Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Wednesday, April 10, 2019

L’échange des princesses (Marc Dugain, 2017) – 7/10


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A partir de un suceso histórico real, y no tan extraño en las costumbres políticas de los reinados, Chantal Thomas escribió una casi-novela centrada sobre las jóvenes víctimas de las decisiones adultas, desterradas, aisladas. Y finalmente mandadas de vuelta a sus países cuando ya no servían los propósitos de los reinos. Como bultos inútiles.

Ficha IMDb

En 1715 muere Luis XIV, el magnífico. El rey que gobernó Francia con mano de hierro durante setenta y dos años. La llevó a la grandeza, a un prestigio internacional inigualado, por medio de opresión política, dictadura intelectual, guerras incesantes y carísimas.  Bajo su reino el país alcanzo las cimas de la literatura, las artes plásticas, musicales, del espectáculo, la arquitectura. Pero los últimos años se sintieron muy pesados y todos suspiraron de alivio cuando murió. en particular su sobrino Philippe d’Orléans, quien manipuló un poco el testamento de su tío para volverse único Regente mientras Luis XV esperaba su mayoría de edad a los 13 años.

Después de tantas guerras se anhelaba un tiempo de paz y el Regente se dedicó a administrar Francia con sabiduría política y económica. Sin embargo, la posterioridad se acuerda solamente de sus excesos libertinos y la Régence quedó como la época de todas las inmoralidades, tiempo de Sade, de Choderlos de Laclos y sus Relaciones peligrosas.

En 1721, se le ocurre a Philippe d’Orléans (Olivier Gourmet) una idea genial, que sirve a la paz y la grandeza de Francia al mismo tiempo que a la grandeza de su propia familia, rama secundaria de la monarquía: un doble matrimonio. Luis XV (Igor van Dessel) tiene 11 años, hay que encontrarle una esposa para garantizar la descendencia real. Quien mejor que una princesa española, lo que terminaría con un conflicto de años. Felipe V (Lambert Wilson), nieto de Luis XIV y su segunda esposa, Elizabeth Farnèse (Maya Sansa) tienen una hermosa hija, María Victoria (Juliane Lepoureau). Tiene apenas 4 años: no importa. Tendrá tiempo para adaptarse a la vida en Francia y a su futuro papel. El rey español esta sumamente favorable ya que los remordimientos de haber llevado tantos hombres a la muerte lo han cambiado de “el animoso” que era a un creyente obsesionado por la religión. Ya no quiere saber nada de guerras.

Pero el regente no pierde de vista el interés de su propia familia y pone como condición el matrimonio de su propia hija Louise- Elizabeth, Mademoiselle de Montpensier (Anamaria Vartolomei) con el propio hijo del rey español, Luis, príncipe de Asturias (Kacey Mottet Klein), nacido de María Gabriela de Saboya, primera esposa de Felipe. Louise -Elizabeth tiene 12 años, Luis 15.

Se organizan los viajes de las princesas, con lujo de acompañantes. El intercambio tiene lugar el 9 de enero de1722, en la Isla de los faisanes, en medio del rio Bidasoa que marca la frontera entre las dos naciones. A partir de ahí, cada una tiene que aprender, adaptarse a nuevas costumbres, prepararse a su nuevo papel de futura reina.

En Paris y después en Versalles, las cosas empiezan bien para María-Victoria, esta linda muñeca llena de gracia e inteligencia, guiada y protegida por Madame de Ventadour (Catherine Mouchet), tutora del rey, y adoptada por la princesa Palatina, madre del regente (Andréa Ferréol) quien vivió la misma situación de destierro cuando joven. Pero Luis XV demuestra solo indiferencia, para disimular los celos que le provoca perder la atención de Madame de Ventadour.

En Madrid, en El Escorial, pasa todo lo contrario. A Luis le gustaría acercarse a su prometida. Pero esta lo rechaza, como rechaza todo y a todos. Su mal carácter, sus malos hábitos, su falta de distinción, y hasta sus enfermedades frecuentes disgustan a todos.

Poco después de la mayoría de edad de Luis XV muere Philippe d’Orléans, a quien se sustituye como Primer Ministro el duque de Condé (Thomas Mustin), opuesto a la política de su predecesor. Rumores circulan sobre la Infanta: demasiado pequeña, demasiado frágil, su cuerpo no parece ser capaz de dar hijos al rey. En España, Felipe abdica para retirarse a rezar en su nueva Granja de san Ildefonso. Luis le sucede, pero el matrimonio no se consuma. La reina consorte pasa su tiempo comiendo y jugando con sus damas. Cuando Luis muere siete meses después, victima de la viruela, Felipe debe volver.

La devolución de María-Victoria provoca la devolución de la joven viuda, reina efímera de España. Orea vez se cruzan en la Bidasoa, esta vez en silencio.

El libro de Chantal Thomas, basado en documentos de época: cartas, memorias, periódicos, se construye en forma estrictamente paralela entre los dos destinos de las princesas intercambiadas. Mes a mes avanzan sus vidas en un nuevo entorno, en nuevos espacios, con un nuevo idioma, nuevos adultos. Esto le permite a la autora mostrar cuan semejantes son los destinos de princesas reales. Al mismo tiempo permite recalcar las diferentes de caracteres: María-Victoria es una muñeca adorable, amada y admirada por todos mientras Louise-Elizabeth es insoportable. Los futuros esposos, con la misma pasión para la caza, son totalmente diferentes de carácter: el rey francés es sumamente consciente de sus futuras responsabilidades mientras el español no se ve muy interesado por el ejercicio del poder. El primero no esta interesado en su futura esposa, el secundo se siente muy atraído.

Como no se puede inventar mucho con los datos históricos, la autora amplia su análisis al entrar, inventando tal vez, a la vida intima de sus personajes. Para los tres mayores, habla de sexualidad; para la pequeña habla de muñecas. Les presta preferencias un tanto extrañas, casi perversas, o llegando a la locura en el caso de Louise-Elizabeth. Para la Infanta, sus decenas de muñecas son la metáfora de sus propios sentimientos, tristezas, dudas.

Desgraciadamente, ya no queda nada de estas intimidades en la cinta de Marc Dugain. Se queda en la superficie, en lo visible. Los personajes son apariencias insondables. No tienen interioridad.

La dirección de actores también deja bastante que desear: Louise- Elizabeth se comporta y habla como una adolescente actual de los suburbios. Su rebeldía, y sobre todo su forma de expresarla, es totalmente anacrónica. Felipe V es un fanático religioso, que vive en camisa y pegado a su esposa. Su forma de hablar como poseído es poco creíble. Los únicos que parecen sensatos, en cuestión de interpretación, son el regente y Madame de Ventadour , así como la pequeña María-Victoria , perfecta en su papel de niña que vive su abandono con majestad y dignidad.

Se nota una falta de presupuesto. El numero de cortesanos, de sirvientes, de soldados en las escoltas, esta reducido a cantidades ridículas. Casi no hay escenas en publico o en exterior. La gran escena del Autodafé que se le “regala” a Louise -Elizabeth, no se ve. Se le explica en la mesa de la cena, por cierto, muy de familia, digna mas de la burguesía que de la realeza. La fotografía es magnifica y los trajes son muy lujosos, lo que permite en algunos momentos unas escenas hermosas, dignas de los cuadros de la época. Cuadros individuales, dúos, cuadros de grupos, muy fieles a la estética pictórica de la monarquía.

Es una lastima que Marc Dugain no haya podido realizar una cinta de más envergadura, de mas potencia. Esta se queda en una linda y triste historia, sobre unas princesitas transportadas, intercambiadas y devueltas como bultos. Sus novelas nos han mostrado una sensibilidad y una efectividad bien superiores, trátese de La avenida de los gigantes, biografía novelizada del asesino en serie Ed Kemper , el “asesino de las colegialas” en California en los años 70 , o La chambre des officiers, adaptado por 2001 por François Dupeyron , sobre los desfigurados  de la Primera Guerra Mundial .  


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