Jojo Rabbit ( Taika Waititi, 2019) – 5/10
Una cinta que no sabe bien cuáles son sus intenciones y busca varios caminos sin lograr a explotar realmente ninguno. La historia no es realmente divertida ni coherente y parece ser más bien un pretexto para que el director haga el payaso.
Ficha IMDb
En lo que parece ser los últimos meses de la segunda Guerra mundial, en una ciudad pequeña de Alemania, un niño de diez años vive su entrada a las Juventudes Hitlerianas. Jonathan Betzler (Roman Griffin Davis) es el hijo único de una mama no muy presente, Rosie (Scarlett Johansson) y de un papa aparentemente exiliado voluntario en Italia, considerado desertor por el régimen. Otro ausente es la hermana mayor, Ilde, muerta hace algunos años. Para darse ánimos en las dificultades de la vida cotidiana, Jojo cuenta con un amigo imaginario, Hitler en persona (Taika Waitit). Tiene también un amigo real, Yorki (Archie Yates ), el clásico gordito de lentes .
Las actividades de entrenamiento se desarrollan en el bosque, bajo las ordenes del capitán Klenzendorf (Sam Rockwell) y su ojo de vidrio, su ayudante y admirador Finkel (Alfie Allen ) y una impresionante instructora muy apegada a las reglas, Fraulein Rahm (Rebel Wilson). Curiosamente, hay chicos mucho más grandes, fuertes y experimentos en las artes combativas y el pobre Jojo no se siente a la altura. Cuando le exigen torcerle el cuello a un lindo conejo blanco, igual de frágil que él, no puede y se gana las burlas y el apodo “Jojo Rabbit” . Pero su amigo invisible acude a salvarlo y, tras una galopada homérica en el bosque, Jojo vuelve con el imperioso deseo de mostrar su valor, lanza la granada del instructor y… acaba en el hospital.
Durante su tiempo de convalecencia y a solicitud expresa de su mama, el capitán K. le confía tareas “cívicas” que lo llevan a explorar la ciudad. Sus estancias solitarias en el domicilio familiar lo conducen al ático donde descubre una adolescente escondida, Elsa (Thomasin McKenzie). Poco a poco la relación se establece entre los dos, primero con curiosidad y después con algo de complicidad. Las ocupaciones subversivas de la madre acabarán en su muerte, y en una visita de la Gestapo. Pero, sorprendentemente, el capitán K. , ahora bueno, salvará a la niña valiente. Cuando llegan los americanos a “liberar “ la ciudad, Jojo escapa de poco al fusilamiento sumario, otra vez gracias al buen capitán y vuelve a la casa para salvar a la niña judía.
La cinta empieza bien, con buen ritmo, mucha ironía, y bastante ternura, maternal y entre amigos “diferentes” : el miedoso y el gordito cuatro-ojos. La presentación del equipo a cargo del grupo de Juventudes Hitlerianas es bastante divertida, pero empieza ya a caer en lo ridículo y poco creíble : un nazi sin corbata, con uniforme descuidado. La critica, el sarcasmo, si quieren ser eficientes, deben basarse en situaciones reales. El escape mental de Jojo con su amigo Hitler funciona bastante, al ser una fuga en el espacio del bosque y en la fantasía feliz. Jojo ha encontrado una solución para enfrentar el problema, para sentirse valiente y fuerte frente a los chicos del grupo.
Pero a partir de ese momento, la cinta pierde sentido, ritmo y equilibrio. Acumula escenas, algunas tiernas como el paseo en bicicleta con la mama, algunas divertidas como los consejos de Hitler frente al encuentro con esa cosa rara que es una niña, además mayor que él, además escondida, y judía. Las imágenes son lindas, los niños adorables, los adultos ridículos. Pero algo no cuaja. Ninguna escena es realmente cómica, aunque trate de serlo como los “Heil Hitler” repetidos durante la visita de la Gestapo y las apariciones sucesivas del teniente y de la niña convertida en la hermana mayor de Jojo. Tampoco son realmente conmovedoras, como Jojo viendo a su mama entre los colgados de la plaza central, o la mentira suicida del capitán.
Es que nada es creíble, todo suena falso. Los soldados aliados no arrestaban a los niños, la Gestapo no podía ignorar la muerte de Ilse. Un niño no hubiera podido vivir solo en su casa . ¿Cómo Jojo y su mama llevan una relación separada con la misma Elsa? La actitud de esta, al darle a Jojo los elementos para su investigación sobre los judíos, carece totalmente de sentido, o de juego actoral que explique esa actitud al segundo nivel. Además, la niña parece muy tranquila en su escondite. La cinta no tiene siquiera fuerza como melodrama con moraleja anti-odio : todos somos iguales y debemos amarnos.
Y lo peor considerando el tema principal : un niño teniendo a Hitler de amigo imaginario, las apariciones de este amigo se vuelven cada vez mas irregulares y gratuitas.
Hasta se siente que todo es un cuento, que todo pasa en la cabeza del personaje, porque no hay conexiones posibles con un mundo real. La caracterización de los personajes adultos va en ese mismo sentido. La madre con su ropa de colores vivos y sus sombreritos puntiagudos, la instructora alemana gorda, el teniente desaliñado, están en el mismo nivel de farsa que este Hitler bailarín, afeminado y gesticulante.
La sensación de malestar provocada por la cinta es la misma que en La vida es bella de Benigni (1997). Curiosamente, en los dos casos, un director construye toda una historia alrededor de su propio personaje. Utiliza la narración y sus personajes secundarios para organizar pretextos para sus apariciones y sus números de payaso. El uso de canciones modernas va también en este sentido, con una estética del collage gratuito.
El resultado es una cinta desordenada, desequilibrada, que no sabe adónde va y para qué sirve. ¿Una película para adultos que pretende ser para niños? Muy decepcionante.
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