Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Sunday, May 5, 2019

Un sac de billes (Christian Duguay, 2017) – 5/10


Es la segunda adaptación del libro autobiográfico de Joseph Joffo, después de la realización, bastante infiel, de Jacques Doillon en 1975. Se trata de una cinta muy linda, romántica, melodramática, llena de buenos sentimientos, de declaraciones de amor familiar, pero totalmente infiel al libro. Busca crear una imagen edulcorada de la guerra, del ser humano y particularmente de loa miembros de la familia Joffo. Lo que no quita lo bueno de su realización y su producción.

Ficha IMDb

En 1942, cuando se vuelve obligatorio portar la estrella amarilla y registrarse como judío en la zona ocupada por los alemanes, Roman Joffo (Patrick Bruel), dueño de una peluquería, organiza la dispersión de la familia. Los hermanos mayores, Henri (César Domboy) Albert (Ilian Bergala) y se fueron a Niza. Ahora les toca a los mas chicos, Joseph (Dorian Le Clech), de 10 años, y Maurice (Batyste Fleurial Palmieri) de 12. Su madre, Anna (Elsa Zylbertein) les da un mapa con todas las indicaciones del itinerario. Tienen instrucción de aprendérsela de memoria y de nunca decir que son judíos. Se decidió mandarlos por separado pensando que dos niños llamarían menor la atención que una familia, idea bastante extraña.

Toman el tren hacia Dax, en el sur de Francia para pasar la línea de demarcación en Hagelmaut.  Sorpresa, tienen la suerte de viajar sentados. Llegados a destinación, la ayuda de un cura (Etienne Chicot) les permite escapar de los soldados alemanes, visto que viajan sin papeles. Logran cruzar la línea en medio del bosque y de los tiroteos alemanes. Del otro lado, viajan hasta Niza, aprovechando varios conductores de camiones que les dan aventones. Felices de estar al aire libre, lejos de la ciudad, descubren maravillados el mar. Cuando llegan a Niza, sus padres ya han llegado (¿Cómo?) Pasan juntos un día feliz de juegos, bronceados y juegos en el agua de una playa llena de turistas.

En los días siguientes, Joseph se dedica a intercambios comerciales, para no llamarlos mercado negro, mientras Maurice coquetea con las niñas y su padre juega cartas con vecinos judíos y soldados italianos de ocupación. Los hijos mayores trabajan en una peluquería. Todos están felices. Cuando Mussolini es arrestado en  1943 , Italia pasa al lado de los aliados , el pacifico y tolerante ocupante italiano es reemplazado por el ejercito alemán y los nazis.

 El día del aniversario de Anna, se organiza una hermosa cena con pastel y Joseph le regla a su mama un violín, recuerdo de su juventud de artista en su Rusia natal, y fruto de sus talentos de negociante. Pero llegan gendarmes franceses con las convocaciones de Albert y Henri al Servicio del Trabajo Obligatorio, que los llevará a Alemania a trabajar en sustitución de los alemanes que están peleando. Roman decide otra vez separar a la familia: los mayores van a Saboya, los chicos a un campo de niños, de obediencia petainista, pero cuyo director Subinagui (Eric Bougnon) esconde niños judíos. Empiezan semanas de entrenamiento tipo militar, sesiones de pelar papas, y juegos con nuevos amigos. El ejemplo de Ange Testi (Max Clavelly) le da a Joseph la idea de inventarse una nueva historia, como habitantes de Argel obligados por la guerra a quedarse en Francia.

Al caer en una trampa con Ferdinand (Kev Adams), intendente del campo, están arrestados y llevados al Hotel Excelsior, cuartel general alemán. Ahí pasarán mas de tres semanas, contestando preguntas. Un medico judío, el Dr Rosen (Christian Clavier) los ayudara al certificar que su circuncisión fue una intervención quirúrgica y el cura de una iglesia de Niza les traerá falsos certificados de bautismo. Liberados, están esperados por Subinagui y su padre. De vuelta en el campo, pero ya con la presencia cada vez perceptible de la autoridad de ocupación, reciben una llamada de su madre, anunciando el arresto de su padre y tienen que salir hasta Saboya donde los dos encuentran trabajo en la pequeña ciudad de Rumilly. Joseph trabaja como ayudante del librero y vendedor de periódicos Ambroise Mancelier (Bernard Campan), ferviente petainista y antisemita, cuyo hijo Raoul (Emile Berling) pertenece a la Milicia colaboracionista. Joseph se enamora de Françoise (Coline Leclère) quien no se muestra indiferente y, parece haber entendido que Joseph es judío.

Después de la liberación, y de darse el gusto de salvar a Mancelier de los triunfadores que lo quieren masacrar, al decir que lo protegió sabiendo que era judío, Joseph regresa feliz a Paris otra vez en un tren no demasiado lleno, para encontrarse con sus hermanos que trabajan tranquilamente en la peluquería familiar, su madre y Maurice que logró llegar mas rápido. La felicidad sería completa si el padre no hubiera desaparecido en un campo de exterminación.

Todo esta muy bonito en la cinta: paisajes, ciudades, música empática con los momentos de dolor, de miedo, de felicidad. Hermanos, padre, madre, se pasan el tiempo demostrándose su amor, en largos abrazos, palabras conmovedoras. Hay mucho amor en esta cinta, mucha felicidad. Hay poca guerra y poco miedo. Todos se congratulan, se apoyan, se protegen. Todos son buenos.

Si bien es cierto que no se le puede pedir a una adaptación que reproduzca todos los elementos de un libro, se espera que respete las grandes líneas de la narración y, sobre todo, los ambientes y los caracteres de los personajes. Todos esos aspectos han sido traicionados por el guionista y el director.

No solamente los dos hermanos se tienen un amor incondicional y sin peleas, presentes en el libro y normales entre chicos de su edad, los papeles se ven invertidos. Joseph es ahora él de las ideas, las iniciativas, los negocios. Maurice es casi un seguidor de su hermano. La realidad del libro fue que Maurice tenia el talento de aprovechar las situaciones para llenarse los bolsillos, empezando por la noche del cruce de la línea de demarcación: yendo y volviendo, pasó a 40 personas, ganando 20 000 francos, el doble de la cantidad que su padre les había dado para el viaje. Siguió con los complicados intercambios de mercado negro con los italianos en Mentón y Niza. Ese talento se confirmó en la edad adulta de los hermanos, ya que Maurice Joffo fue el más grande traficante de joyas robadas en los años ochenta en Paris.

Sin insistir sobre las etapas del largo viaje hacia Mentón, totalmente simplificadas por el guion, sobre la persecución inventada en los bosques para meterle mas suspenso y dramatismo a la travesía, lo que es inadmisible es esta invención de una familia feliz y unida, con un padre muy presente y muy protector. Eso le quitó todo al significado al libro que cuenta la aventura de dos niños que tienen que desplazarse solos de un punto a otro para escapar de la amenaza alemana. Niños que deben aprender a salvarse solos, a tomar decisiones, a vivir en medio de extraños, a esconderse. Si el libro es de por si bastante incoherente en su estilo, en su mensaje que se contradice muchas veces, deja sin embargo la idea de unos niños que no pueden vivir la vida normal de su edad.

Maurice y Joseph de la cinta son en realidad niños felices y protegidos, que en ciertos mementos deben separar de un capullo protector. Que reciben además muestras de afecto, que no se acostumbraban en el estilo de educación de esos años. Hasta el amor platónico de Joseph hacia Françoise se transforma en complicidad, paseos y platicas, hasta el punto de una casi confidencia, innecesaria ya que ella ya entendió que el niño es judío

Abundan las inconsistencias históricas, y contradictorias con el libro: los trenes donde los niños encuentra lugares disponibles. ¡En tiempos de huida delante de la amenaza alemana, o de regreso apresurado hacia Paris?! la comida abundante …. Se olvida el episodio del arresto de los padres en Pau, su estancia en un campo de transito, del cual los saca el hijo mayor, Henri, en una negociación muy interesante en relación con la noción de nacionalidad en esos años. Por cierto, los dos hermanos mayores pasan casi desapercibidos en la adaptación de Duguay que quiere dar un papel de primer plano a los padres.

No se mencione las incoherencias del propio guion: los niños se pasan el tiempo del viaje consultando las instrucciones y el mapa de su madre, cuando se les dijo que lo tenían que aprender y destruir. El Dr Rosen, de quien se pregunta porque los ayudo si el los acaba de decir que era judío. Y que además les explica que es mejor que él s e vaya a un campo de concentración ¿Cómo si tuviera libertad de decidir!

Tal vez el único punto positivo de la adaptación es que le da sentido al titulo, lo que el libro no lograba hacer, abandonando el tema de las canicas después de las primeras paginas. En la cinta al menos, la canica tiene un valor simbólico hasta el final, como el arraigo de Joseph a su niñez, soltándola, perdiéndola, al enterarse de la muerte de su padre.

La lista de las traiciones al libro, a los personajes, a la historia, es larguísima. Todo se hizo para fabricar una linda película, llena de amor y buenos sentimientos, cursi, melodramática, lacrimógena, fácil.  Se consiguió: es una cinta agradable, con hermosa fotografía, interpretaciones convincentes, y música ad-hoc. A muchos les gustó.

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