Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Saturday, August 15, 2020

Jack Ryan: Shadow Recruit (Kenneth Branagh, 2014) – 6.5/10

 Ryan, el mismo agente de la CIA de Juegos de patriotas y Peligro inminente , está de vuelta y se va a Rusia post socialista para impedir una operación financiera que arruinaría a Estados Unidos . Con un nuevo director que cambia un poco el estilo.

 

Ficha IMDb

 

De vuelta a los origines de todo, estamos en una universidad inglesa el 11 de septiembre de 2001 cuando suceden los atentados contra las torres gemelas. Jack Ryan (Chris Pine) es estudiante de economía. El horror de lo sucedido lo impulsa a alistarse en los Marines. En Afganistán, un ataque a su helicóptero lo deja paralizado de las piernas. Después de una larga rehabilitación supervisada por Cathy Muller  (Keira Knightley), logra recuperar una vida normal. Durante todo el proceso ha sido vigilado por un agente de la CIA, Thomas Harper  (Kevin Costner) que lo recluta para un trabajo encubierto en una gran agencia financiera de Wall Street. Su misión será detectar cualquier movimiento de fondos que podría llevar al financiamiento de operaciones terroristas. Diez años después, vive con Cathy la cual, ahora doctora en medicina, no sabe nada de la realidad de su trabajo.

 

Cuando descubre que una compañía rusa, Cheverin, hace muchas comprar de dólares, al mismo tiempo que se llevan a cabo negociaciones para un gasoducto en medio oriente, empieza a sospechar, alerta al director de su compañía Rob Behringer  (Colm Feore ) y a su mentor en la CIA.

 

Una vez en Moscú, está en el corazón del peligro. Primero escapa de un intento de asesinato y acaba matando a Embee Deng (Nonso Anozie) , supuesto chofer que le mandaron; después enfrenta el cultísimo director de la gran compañía rusa , Victor Cherevin (Kenneth Branagh) en su modernísimo y lujosísimo edificio de oficinas, quien pretende que las pequeñas empresas sospechadas ya fueron vendidas. Entretanto, llegó a Moscú Cathy la prometida quien se ve reclutada para seducir al poderoso empresario durante la cena mientras Jack vuelve al edificio para robar información.


Al mismo tiempo en Estados Unidos, Aleksandr (Alec Utgoff), el hijo presuntamente muerto de Cherevin, prepara el ataque con bomba que paralizará Wall Street mientras su papa lanzará desde Moscú las ventas masivas de dólares que arruinarán Estados Unidos.

 

La cinta obedece a las obligaciones del genero clásico de película de espías, con persecuciones, violencia y velocidad, acompañadas de la usual dosis de encanto femenino y excelente nivel de cultura del malo. Como el malo ya no puede ser soviético, ha de ser un ruso de la capitalista Rusia de Putin. Kenneth Branagh y su bagaje shakesperiano encarna a la perfección el magnate en sus cincuentas, héroe romántico que sueña con devolver a su país algo de su antiguo prestigio. Presa de un cáncer en fase terminal, vive sus últimos meses de poder dominando a todos con violencia física y arrogancia intelectual.

 

No hay nada realmente original en la cinta, la narración es bastante clara, fluida y sin complicaciones. Las interpretaciones son lo que se puede esperar de este genero de películas y las escenas de acción muy bien filmadas y con buen ritmo y suspenso. Lastima que no se hayan aprovechado más unas supuestas locaciones en Moscú, que finalmente se parece a cualquier ciudad grande y lujosa (se filmó en Liverpool). Es divertido volver a encontrar a Kevin Kostner, ahora en un papel secundario pero que interpreta bastante bien, de jefe, responsable y mentor.

 

La sorpresa es ver a Kenneth Branagh en el papel de director para una cinta de acción , aunque lo haga bastante bien. Logra darle al malo de la historia más peso y mas interés que al papel principal : distinguido, culto, implacable , es un gran malo a la altura de los enemigos de James Bond.

 

El héroe de Tom Clancy es fiel a la personalidad que le dio su autor, inteligente, patriota en extremo, enamorado de su esposa doctora. Es el mismo que vimos en La caza del Octubre rojo (John Mc Tiernan – 1990 ) interpretado por Alec Baldwin, Juegos de patriotas (Phillip Noyce -1992) y Peligro inminente (Phillip Noyce – 1994) ambos con Harrison Ford. También lo interpretó Ben Affleck en La suma de todos los miedos ( Phil Alden Robinson – 2002). El presente episodio, que no se basa en ningún libro de Clancy,  se ubica antes de las otras ya que toma al agente en los orígenes de su trayectoriaEl regreso del héroe a las pantallas grandes después de una ausencia de 12 años deja pensar que probablemente podrían continuar sus aventuras.  En las novelas, termina siendo presidente de Estados Unidos. Así que le queda todavía camino por recorrer.

Wednesday, August 12, 2020

The Gentlemen (Guy Ritchie, 2019) - 9 /10


 Una comedia sangrienta e irreverente. Sobre fondo de mariguana. Con actores excelentes y distinguidos.  Una diversión de altura.


Ficha IMDb

 

Un extraño fotógrafo más bien paparazzi, o periodista de segunda, muy hablador (Hugh Grant)  viene a proponerle a Raymond (Charlie Hunnam), brazo derecho de Mickey Pearson ( Matthew McConaughey) un contrato multimillonario para su jefe.  Lo que ofrece ese tal Fletcher es básicamente una genial narración. Es que tiene información muy secreta pero muy valiosa. El que tiene enfrente tiene también información : datos y también un cadáver en el sótano. La noche va a ser larga y muy entretenida.

 

Pearson es un gringo que llegó hace muchos años a estudiar a Inglaterra . Aprovechó para cursar materias un poco paralelas, en particular una especialización en mariguana: producción, promoción, distribución. Gracias a su excelente producto, logró instalar un imperio aprovechando los castillos de la campiña inglesa cuyo mantenimiento oneroso lo llevó a un sistema de patrocinio cultural con respetables familias. A cambio de generosas cantidades lo dejan utilizar sus sótanos. Ahí tiene plantíos de mariguana tecnológicamente muy avanzados. Su esposa Rosalind ( Michelle Dockery ) dirige un taller automotriz donde trabajan únicamente mujeres, y que puede dar todo tipo de apoyos estratégicos.

 

Pero, ganado por la nostalgia del país de sus orígenes, Pearson decide vender la empresa. Ya encontró comprador. Mejor dicho, escogió un comprador : Mathew (Jeremy Strong) y le propone el negocio en 200 millones de libras. Para convencerlo del alto valor del negocio, Pearson lleva a Mathew a visitar una de las granjas. Pero resulta que poco después esta es atacada por un grupo de raperos negros . La operación es obviamente difundida en la red con un fantástico éxito. Esta “publicidad” va a bajar considerablemente el valor del negocio a vender.

 

A ese embrollo se van a sumar una joven de buena familia que se fue a consumir en un edificio abandonado y que hay que devolver a sus papás,  un chino ,Wang Yong (Togo Igawa) también interesado en el negocio , que sirve de intermedio entre Pearson y Mathew, el entrenador Colin Farell) de los cuatro músicos y unos cuantos personajes accesorios. Todo eso provoca una complicación tremenda, unas peleas frenéticas, una larga narración, unas fotos con zoom larguísimo, una casi violación y sobre todo unos diálogos de lo más divertidos. Claro que esos diálogos no son políticamente correctos al punto que algunos críticos los ha tachado de racistas y xenofóbicos.

 

Todos los personajes tienen una distinción fabulosa. Clase, porte, elegancia. Disfrutan de wiskis carísimos, de cortes de carne deliciosos y jugosos, de trajes de tweed y cachemira de los mejores sastres,  todo que identifica al autentico gentleman tan british.  Tienen cultura y tienen sobre todo una facilidad de palabra abrumadora. En esa categoría quien sobresale es Hugh Grant . Lejos ya del joven enamoradizo de las cintas que lo volvieron famoso: las comedias Cuatro bodas y un funeral (Mike Newell - 1994), Notting Hill (Roger Michell - 1999), ha madurado mucho y tiene mucha más profundidad, mucha más malicia en sus ojitos detrás de sus grandes anteojos. Frente a él, Charlie Hunnam juega el papel del que no habla mucho , observa siempre y piensa antes de cualquier movimiento o cualquier palabra. O, tal vez, tenía todos sus movimientos y los del adversario previstos de antemano. En este partido de juego de ajedrez no se sabe quién lleva la ventaja.

 

Un personaje secundario pero definitivo es el del entrenador con sus pants de cuadritos escoceses, que asume con mucha entereza y mucha buena voluntad su papel maternal-educativo-protector con sus pupilas. Les inculca valores de exigente disciplina, sentido del honor y asume toda responsabilidad por las tonterías que hayan hecho ellos. A raíz de eso, se encuentra implicado en acciones poco honestas. Tiene que ensuciarse las manos para limpiar los errores de los suyos. Es de lo más divertido ver al grupo de los músicos boxeadores , todos con su ropa de tela escocesa de diferentes colores o diseños, que llegan siempre al momento indicado para salvar la situación . Este personaje del Coach recuerda un poco las películas de los hermanos Coen : es inocente al punto de parecer estúpido, pero deja entender muchas verdades en medio de su tontería, con un tino perfecto.

 

La cinta es un laberinto,  una muñeca rusa, un juego de narración dentro de la narración dentro de la narración. Es una película que se está haciendo conforme avanza, pero contiene muchas películas posibles porque en cada momento se puede volver hacia atrás y cambiar la dirección. Al mismo tiempo, la película final, la que vemos, contiene también alusiones a películas conocidas.

 

Vale por los complicado de su argumento, un caos perfectamente organizado que resulta totalmente lógico y coherente, por la riqueza de sus diálogos y, sobre todo, por unas interpretaciones excelentes. Una maravilla de humor negro y de juego con el cine.

Saturday, August 8, 2020

The Last of the Mohicans (Michael Mann, 1992) - 7.5/10

 En una época cuando los ingleses defiendan frente a los franceses los territorios que invadieron en América. Cuando las tribus indias decidían su campo en función de sus acuerdos o antagonismo con otras tribus. Todo eso acompañado con una historia de amor nostálgica, pero sin sentido.

 

Ficha IMDb


 En 1757 la lucha se está volviendo muy álgida entre los ingleses del capitán Monroe y los franceses de Montcalm. Los ingleses tienen de su lado a los mohicanos ; los franceses tienen a los hurones. Los ingleses necesitan más soldados y tratan de imponer un servicio obligatorio a todos los hombres que se instalaron sobre el territorio en calidad de pequeños granjeros, cuya vida muy difícil transcurre en medio de acuerdos con las tribus vecinas, intercambios de pieles, carnes y tal vez amistades.  No todos los nuevos americanos ni tampoco los viejos americanos ,es decir los indios, quieren ir a pelear del lado de los ingleses en contra de los franceses.

 

El joven capitán Duncan Heyward (Steven Waddington ) llega al campo del general Webb (Mac Andrews). Lo sorprende mucho la falta de autoridad de parte de éste para obligar a todos los hombres a combatir al lado de los soldados ingleses. Además, Duncan es el prometido de la mayor de las hijas del coronel Munro (Maurice Roëves), Cora (Madeleine Stowe) y renueve su propuesta de matrimonio, pero ella no siente por el más que amistad.

 

Cora y su hermana Alice (Jodhi May) quieren alcanzar a su padre el coronel quien está en el fuerte Williams . Para eso necesitan protección en su trayecto. El pequeño destacamento se pone en marcha, pero cae en una emboscada organizada en realidad por su guía, el hurón Mawa (Wes Sudi).  Los salvan dos hermanos indios, Nathanael - Ojo de Halcón (Daniel Day-Lewis ) y Uncas ( Eric Schweig) ), hijos de Chingachgook (Russel Means).

 

Cuando llegan al fuerte William, éste está bajo el fuego de los franceses. Tienen poco armamento, pocos hombres y es muy probable que dentro de pocos días estén invadidos. Mientras Cora y Nathaniel descubren su amor recíproco, este ayuda a los granjeros que desean salir del fuerte para volver a sus casas y proteger a sus familias. El coronel Munro, considerando que se trata de un acto de traición, lo hace prisionero con la intención de ahorcarlo al día siguiente.

 

Esa misma noche, los franceses invaden el fuerte y el capitán Munro debe rendirse. Montcalm (Patrice Chéreau) se muestra compasivo y lo deja ir, con soldados, familiares y sirvientes, hasta la costa donde zarpará hacia Francia. Pero la caravana de los vencidos, escoltada por soldados franceses está atacada por los indios. Muy pocos pueden escapar de la masacre .

 

Nathanael decide ir a ver al Gran Sachem indio (Mike Phillips) para pedirle ayuda y protección. Pero se le adelantó Mawa para pedir satisfacción de su humillación cuando los ingleses mataron a toda su familia : quiere matar al coronel, devorar su corazón y quemar a sus hijas. En respuesta, Nathaniel lo acusa abiertamente de buscar solamente aprovechar las riquezas de las demás tribus comerciando con los ingleses para tener más armas de fuego y más dinero, o sea traicionar a los valores tradiciones y convertirse a los valores del invasor. El gran jefe da satisfacción a las demandas : Mawa puede matar al coronel Munro pero solamente puede matar a la hija mayor. Se casará con la menor.  Nathanael pide ocupar el lugar de Cora en la hoguera, pero Duncan, que hace de traductor, se proponen su lugar,  lo que acepta el gran jefe .

 

Antes de escapar, Nathanael mata desde lejos a Duncan para acortar su sufrimiento. después de una huida por los rápidos, los bosques, las cavernas y los precipicios, la pelea última tiene lugar entre Mawa y los indios mohicanos. Uncas, el hermano de Nathanael, y enamorado de Alice es matado por Mawa . Alice se lanza al precipicio para morir con él. Nathanael y su padre Chingachgook rinden una ceremonia al borde del precipicio al espíritu de Uncas: su padre desea poder reunirse con él lo más pronto posible, el quién es el último de los mohicanos.

 

Así se revela en el ultimo momento de la película que, contrariamente a lo que se creía, el personaje epónimo no es el joven mohicano enamorado de la hermosa inglesa, sino el padre quien ha adoptado a ese niño inglés cuando tenía un año y sus padres fueron asesinados. El mohicano que creíamos el último es en realidad un inglés adoptado y educado como indio. Por esta razón, es aceptable en una novela que se enamore de una inglesa, y que esta se enamore de él. En cambio ,el amor entre Alice y Uncas es imposible ya que él es un verdadero indio: los dos tienen que morir. ¡Las transgresiones tienen limites !


La película sorprendió cuando salió en los años 90 porque daba una imagen de los indios completamente diferente a la de los westerns habituales. El indio ya no era un ser estúpido y violento sino un humano con todas las capacidades de decidir su destino, con relaciones amigables con los colonos ingleses humildes, esos que trabajaban el campo, tenían que cortar el bosque para obtener más espacio de cultivo, que vivían de su trabajo honesto y difícil. Con ellos, los indios tenían intercambios comerciales y amistosos, lo que corresponde a la celebración de Thanksgiving. Los primeros minutos de la cinta se ocupan en mostrar esta vida difícil pero apacible de los primeros americanos,  como la familia Cameron : John (Terry Kinney), Alexandra (Tracey Ellis) y James ( Justin M. Rice), amigos de Nathaniel-Ojo de Halcón .

En el mismo orden de ideas, la cinta da una imagen bastante negativa de los ingleses. Seguros de sí mismos, de su poder, tanto en la casa donde la voluntad del padre se impone a todos, como en el campo de batalla, cuando el coronel decide sin juicio quién es traidor, tanto en la voluntad del estado cuyo objetivo es “volver al mundo Inglaterra”. Las promesas de protección hechas tanto a los colonos como a las poblaciones originarias no se verán cumplidas, en un deseo de conquista de las tierras y de enriquecimiento de los gobernadores.

 

Sin embargo, la nueva imagen, más positiva, del indio, tiene sus limites. Al héroe se le ve principalmente corriendo y saltando en los bosques. Si, al principio, se veía como un hombre autónomo en sus decisiones,  se transforma rápidamente en un personaje bastante superficial cuya única meta es pelear para resolver situaciones inmediatas. El principal y casi único personaje femenino es una mujer bastante pasiva y que se somete inmediatamente a una relación amorosa. Más interesante es la personalidad de Mawa, ese indio profundamente lastimado por las acciones de los ingleses y que decide asumir su venganza en una forma salvaje. Para eso, no duda en usar la mentira y la disimulación.

 

De una película que benefició de un enorme presupuesto y con un tema de novela de los grandes espacios, tradición literaria con prestigiosos escritores como Jack London , se podía esperar algo mucho más espectacular y grandioso. El espectador queda bastante decepcionado: algunos rápidos,  algunas cascadas, algunas grutas, algunos precipicios. Pero en realidad no hay paisajes para cortarle el aliento, como pudieron hacerlo los paisajes americanos para el nuevo invasor sea francés o inglés.

 

La historia de amor es bastante rápida, sencilla y superficial. Consiste en largas miradas silenciosas y diálogos vacíos que surgen de forma incoherente en su contexto : los dos enamorados acaban de conocerse y todo los opone. De la misma forma, todos los personajes se quedan en puros movimientos y desplazamientos. La dirección de actores deja mucho que desear. Faltan explicaciones : se tarda mucho en dar los nombres de los personajes. Hasta las relaciones entre los tres mohicanos principales no están claras, así como la explicación de porque un actor caucásico encarna a un personaje que creemos indio.

 

Un punto positivo de la película , y que corresponde al nuevo enfoque que se tenía en las cintas de los años 90 en relación a los indios, es el deseo de presentarlos como personas sumamente adaptables, capaces de adaptar sus actividades tradicionales como la caza y la pesca a las nuevas condiciones del mercado y también capaces de aprender los idiomas de los nuevos invasores para comunicarse con ellos y precisamente hacer negocio, Se les ve como gente de paz, en particular en una de las primeras escenas donde todos los jóvenes juegan algo como hockey juntos. En resumen, seres humanos “normales”. Así la película es testimonio de una forma de presentar las relaciones entre colonizado y colonizador que hoy ya no nos sorprende pero que en sus años fue algo totalmente nuevo.

 

Novela clásica de lo que no se llamaba entonces “ literatura para la juventud”, el texto de James Fenimore Cooper (1826) ya fue adaptado en varias ocasiones en cintas que se perdieron en las memorias, salvo tal vez la de George B. Seilz (1936) con Randolph Scott.

Saturday, August 1, 2020

J’accuse (Roman Polanski, 2019) - 9.5 /10

A partir de hechos históricos que han dividido a Francia a finales del siglo XIX, Polanski monta una historia de búsqueda de la verdad, frente a instituciones militares y judiciales decididas a defender sus posiciones. La divulgación de la verdad oficial y de la reputación fabricada y aceptada por el publico no siempre son dignas de que se les crea.  

 

Ficha IMDb

 

La primera mitad de la cinta provoca, más que suspenso, frustración y extrañeza. El titulo se asocia automáticamente al asunto Dreyfus, famoso caso de espionaje y antisemitismo en la Francia de finales del XIX. Pero el acusado y sentenciado capitán Alfred Dreyfus (Louis Garrel), ya fue juzgado, sentenciado, degradado y mandado a la Isla del Diablo. Está fuera de panorama. La secunda conexión automática es el famoso articulo escrito por Zola y publicado el 13 de enero de 1898 en el diario L’Aurore donde trabaja Georges Clémenceau. Y Zola casi no aparece. El espectador sigue con cierto interés al teniente coronel Marie-Georges Picquard (Jean Dujardin) pero sin entender claramente cuál es el tema de la película, quedando muy claro que Picquard es antisemita y antidreyfus.

 

El tema es en realidad la construcción de la rehabilitación de un acusado inocente. Picquard busca no rehabilitar a un judío, sino restaurar el honor del ejercito. Quiere volver a colocar al ejercito francés en su lugar de defensor de la verdad. En realidad, poco importa para él quién es el hombre Dreyfus: judío o no, amable o no. Lo que importa es que el ejercito en sus sucesivos niveles administrativos, montó una falsa acusación, y para eso fabricó las evidencias que necesitaba. Los motivos de esa posición del ejercito residen en el contexto social e ideológico : se necesitaba un asunto de espionaje para poner a los franceses en contra de Alemania, se necesitaba un espía . Que mejor que un judío, que en el ambiente general de la época en Francia y muy probablemente en todos los países europeos, ganaría fácilmente las simpatías.

 

Picquard actúa en nombre de la verdad y de altísimo concepto que tiene del cuerpo al cual pertenece y del país que sirve. Hacer una falsa acusación no es digno de este ejercito, no es digno de este país, que el acusado se llame Dreyfuso de otra manera.

 

Es una historia de militares, de gente disciplinada, rígida. En 1906, la última oración de Dreyfus a Picquard, ahora ministro de Guerra, (Clémenceau es entonces presidente del Concejo de ministros) no es para agradecerle . “Usted hizo su deber” . Picquard no defendió a Dreyfus, defendió al ejercito. Y el ejercito no puede ser injusto y debe someterse a aparato judicial. No al revés.

 

La primera escena es un golpe : en la mañana del 5 de enero de 1895, en el inmenso patio de la Escuela Militar, cuadrado, simétrico, los soldados perfectamente uniformados ocupan los cuatro lados, muy alejados del centro por las grandes dimensiones del conjunto. La ceremonia es muy solemne. Pasó a la historia por grabados que todos los alumnos franceses han visto en sus libros de historia. La imagen fija en sí es perturbadora. Pero verla en acción (curiosamente, los personajes están colocados al revés de su posición sobre el grabado, tal vez para decirnos que la verdad histórica es mentira), en su sucesión de pequeños actos simbólicos : cortar los botones, arrancar los galones, las hombreras, las condecoraciones, pisotearlos, resulta casi insoportable, hasta el momento cumbre cuando el oficial le quita su espada, y la rompe sobre su rodilla. Polanski muestra el dolor, la humillación de Dreyfus, quien logra controlarlas gracias a la fuerza de la dignidad. Esta escena tendrá su eco al final, después del juicio de 1899, cuando cae la sentencia repetida : Dreyfus es culpable de espionaje, y tiene que salir entre columnas de soldados que le dan la espalda, aunque le hayan reducido la condena a 10 años.  

 

A partir de ahí, toda la película será un ejercicio de austeridad, de control, de rigidez. Esos hombres son militares, actúan, trabajan, hablan como militares. Están en todo momento en la disciplina y el control, en la rfgidez. De la misma forma, el comandante Henry (Grégory Gadebois) defiende una cierta idea del ejercito : la obediencia. Hay que recalcar que Polansky nunca ridiculiza a este personaje sin independencia de reflexión, entrenado a la obediencia ciega: se tiene que cumplir las ordenes de los superiores. Es también tener un cierto sentido del honor.

 

Los únicos momentos de abandono y espontaneidad son los encuentros de Picquard con su amante, Pauline Monnier (Emmnuelle Seigner), una mujer casada. Pero su capacidad tal vez de sentimentalismo y suavidad se ve rechazada cuando le pide matrimonio a Pauline por fin libre de los lazos matrimoniales. Ella rechaza la oferta. No hay necesitad de caer en exceso de sentimentalismos. Casarse no es necesario.

 

La estructura de la cinta de Polanski es en sí un homenaje y una traducción cinematográfica del talento retórico de Zola : a la figura de anáfora, repetición de las mismas palabras al principio de párrafos, frases o versos seguidos, Polanski hace eco por su potente montaje: cada responsable de la injusticia lee en voz off el párrafo que lo acusa. Es un gran momento de emoción. Zola está poco visible en la cinta -pero su talento de escritor y la fuerza de su indignación empapan la cinta. El ambiente gris de las oficinas militares de contra espionaje, los largos pasillos y las puertas cerradas son la metáfora de una administración pesada, de un ejercito preso de una obsesión.

 

De por si, la película está llena de talento reconocido. ¡Cuantos actores , de los de verdad, de los del teatro, de la tradición, han aceptado papeles muy breves! Denis Podalydès, Mathieu Amalric, Didier Sandre, Bruno Raffaelli…Esas presencias le dan al trabajo del director un peso y una fuerza de convicción en tiempos difíciles, cuando la reputación del hombre ensucia la calidad de una obra construida a lo largo de décadas.