Película de juicio, que hace resurgir viejos horrores . Si la ley no permite hacer justicia , lo único que queda es la venganza.Se trata de un caso real, relatado en la novela de Ferdinand von Schirach.
Ficha IMDb
En la suite presidencial de un hotel de lujo en Berlín matan a un hombre. El culpable se deja arrestar sin protestar. Se designa a un joven abogado sin experiencia como defensor de oficio : Caspar Leinen (Elyas M’Barek). Este se siente un poco perplejo frente su nuevo cliente, Fabrizio Collini (Franco Nero ) encerrado en un silencio obstinado, indiferente a lo que podrían ser el desarrollo del juicio y la sentencia.
Pero la primera sorpresa es cuando Leinen entiende que la víctima es Jean-Baptiste Meyer (Manfred Zapatka), riquísimo y muy respetado empresario, que fue para él como un abuelo adoptivo ya que lo recibió en su casa donde pasó la gran parte de su niñez y adolescencia criándose con su nieto Philipp (Levi Kirchhoff), fallecido joven en un accidente automovilístico y su nieta Johanna (Alexandra Maria Lara) con quien Leinen llegó a tener una relación amorosa.
Otra sorpresa es el uso de un arma antigua, una pistola de oficial de la Wehrmacht durante la segunda guerra mundial, parecida a una que vio escondida en la biblioteca de Meyer.
Después de varias entrevistas donde el acusado se negó a hablar, da finalmente un nombre: Montecatini. A partir de ahí, el abogado ayudado por Nina ( Pia Stutzenstein), una vendedora de pizzas y traductora del italiano remonta la pista de la historia y llega a la raíz del mal : Meyer sirvió como joven oficial de la ocupación nazi en este pueblo de la región de Pisa . Lo que hizo en 1944, asesinar a veinte rehenes después de la muerte de dos SS por unos partisanos, se puede considerar como crimen de guerra, pero la ley Dreher, votada bajo el gobierno de Willy Brandt en 1968 dio amnistía todos los criminales. El jefe del Departamento de justicia criminal en el Ministerio de justicia en ese entonces era Eduard Dreher, quien fue un procurador muy eficiente en la Corte especial de Innsbruck durante el régimen nazi. Al transformar en homicidios involuntarios los crímenes cuya motivación no puede ser establecida, les garantiza una prescripción a los 20 años . Por lo cual la demanda presentada por Collini en contra de Meyer en 1969 nunca pudo proceder.
La cinta sigue todas las etapas de un drama legal, desde la designación del joven abogado, totalmente rebasado por la tarea de defender a un criminal quien no le da nada para trabajar. El caso de consciencia que representa la defensa del que mató a alguien cercano entre padre y suegro, por el trato que le dio de niño y por la relación con su hija se traduce por los numerosos flashbacks de una infancia feliz en una gran casa y en la libertad de la naturaleza.
El duelo inicial es tradicional en las películas de juicio: entre el abogado de la acusación, experimentado, conocedor de todos los procedimientos y el joven que no conoce ni los más obvios usos, ni siquiera el código de vestimenta según el tipo de audiencia. El caso de consciencia intimo de Leinen es reforzado por la admiración hacia el que fue su maestro, el gran Richard Mattinger (Heiner Lauterbach), figura de referencia en el ejercicio de la Justicia alemana. Leinen tiene que enfrentarse a dos figuras de autoridad que moldearon su formación.
Sin embargo , la personalidad glacial y al mismo tiempo fascinante en su silencio de Collini impulsan al joven a cumplir con su deber de abogado. El encuentro casi milagroso de un testigo en Montecatini, Alberto Lucchesi (Axel Moustache) obviamente ya muy viejo, rompe décadas de secretos mantenidos en el pueblo que sufrió los abusos de la ocupación nazi.
La inmovilidad del acusado, frente a una unanimidad de juicios, no solamente en la corte, sino en el público que nunca supo la verdad sobre el conocido y exitoso hombre de negocios, es la metáfora de la imagen de la nueva Alemania. Esta inmovilidad, este silencio son a la imagen del silencio de un país que prefirió enterrar sus secretos, darse la absolución de sus pecados históricos, dársela en los pensamientos individuales, colectivos y oficiales en su administración. Leinen rompe el silencio, rompe las barreras del tiempo y del espacio en hacer venir desde un pueblo italiano y desde lo años 40 a un hombre que vio lo qué pasó, lo que es el motivo del crimen. Lucchesi viene hablar en público, pronunciar las palabras que Collini no quiso decir.
En realidad, no se trata de venganza en el sentido de las grandes familias donde la vendetta debe transmitirse de generación en generación. Ahí es un asunto personal, directo , porque la justicia se negó a hacer su tarea, en una complicidad generalizada de los culpables y aceptada por el régimen en su prisa para olvidar los crímenes y en su deseo de ser aceptados lo más rápidamente posible en el grupo de lo vencedores. Hacer desaparecer sus fallas, blanquearse la consciencia, olvidando en el camino los sufrimientos personales que no recibieron justicia. Ni paz. No es indiferente que el autor de la novela, abogado de formación sea el nieto de Baldur von Schirach, alto dignatario nazi que fue condenado en el Juicio de Núremberg.
El duelo entre joven y viejo abogados evolucionó a duelo entre dos formas de justicia : la formal , tradicional, fiel a la letra, hábil con los argumentos, experimentada, y la forma ética, fiel a la moral, que va al corazón del dolor humano, independientemente de lo que dice una Ley, redactada , inventada en un contexto histórico preciso. El sistema judicial no siempre es justo. De la misma forma que la sentencia de unos jueces que declaran que un acusado es culpable, no significa que en realidad haya cometido el crimen, los instrumentos judiciales y el uso que se hace de ellos son humanos y por lo tanto históricos, políticos, y limitados.
El cansancio de Collini esta magníficamente interpretado por Franco Nero, cuya cara sin expresión muestra la aceptación de lo que le impusieron la sociedad y la justicia oficial : reprimir sus emociones, dejar de luchar, someterse a la ley del más fuerte, aun más fuerte porque es ahora La Ley. Visto desde diferentes ángulos, su rostro sigue igual, impenetrable, perdido.
Con una narración agil, la cinta cuestiona el peso de la moral oficial sobre las mentes individuales y plantea la pregunta de la verdad histórica.
No comments:
Post a Comment