Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Friday, May 4, 2012

Mao's last dancer (Bruce Beresford, 2009) - 5/10


Adaptada de la autobiografía de Li Cunxin, la película carece de cualquier interés cinematográfico. Es linda, amable, sin denuncia. Lo que no significa que la odisea personal y el talento del bailarín sean despreciables.
Ficha IMDb

Al mismo tiempo que biografía, la película es un testimonio sobre los años 70’s en China, cuando el "gran timonero" Mao Tse Tung llevaba a cabo la Revolución Cultural, a golpe de guardias rojos, himnos, "pequeño libro rojo" y dzadizibaos. Testimonio de la vida en el campo, en los pueblitos alejados de las grandes ciudades, de la omnipresencia de los retratos del presidente e inspirador, de la selección de los mejores niños para llevar a cabo proyectos de estado. Y como lo ideología sometía a todo: familias, personalidades, convicciones artísticas.

Dos puntos solamente se me hicieron relevantes: la sorpresa del joven bailarín al ver la abundancia americana durante sus primeros días en Houston: malls, cajeros automáticos, marcas de ropa, espacio para vivir.
Y el nacimiento, por voluntad expresa de la esposa de Mao (la temible Jiang Qing, quien fue objeto de un gran juicio en 1980 como integrante de la "Banda de los cuatro"), del ballet revolucionario, esta mezcla de danza clásica con una voluntad de alabar al régimen. Lo que produjo espectáculos tan singulares como El destacamineto femenino rojo, que se dieron a conocer en Occidente en los años 70’s.

Por lo demás, la película va de escenas "normales" en una historia de bailarines: clases, dolores, ensayos, representaciones, hasta escenas lacrimógenas: consulados, separaciones, llamadas, Y el súmmum de lo enternecedor : los padres, traídos a propósito desde su aldea del fondo de China al Centro Cultural Kennedy in Washington, con limusina y todo, para ver a su hijo bailar La consagración de la primavera, sin que él lo sepa. Y los padres subiendo al escenario frente a todo el público. Muy empalagoso, sobre todo que el director le dedica muuuuucho tiempo a este momento de reencuentro familiar.

No falta la presencia del maestro quien anima al joven a pelear por su talento, y acaba arrestado por contrarrevolucionario: él estaba a favor de un ballet clásico libre de todo compromiso político, el de Nureyev y Baryshnikov, lo que, claro, no le gustó a la señora Mao.

Todo esta filmado de la misma forma: China, Houston, recuerdos, realidad actual, sueños.

Los intérpretes, son, es cierto, muy buenos. Sea Bruce Greenwood, como Ben Stevenson, coreógrafo que recibe a Cunxin en Houston y le hace un lugar en su propia casa. Se puede decir que lo adopta y lo introduce a la vida occidental. En ningún momento deja de protegerlo y apoyarlo.. Y obviamente Chi Cao , bailarin escogido personalmente por el propio Li Cunxin para representarlo y quien es actualmente uno de las talentos del Birmingham Royal Ballet.

Pero a la película le falta originalidad, aliento, vigor.

Escuela de danza en Pekín o en la Opera de París: misma técnica, mismos ejercicios, hasta mismos trajes (esto también extraña en una China tan opuesta a todo lo occidental, lo burgués, hasta parece que se va a ver la marca Repetto en las zapatillas).

Nada particular sobre el arduo trabajo del bailarín, su sufrimiento físico y mental, sus peleas con la comida, con las zapatillas, los pies ensangrentados. Todo queda muy suave, superficial. Se esperaba una tonalidad épica, o completamente lírica. Pero se logra solo una llana biografía sentimental, llena de clichés sobre amor y decepción, politica y arte, Estados Unidos y China.

Las coreografías, a cargo de Graeme, el actual director de la Sydney Dance Compañy, cuyos bailarines actúan como los integrantes de la de Houston, no tienen nada especial, y tampoco están valorizadzs por la fotografía.

¡Que lastima que una historia verdadera de talento sea desperdiciada en una cinta tan blanda y llana!

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