El día empieza con los saludos de Jack (Jacob Tremblay) a todos los elementos del cuarto. Pasa del uno al otro nombrándolo como si fueran personas: lavabo, lámpara, televisor, cuarto. La cámara acompaña su mirada, y nos enseña el espacio limitado en el que vive con su mama, Ma (Brie Larson ) . Es un día especial: Jack cumple cinco años y su mama decide hace un pastel de cumpleaños. A lo largo del día se dan a conocer en forma natural lo que es su rutina diaria desde hace cinco años, desde el nacimiento del pequeño, porque, como cuenta él en voz off, los dos años anteriores, Ma vivía como zombi.
En la noche, después de hacer ejercicio, jugar, comer, leer, Jack se tiene que encerrarse en un closet, desde el cual ve, a través de las puertas en persianas, la visita de Old Nick (Sean Bridgers) , el secuestrador. Y así siguen los días. Ma ha construido para su hijo un universo donde lo único real es lo que existe en el cuarto. Para que el pequeño no sienta frustración, le ha dicho que el mundo que puede ver en la televisión es falso, inventado, que no hay nada más allá de las cuatro paredes, el tragaluz y la puerta que se abre con combinación. Jack es ágil, listo, sabe leer, conoce historia, tiene un perro imaginario, Lucky. Está muy bien educado, debe cumplir con ciertas obligaciones. Su madre ha logrado no pasarle su angustia, su sufrimiento, y lo ha hecho un niño feliz.
Cuando, una noche de visita, Jack, asustado sale de su rincón y se topa, violentamente, con Old Nick, el equilibrio, por cierto precario, se rompe. Ma realiza que tiene que actuar para mantener a su hijo lejos de la presencia del abominable hombre que, sin embargo, es su padre. Organiza un plan en el cual el niño tendrá que actuar solo, lejos de ella, en un escape inspirado del de Edmond Dantes, héroe del cual Ma ha contado al niño, además de que su papel de única fuente de conocimiento es el mismo que el Abbé Faria en la novela de Dumas.
Después de unos minutos angustiantes, en los cuales el niño vuelve a la vida en el espacio exterior, los dos despiertan en un cuarto de hospital. Para ambos, las sensaciones de vértigo producidas por las alturas, el espacio, la luz, son difíciles de soportar. Pero, si el niño ve su nueva vida como fuente de experiencias: los abuelos sí existen, los perros, los libros, otro tipo de comida, para su madre se trata de volver a la vida de antes.
Ma vuelve a ser Joy, a ser la hija de sus padres. Tiene que encontrar un lugar en la dinámica familiar, con todo lo que le ha pasado durante siete años de ausencia. El mundo real reacciona al regreso, y no siempre de forma amable. El padre (William H. Macy) no puede soportar la presencia de su nieto, ve en él solamente el fruto de la violación. En cambio, la madre (Joan Allen ) y su nuevo esposo ( Matt Gordon) saben darle tiempo al tiempo, y construir un nuevo nido protector para el niño, al mismo tiempo que le ofrecen la apertura hacia un nuevo espacio y nuevas actividades.
La sociedad, concentrada en una persona; una periodista televisiva (Wendy Crewson) actúa con morbo. Una entrevista, que permitirá recaudar algún dinero, pone en evidencia las decisiones de Ma de seguir protegiendo a su hijo: nunca conocerá a su padre biológico, nunca llevará su nombre. Jack tiene un solo progenitor, ella. Las veladas acusaciones de la periodista llevan a Ma a la depresión. Las sesiones de psicoterapia, que funcionan muy bien para Jack, prueba de que su madre hizo un estupendo trabajo de crianza, no funcionan tan bien para la madre, entre culpabilizada, enojada por los años perdidos, por la incomprensión que siente , o cree sentir en los demás, empezando por su propia madre. Una noche, Jack encuentra a Joy en un charco de sangre. Mientras ella se recuperará lentamente en una clínica, el niño seguirá su camino hacia la adaptación al mundo real, guiado con mano firme y tierna por sus abuelos: podrá decidir que le corten el pelo, que su madre le había dejado, diciéndole que ahí residía su fuerza, como la de Sansón. También podrá establecer lazos con un verdadero perro, de carne y hueso, y tener un amigo de su edad.
Cuando Ma sale del hospital, Jack está listo para volver a “Cuarto”. Guiados por la mujer policía que fue su primer contacto en la vida real, visitan el espacio que había sido todo el universo para él durante cinco años, Y Jack se asombra de lo reducido, comparado con el mundo real que ahora conoce. Se despide de cada mueble del cuarto, y le pide a su mama hacer lo mismo. El circulo está cerrado, la vida, real, puede seguir.
El gran logro de la cinta es de presentar todo desde el punto de vista del niño. Su voz off acompaña en ciertos momentos, pero sobre todo se ve todo a través de su mirada. Así, se conoce el closet en el cual duerme por lo que se ve desde ahí, a través de las puertas. Solo al día siguiente se verá en que consiste este lugar. Old Nick también es visto en trozos, los trozos que el pequeño puede distinguir, mientras oye perfectamente los diálogos con su madre.
Las interpretaciones de Brie Larson y Jason Tremblay hacen tangible la fuerza de cada uno de los personajes, así como del lazo entre ellos. La fuerza del amor maternal, en una joven de 19 años, sola, abandonada, aislada, le da la sabiduría, la madurez, la experiencia que tendría un núcleo familiar completo. Pone al lado su propia frustración, su propia angustia, su desesperación para transmitir al niño confianza, seguridad en sí mismo. Y lo transforma en este pequeño Sansón, que podrá enfrentar el peligro, con miedo, pero contando con la voz interna que proviene de su madre y lo guía.
Una cinta muy fuerte, y tierna a la vez, soportada por dos magníficos actores.
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