Buñuel saca de la novela de Octave Mirbeau los elementos útiles para ilustrar sus propios temas de criticaa la burguesía:avaricia, falta de moralidad, crueldad. Es la primera película del último periodo del director, durante el cual trabajará principalmente en Francia, con la colaboración de Jean-Claude Carrière para el guion . Una venenosa pelicula sobre las aventuras y desventuras de una ama de llaves, demasiado fina e inteligente .
Fiche IMDb
En la película se encuentran algunos de los personajes típicos de Buñuel : la mujer joven (la camarera), la sirvienta un poco tonta, el sacerdote, el niño abandonado. Para concentrar la fuerza de la crítica, Buñuel y Carrière han transformado totalmente la estructura de la novela de Mirbeau. Si esta transcurría durante la estancia de Célestine en el prieuré, como la película, los sucesos en este lugar eran el punto de partida para la redacción del diario de la camarera, narración de los hechos del día al mismo tiempo que de los recuerdos, haciendo desfilar todo tipo de familias, de condiciones de trabajo, de lugares de vida y de hechos históricos (la novela sucede durante la famosa Affaire Dreyfus en Francia).
En la película, como en la novela, todo empieza con la llegada de Célestine (Jeanne Moreau) a la casa, casi castillo, de la familia Monteil . Estamos en 1928. La familia todavía tiene un coche de caballo que maneja el chofer-jardinero Joseph, (Georges Géret) de opiniones claramente racistas, antisemitas, y políticamente de ultra derecha. Madame Monteil (Francoise Lugagne) obsesionada por la limpieza y el precio de sus pertenencias, es hija de Rabour (Jean Ozenne), viejo distinguido pero obsesionado por los botines femeninos. El esposo, (Michel Piccoli), es considerado con desprecio por su mujer ya que sus apetitos sexuales la rebasan y asquean. A él le encanta cazar, animales y sirvientas. Todo eso para darle alimento a su "energía". Pero es presa de su vecino, el capitán jubilado Mauger (Daniel Ivernel), que se come todo, pero cultiva su jardín con amor, aprovechando para lanzar piedras hacia la propiedad de los Montiel. Y quien vive (en todos los sentidos de la palabra) con su sirvienta Rose (Gilberte Géniat ).
De la película emana un cierto hastío: todo es demasiado. Célestine es demasiado elegante, altiva. Los burgueses son demasiado inmorales, sin serlo visiblemente. Parece que su maldad es tan intrínseca que no se puede despegar de ellos, o arrancar. Hay un malestar entre los personajes. Nadie logra ser feliz, o satisfecho. Tal vez porque todos son presa de un vicio, de una obsesión, que por definición no puede nunca ser satisfecha. Célestine quiere ser superior a los demás, Madame Monteil quiere reglamentar todo, Monsieur Montiel quiere conseguir todo pero se deja dominar por su esposa. La pelea entre los dos vecinos lo confirma: piedras, insultos, juez. Para finalmente reconciliarse. Son prepotentes y cobardes.
Cuando la huérfana Claire (Dominique Sauvage) es violada y asesinada, Célestine decide llevar su propia investigación y vengarla. Al mismo tiempo que seduce a Joseph, fabrica una evidencia que lo delata. Pero su plan no funciona y Joseph es declarado inocente. Cuando las imágenes de Buñuel fueron muy claras: la niña se adentró al bosque tal Caperucita Roja y él la siguió.La novela de Mirbeau presentaba el interés de dejar la duda: ¿el amo o el sirviente?
El papel de la Iglesia y su complicidad con los burgueses es evidenciado en las escenas de "confesión" donde Madame Montiel pregunta sobre ciertas prácticas sexuales que le permitirían satisfacer a su esposo sin entregarse personalmente. El sacerdote (Jean–Claude Carrière, el guionista mismo) permite con la condición de dar dinero para las "obras" de la Iglesia. Lo que, obviamente, en su gran avaricia, Madame no acepta. Otra escena, totalmente sin relación con la historia, muestra que la Iglesia se aprovecha de todos: Rose está esperando frente a la oficina del juez a su amo y señor. El cura le pegunta si tendrá flores para la misa del domingo. Aceptando la inmoralidad de la relación entre Rose y Mauger, ya que a él le sirve.
Cada uno en esta sociedad transige con la moral, del momento que consigue algo. Hasta las sirvientas están felices de ser usadas por el amo. Les da algo de prestigio de sentir que puso el ojo sobre ellas.
El triunfo final de Célestine, casada con Mauger después de la muerte de Rose, es una venganza de los humildes sobre una burguesía hipócrita y necesitada de sensualidad. Ella consiguió el dinero, el lujo, un esposo sometido. Pero Célestine en ningún momento fue una mujer de pueblo. Desde su llegada, con su abrigo elegante y su voz distinguida, y durante toda su estancia en casa de los Montiel, demostró que no era una sirvienta como las demás. Así que la ascensión social de la recamarera no es el triunfo del pueblo sobre la burguesía. Es simplemente el triunfo del más listo.
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