El destino paralelo y contrario de dos reinas «inglesas».
Una reinó e impuso su poder durante treinta años, la otra murió decapitada. Una
suscita la admiración, la otra la conmiseración. Fueron tema de múltiples
libros, novelas, hasta óperas. Una cinta, tal vez feminista, las reúne.
Ficha IMDb
En 1561, María Estuardo
(Saoirse Ronan) después de vivir unos años en la corte francesa, adonde fue
mandada para casarse con François II, hijo de Catherine de Médicis y hermano de
la Reina Margot, vuelve viuda a los 19 años. Se reintegra a sus tierras de
escocia, sobre las cuales su medio hermano ilegitimo Mattew, conde de Moray (Brendan
Coyle) ha reinado en su ausencia. Mientras tanto, en Inglaterra reina la
soltera Elizabeth I (Margot Robbie), hija de Ana Boleyn. Además de un enredo
familiar cuyo origen remonta a las locuras amorosas de Enrique VIII Tudor, se
presenta un grave conflicto religioso: María es católica, Elizabeth es
protestante, de la rama de los anglicanos, fundada precisamente por Enrique
cuando el papa no satisfizo la demanda de anulación de su matrimonio con
Catalina de Aragón, para casarse con Ana Boleyn. Presentemente los anglicanos
tienen su orador inspirado en la persona de John Knox (Daniel Tennant)
convencido de que los católicos son adoradores del diablo. Y María, aún más por
ser mujer y peor aún por pretender ejercer algún poder.
Mientras
Elizabeth lucha para mantenerse a la cabeza de su gobierno, y conservar la
soberanía para sí misma, sin compartirla con ningún consorte, María, en su
propio reino, debe casarse con Enrique Estuardo Lord Darnley (Jack Lowden) para
que su hijo pueda algún día reivindicar la sucesión inglesa., como se acordó
con Elizabeth. Después de una guerra a la cual María participa a la cabeza de
sus tropas, y de una viruela que desfigura a la Reina Virgen, las dos tendrán
la oportunidad de encontrarse de forma secreta.
La muerte del
esposo de María, de quien se había separado, será el principio de una lucha
intestina, ya que sus propios sujetos nobles, algunos protestantes, no pueden
aceptar una mujer a su cabeza.
La cinta olvida
veinte años de la vida de María, años qué pasó encerrada, vigilada, amenazada,
en varios castillos según las órdenes de Elizabeth. Así que la relación no fue tan
fraternal como la cinta podría darlo a entender. Elizabeth acabó ordenando en
1586 la decapitación de su prima, que se ejecutó con un hacha, modo muy
degradante para dama de tan alto linaje.
El montaje paralelo, quiere mostrar las semejanzas en las
dos vidas de estas mujeres opuestas por el poder. Porque el destino de una
mujer reinante, en esa época, y tal vez de todas las mujeres, era idéntico: sumisión
a los hombres. Las dos reinas tratan de sustraerse a estas autoridades. Las dos
tratan de vivir sus relaciones en libertad de elección. Las dos son bellas, seductoras,
inteligentes, fuertes. Pero las dos se ven limitadas en el ejercicio de sus
poderes.
La cinta,
adaptada de la novela de John Guy Queen
of Scots: The True Life of Mary Stuart, con guion de Beau Willimon quien
escribió House of Cards, presenta a
Mary como una mártir. Otra novela, escrita por Philippa Green The Other Queen tiene una visión mucho
menos suave., mostrando una María Estuardo mucho mas manipuladora, ambiciosa e
intransigente. Philippa Green escribió
también The Other Boleyn Girl,
adaptada en 2008 por Justin Chadwick con Nathalie Portman y Scarlett Johansson
La película de
Josie Rourke es en realidad muy seductora. Las dos reinas están interpretadas
con grandeza, con elegancia y, en el caso de Mary, con sensibilidad. La música
de Marc Richter acompaña en forma muy agradable lo que quiere ser un fresco
histórico. La fotografía es bastante buena pero no podría no serlo con los
paisajes y castillos escoceses. Se puso mucha atención y lujo en la
reconstitución de los trajes, aunque se podrían discutir algunos detalles: las
mujeres no montaban a caballo en amazona o a horcajadas. Lo hacían sentadas de
lado en un tipo de asiento en forma de sillón. Que una reina vaya a la guerra
al frente de sus tropas se puede aceptar pero que vaya sin protección, sin armadura,
es poco verosímil. La cabalgata de Mary al frente de una larga de columna de
soldados sirve más bien un efecto fotográfico y simbólico, bastante interesante
y que va con el objetivo ideológico de la cinta. Lo que se puede ver también
con las frases que intercambia la reina con un soldado protestante que ni
siquiera habla inglés. Integración, tolerancia, abertura de mente frente a unos
nobles estrechos de pensamiento.
Su reacción con
David Rizzio (Ismael Cruz Córdova), no solamente homosexual, sino además amante
de su esposo Lord Darnley, es prueba de un espirito tolerante, mas del siglo
XXI que del XVI. De igual forma, la proximidad de Mary con su bebé está
totalmente fuera del contexto histórico de las costumbres en la nobleza. Obedece
a la actualización de los temas y comportamientos que constituye la línea conductora
de la cinta. La decisión de modernizar
las relaciones entre personajes podría dar a entender que las sociedades han
funcionado desde siempre de la misma manera. Lo que es totalmente falso.
Resulta altamente improbable que un hombre negro tenga un puesto oficial en la
corte inglesa de Elizabeth. Los pocos
que podían llegar à Europa eran vistos como seres extraños, apenas humanos, en posición
de esclavos. tardaron siglos antes de que los hombres negros puedan llegar a
puestos de poder. La cinta quiere enseñar una sociedad ya moderna, con mujeres
empoderadas, con tolerancia hacia razas, preferencias sexuales, creencias
religiosas. Esa época, particularmente en Inglaterra, fue todo menos tolerante.
Se ha hablado
de celebración de la sororidad, otro aspecto del feminismo, por el hecho de que
las dos reinas se llaman «hermana». En realidad, eso era totalmente
acostumbrado en mujeres de la misma generación y de familias cercanas, en
particular las primas. Era expresión de respetuoso afecto. El montaje en
paralelo de la cinta hasta el encuentro clandestino, que en realidad nunca tuvo
lugar, dar a entender la semejanza de los destinos. Pero eso era el destino de todas
las princesas y reinas hasta hace muy poco. Pocas lograban escapar de un
destino diseñado y administrado por los hombres. Una Catherine de Médicis, una
Isabel la Católica, una Elizabeth Primera, que tuvo que «ser hombre»
La victoria
final tal vez le pertenezca, más allá de la muerte, a María, ya que su gran
anhelo, que Inglaterra y Escocía se unieran en un solo reino, se cumplió en la persona
de su hijo Jacobo, nacido en 1566, que fue el primer rey de Escocia e
Inglaterra, después de la muerte de Elizabeth.
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