Ficha IMDb
Un tema que daba para reflexión filosófica y social. Pero el director cayó en varias incongruencias. Para empezar , la selección de los actores. Como creer que Anthony Hopkins es negro? Como creer que Anthony Hopkins es Coleman Silk, el mismo que Wentworth Miller (el hermanito de Prision Break). Como creer que Nicole Kidman sea Faunia Farley, esta mujer inculta, sin educación, que trabaja en la oficina postal, en una granja lechera y haciendo limpieza en la universidad.
Porque, con tal casting, los problemas se vuelven incomprensibles. Cualquiera puede entender que un hombre en sus 60’ caiga en los brazos de una belleza como Nicole Kidman, y quiera mantener su relación a pesar de todos los escándalos. Y la película se vuelve historia de un amor otoñal. Un poco patético ya que un hombre que ha sido tan importante en la restauración de una universidad se pierde en lo que aparenta ser más bien una relación basada en el sexo. Pero parece que así son los hombres.
El tema me recordó Disgrace (Steve Jacobs -2008) con Malkovitch, adaptada de una novela de de J.M Coetzee, que presenta en África del Sur la historia de un profesor obligado a renunciar a raíz de su relación con una joven estudiante, y va a vivir con su hija. ¿Por qué los universitarios cerca de jubilarse sienten la necesidad de convertirse a los amores jóvenes? ¿Tanta frustración provoca el estudio?
Pero volviendo a The human stain , la distracción provocada por la hermosa presencia de Nicole Kidman le quita fuerza al verdadero tema de la película : tiene un hombre negro la obligación de serle fiel a su raza, como lo quiere imponer el padre del joven Coleman (Harry Lennix). O Puede seguir su propio camino, buscando la mejor oportunidad, para su propia persona, profesionalmente con su talento de boxeador que le abre la puerta a una beca universitaria, y sentimentalmente, en su relación con la hermosa y rubia Jacinda Barrett (Steena Paulsson) a quien le impondrá la sorpresa de una cena con su familia negra.
La presencia de Ed Harris como Lester Farley, el ex esposo abusador de Faunia es muy reducida y se entiende poco que llegue a provocar el accidente para eliminar a su ex esposa. Su carácter no está bien expuesto. Como, a fin de cuentas, nada de lo que rodea a Faunia. Los distintos hilos que se desprender de su personajes sirven más de pretexto a escenas que se quieren impactantes: ella sobre la cama esperando a Coleman, ella sacando las cenizas de sus hijos, ella hablando con el cuervo enjaulado….
Finalmente, el único que está en su lugar, y en un papel coherente es Zuckerman (Gary Sinise), un autor retirado en la soledad del campo, para sobrellevar su segundo divorcio. Su voz en off es la guía que nos lleva a tratar de entender la personalidad y los últimos deseos del que poco a poco se volvió su amigo, después de llegar a él con intenciones meramente interesadas: que el escritor escriba un libro para defenderlo de los ataques de racismo que le hicieron en la universidad, en un procedimiento políticamente correcto y obsesionado por una obsesiva necesidad de moralismo. Con el asunto Clinton-Lewinski como tela de fondo.
Un sentimiento general de tristeza, depresión domina la cinta, sobre todo por los tonos grises o azules de la fotografía. La estructura narrativa que enmarca la historia con la escena del accidente provocado por el ex esposo crea un ambiente literalmente de tragedia, ya que, desde el principio, no hay ninguna esperanza de que los protagonistas puedan escapar de su destino. Aunque Coleman haya tratado durante cincuenta años de escapar de su destino de hombre negro.
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