Más que la historia de un matrimonio es la historia de un divorcio y de la serie de complicaciones provocadas por los demás, familia y abogados en particular, que llevan a los dos principales interesados a una cascada de odio que rebasan por mucho sus reales intenciones y sentimientos. La historia podría resultar tediosa pero la interpretación de Scarlett Johansson y sobre todo de Adam Driver conmueve .
Ficha IMDb
En el mundo muy
competitivo del teatro neoyorquino, Charlie Barber (Adam Driver) está
alcanzando la fama, gracias a una buena compañía de actores-amigos y a su
actriz-musa-esposa, Nicole (Scarlett Johansson). Pero la ascensión hacia la
fama les está costando la felicidad de su matrimonio.
La cinta
empieza con la lectura en off de la carta que cada uno de los esposos escribió para
describir a su cónyuge. Son en realidad cartas de amor, de complicidad, llenas
de admiración y ternura a pesar de los defectos señalados, estos que pueden a
veces hacer la vida imposible. El terapeuta de pareja a solicitud de quien
hicieron esta tarea no logra conciliar una platica por lo menos tolerante ya
que Nicole se rehúsa a participar en la dinámica. Ha llegado a un punto de no
retorno. La propuesta de una serie televisiva en su natal Los Ángeles le
permitirá ganar más dinero, volver con su familia y hacer algo por si misma,
sentirse reconocida. Pero el proyecto interfiere en los de su esposo, cuya
puesta en escena de Electra por fin logró presentase en Broadway.
En los días siguientes,
Nicole, de vuelta en Los Ángeles con su hijo Henry (Azhy Robertson) de unos 5
años, vive momentos intensos con su
familia, en particular una mama autoritaria,
Sandra (Julie Hagerty), una hermana temerosa, Cassie (Merritt Wever ) y
sobre todo con el nuevo mundo de la televisión. De repente se ve adulada,
puesta en posición de estrella, de objeto valioso y, aun más, de posible
directora. Escuchan sus ideas, le dan su lugar . Al mismo tiempo, empieza los
trámites de divorcio con una abogada feminista, combativa hasta la agresividad,
Nora Fanshaw (Laura Dern ), estrella
temida de los tribunales familiares.
El pobre Charlie
se ve obligado a viajar a Los Ángeles para ver a su hijo y sin entender en
realidad cómo , está tragado por la máquina americana de divorcios . Las
sofisticaciones de las leyes, de los trámites , lo llevan a contratar un
abogado, Bert Spitz (Alan Alda ) cuya lógica administrativa FRISE lo absurdo y
cuya incapacidad lo llevará al volverá con el primero, Jay Marotta (Ray Liotta)
que había pretextado un conflicto de intereses. Así las sutilidades gringas. El desgaste, financiero , físico, psicológico,
afectivo, es enorme. Una sola cosa esta clara para Charlie: quiere estar con su
hijo , lo más que se pueda y para esto está dispuesto a todos los sacrificios.
La cinta es en
forma lineal, la historia de esta avalancha de complicaciones, de momentos en
que todo parece contrario, para después presentar una pequeña esperanza, para
ver después las puertas cerrarse. A pesar suyo, los dos han entrada a una
guerra sin cuartel. A una vida de simetrías porque así lo quieren las leyes o
las costumbres de los tribunales : si tu tienes al niño tanto tiempo, yo lo tendré
tanto tiempo, si tu viajas con él, yo viajo con él, si tus pagas eso, yo pagaré
aquello . Esas simetrías y oposiciones sirven también a mostrar la oposición de
dos mundos. Oposición geográfica entre las costas oeste y este de Estados
Unidos, oposición cultural entre las rivales intelectuales Nueva York y Los Ángeles,
el teatro intelectual y la televisión comercial. Es también las diferenciales
entre las jurisdicciones estatales.. Irse de Los Ángeles a New York es cambiar
de mundo. Nicole lo hizo para su esposo ,pensando que era provisional. Ahora
quiere volver.
Imágenes
simbólicas, escenas significativas como la de este portón que no pueden cerrar
si no unen sus fuerzas, y que los está separando, el guion sabe manejar la
cotidianidad dolorosa de los que todavía se aman, pero al mismo tiempo se
odian, que se sienten manipulados por el otro cuando, tal vez, ellos mismos se
metieron en esta situación, que en todo caso están manipulados por un sistema
que ya no sabe ver las individualidades.
La cinta sabe también
manejar efectos cómicos como la visita de la inspectora de Asuntos Familiares, quien
debe certificar que Charlie le da su hijo un entorno correcto de vida. La
frialdad de ella frente a los pobres esfuerzos de un padre desesperado es de por
si bastante cómicos, pero el director remata con una escena totalmente irresistible
de absurdidad, que acaba en una sentencia “Creo que le caímos bien “ , ultimo
esfuerzo del padre para tranquilizar a su hijo , y que, contra toda espera, se revelará
acertado.
La última
escena con la lectura por Charlie de la carta que Nicole no quiso leer en la terapia
es la constatación desesperada de todo el tiempo, la energía, el dinero,
gastados cuando en realidad querían llevar la separación en forma sencilla,
amistosa . ¡Cuánto desgaste! Pero se abre una puerta para una vida futura,
sobre nuevas bases de entendimiento, colaboración, paz y, tal vez, una nueva
forma de amor y comprensión. Una vida de adultos que han sabido, forzados por
el sistema y las circunstancias, salir de sus egoísmos. El último plano ,
congelado sobre una calle típica de Los Ángeles , con sus palmeras y su sol, es
señal de esperanza. Después de la tormenta vendrá la paz.
Toda esta
historia, finalmente bastante y tristemente común, suena monótona, repetitiva y
poco original. Sin embargo, Baumbach supo insuflar un aire fresco, una
honestidad limpia de efectos melodramáticos. Provoca la emoción del espectador
porque sabe provocar la empatía .Esta búsqueda de simplicidad, de autenticidad
es insensible en la selección de los actores. Scarlett Johansson se reencuentra
con la actriz sencilla que fue en Lost in Translation ( Sofia Coppola - 2003)
No busca seducir, no busca impresionar. Actúa al ras de la tierra, al ras de
los sentimientos y las emociones que cualquier mujer puede resentir cuando se
da cuenta que ha dado años de su vida a un proyecto que no era realmente suyo y
que ha dejado de lado lo que la constituía, ella misma. El encuentro con la
abogada que le pide le cuente su historia es un momento de revelación, de la
actriz y del personaje : un plano secuencia en el cual Nicole acede a lo más
profundo y lo más intenso . Encuentra las palabras para explicitar este
sentimiento de injusticia, de engaño que la invadió poco a poco al darse cuenta
de que su esposo nunca haría la parte del camino que había prometido hacer. Se
siente utilizada y desvalorizada. Lo siguió al otro lado del país, lo ayudó a realizar
su sueño y ahora él, feliz, genio reconocido por la critica y la elite
intelectual neoyorquina, y adulado por su compañía, ni siquiera contempla la
posibilidad de hacer lo mismo para ella. La escena, así como la interceptación,
es tan intensa que suele.
Frente a ella,
Adam Driver se revela como una de las nuevas figuras masculinas del cine norte
americano. Después del cómico absurdo del casi surrealista realizador de The Man Who Killed Don Quixote (Terry Gilliam – 2018) y de la versión blanca
del infiltrado negro del KKK (BlacKkKlansman , Spike Lee – 2018), que
descubría su identidad judía muy a pesar suyo, es aquí un hombre a la vez
sensible, enamorado de su esposa-musa, lleno de amor por su hijo, apasionado
por su arte, pero también un esposo sutilmente dominador e intolerante. Su
actuación matizada deja incierto al espectador al pasar de la posición de
víctima a la de victimario. El cine nos acostumbra a decirnos quién es el bueno
y quién es el malo. Aquí no, ninguno de los conjugues es totalmente inocente, ninguno
es totalmente culpable del fracaso del matrimonio. Es más, ni siquiera en los
papeles secundarios hay gente completamente positiva o negativa. La madre es a veces
odiosa en su dominación, la abogada merece cachetadas en su repetición de lugares
comunes feministas simplistas, el abogado enoja con sus absurdidades
burocráticas. Prisioneros de los papeles que les dio la sociedad, son sin
embargo llenos de buenas intenciones. Hay que reconocer que la actitud intolerante
de la abogada es realista : hay que pedir más para obtener lo que se busca, si
una esposa hace demandas razonables, va directo a la pérdida total. Pero al
mismo tiempo, si no hubiera impuesto sus métodos, el divorcio, tal vez se
hubiera llevado a cabo más pacíficamente, según la intención original de la
pareja. Pero, en ese caso, probablemente no se hubieran dicho verdades
necesarias, no se hubiera llegado a la catarsis.
Las
reconciliaciones son posibles ; como lo muestran las escenas musicales, Nicole cantando
en trio con su madre y su hermana, y, en paralelo, Charlie cantando Being
Alive en un bar frente a su compañía, los cómplices de su vida teatral. Cada
uno en el medio y el lugar donde ha decidido quedarse, encuentran un equilibrio
y una felicidad personal. El baile doloroso que han sido obligados a hacer los
separó al mismo tiempo que enseño hasta qué punto se parecen . .
Se ha hablado
mucho de Kramer vs.Kramer (Robert Benton - 1979 ) en comparación con
esta cinta. La referencia funciona para darnos cuenta del camino recorrido por
la sociedad en cuarenta años. Las mentalidades, las relaciones familiares han
cambiado. Lo que queda son los sentimientos, las peleas, lo humano. Un
matrimonio , su vida y su muerte, siempre serán temas de historias , y
evocación sensible .
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