En los años de la supremacía blanca, masculina
y gringa, tres mujeres negras se vuelven indispensables para el progreso de la
conquista espacial. Lo interesante es que estas mujeres existieron de verdad,
hicieron lo que se cuenta en la cinta y no fueron reconocidas.
Ficha IMDb
En el
estado de Virginia, en los años 60’s, tres amigas trabajan juntas en las
oficinas de cálculos de la NASA, en el centro de investigación de Langley. La
competencia es sin piedad entre la Unión Soviética y los Estados Unidos, llegar
el primero al espacio es casi ganar la guarra fría. Los soviéticos ya lanzaron
naves, un chimpancé y una perra, Laica. El 12 de abril de 1961, lanzan al
primer hombre Yuri Gagarin. Mientras tanto, los gringos siguen en sus cálculos,
en sus pruebas para el mejor diño de nave, para la mejor resistencia de
materiales, para la mejor trayectoria. Para eso se necesitan cantidades de
cálculos, los cuales hacen mujeres, las calculadoras, las “computers”. Muchas
son negras y trabajan en una parte aislada de las instalaciones de la NASA.
Cada semana reciben de Vivian Mitchell (Kirsten Dunst), la coordinadora,
blanca, sus asignaciones.
A Katherine
Goble (Taraji P. Henson) la llaman a la oficina de Space Task Group, donde se
hacen los cálculos de las trayectorias. A Mary Jackson (Janelle Monàe) la
mandan a las pruebas dirigidas por Kazimierz Czarnecki, un refugiado polaco. Mientras
tanto, Dorothy Vaughan (Olivia Spencer) se queda en la oficina de calculadoras
trabajando con jefa y cobrando como empleada.
Cada una
tendrá que enfrentar las dificultadas de su doble inferioridad: mujer y negra.
La cinta
se enfoca más en Katherine, tal vez porque trabaja bajo las órdenes de Al
Harrison ( Kevin Kostner) y del
ingeniero Paul Stafford ( Jim Parsons,
el de Big Bang Theory) . su
genialidad, su amplitud de visión y sur rapidez de calculo molestan bastantea
su jefe inmediato, pero se gana la consideración del gran jefe, totalmente
dedicado a su trabajo y sobre todo a los plazos exigidos políticamente, cuando
Sputnik I se lanzó exitosamente y se teme que los soviéticos logren ponen en órbita
una bomba h Tardará mucho en darse
cuanta de las condiciones practicas en las que trabaja su única subalterna mujer:
baño para negros al otro extremo del campus, cafetera apartada, miradas
inquisitivas.
La lucha
de Mary, apoyada en el trabajo por su jefe quien ha vivido en carne propia las
imposibilidades ligadas a sus orígenes nacionales y religiosos, se ubica no
solo en el trabajo, sino también en el exterior. para poder ingresar a la universidad,
por fin abierta a la gente de color, y estudiar para ser ingeniera, debe tomar
cursos de ingeniería y la única escuela para eso debe pasar por una escuela para
blancos. Ira hasta entablar juicio y tendrá que convencer un juez de que hará
historia siendo el primero en darle permiso a una negra de estudiar en una
escuela de blancos.
Dorothy
sabrá aprovechar la llegada de IBM y sus enormes computadoras para volverse
indispensable, al aprender el lenguaje Fortran, y preparar a sus chicas para la
nueva era en los cálculos. Se vuelve indispensable cuando los técnicos IBM no
saben arrancar las computadoras. Todas las calculadoras humanas se trasladan
alas nuevas oficinas y capacitan a empleadas y empleados blancos.
Durante
la misión de John Glenn (Glen Powell) en el Friendship
7, a pesar de ya no ser parte del equipo de Harrison, Katherine es
requerida para corregir los cálculos que permitirán al astronauta volver a la atmosfera.
La cinta
avanza a golpe de anécdotas, de frases memorables: la argumentación de Mary con el juez, la declaración de Harrison para
baños mixtos: “En la Nasa, todos orinamos del mismo color”. Las imágenes son
directas, conmovedoras o frustrantes. Sobre todo, en la primera mitad, el
coraje se apodera del espectador al ver el trato que recibían la gente de color
Hidden Figures recuerda
mucho a The Help (Tate Taylor - 2011),
también con Olivia Spencer, que se desarrollan en el mismo ambiente, mismos
años, y mismos estados de USA. Lo que cambia es el nivel intelectual de las
chicas. Ya no se trata de sirvientas sino de empleadas intelectuales y de alto
nivel dos muy encima de sus compañeros hombres. Además, se trata de casos
reales, y el proyecto espacial de la NASA; a pesar de estar actualmente en un
descanso, levanta todavía entusiasmos.
Se le puede reprochar a la cinta una
tendencia a forzar los ambientes y personalidades, como las de los “blancos
buenos”, y a cambiar datos biográficos para lograr escenas espectaculares: la
verdadera Katherine Johnson, desde el principio, usó los baños para mujeres blancas,
no esperó la autorización de su jefe blanco. Y nunca tuvo el derecho de entrar
a la sala de control después de verificar los cálculos para John Glenn. No hubo un blanco bueno para abrirle la puerta. Esas pequeñas libertades que se tomó el guionista modifican ligeramente la
imagen de Al Harrison, el jefe.
Pero toda
la ambientación está muy bien lograda, con detalles en lo códigos de
comportamiento y en particular de vestimenta. La cinta es muy bonita, despierta
simpatías por estas tres chicas, jóvenes, dedicadas, convencidas de su valor.
De
ahí proviene la fuerza de esta cinta: despierta en cada uno espectador las
ganas de progresar, de pasar por encima de los prejuicios. Además de ser unas
biografías, es una obra de auto realización, una guía de superación. Lleva el mensaje
de que se puede ir mas lejos de lo que se cree posible: la conquista del
espacio es también la metáfora de este deseo de superación.
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