Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Wednesday, December 30, 2020

Mank (David Fincher, 2020) – 9. 5/10


Una joya en blanco y negro, sobre el proceso de escritura del guion de la cinta que será considerada por muchos como la mejor película de todos los tiempos: Citizen Kane. 

Ficha IMDb

Encerrado en una casa en el fondo de un jardín, con su pierna enyesada y unas botellas de alcohol inaccesibles, Herman Mankiewicz, “Mank” (Gary Oldman) tiene 60 días contados para escribir el guion que le encargó Orson Welles (Tom Burke)  para su próxima película. Con la ayuda de Rita Alexander (Lily Collins), secretaria inglesa capaz de tomar los dictados más rápidos, y de Fraulein Freda (Monika Gossman), enfermera judía alemana que ayudo a escapar de Alemania con toda su familia, el escritor no tiene más opción que obedecer ya que su jefe vigila de lejos, sobre todo que tienen regularmente la visita de John Houseman (Sam Troughton ),  emisario que controla el avance de la tarea. 

Sin embargo, la flojera y el alcoholismo pueden vencer todos los obstáculos y Mank pasa más tiempo durmiendo, soñando o recordando que escribiendo. Cuando el plazo se volverá más apremiante, cuando la cuenta regresiva se acelerará, sabrá como recuperar en pocos días lo que no se hizo en largas semanas. 

David Fincher firma ahí lo que tal vez será su obra maestra. Esta vez, nada de suspenso, nada de perversiones. Una simple biografía. Pero el cuidado que aporta a la técnica, a los colores, a pesar de ser en blanco y negro, a los encuadres, los escenarios, logra crear un ambiente que es un homenaje brillante al cine de Hollywood en los años 30, cuando los grandes estudios tomaban todas las decisiones, imponían un código de moralidad y escogían proyectos, temas, directores y actores. Un sistema que permitió , sin embargo, que se expresaran los mas grandes artistas del séptimo arte. 

Citizen Kane, la película superlativa, vista, analizada, explicada, citada decenas de veces desde que salió en 1941, es conocida como la obra de un solo genio, Orson Welles, quien impuso su guion, su dirección, su interpretación. Sin embargo, Fincher lo deja de lado, enseñándolo muy poco ,casi siempre escondido bajo su sombrero o simplemente bajo la forma de una voz telefónica. Esa decisión produce un doble efecto: le resta importancia para restituirla al guionista, posición reforzada por las ultimas imágenes y comentarios explicativos del final. Al mismo tiempo, proyecta la sombra casi dictatorial de un director empresario implacable, todopoderoso, dueño de la vida de su subordinado, el pobre hombre que obliga a escribirle un guion. A quien finalmente robará la gloria al adjudicarse la escritura del guion. 

Gary Oldman, a quien le queda muy bien el blanco y negro, ocupa todo el espacio, todo el tiempo , sin maquillaje ni prótesis, al natural. Desde su cama, Mank impone el ritmo. El ritmo de su trabajo o falta de trabajo, de sus noches alargadas, de sus recuerdos. Las relaciones que tuvo con Louis B. Mayer (Arliss Howard), director de MGM , con el mismísimo William Randolph Hearst (Charles Dance ), imponente magnate de la prensa y su joven amante Marion Davies (Amanda Seyfried), demasiado inocente en un mondo arribista, con quien Mank logra establecer una amistad basada sobre un mismo sentimiento de no pertenecer a ese universo cínico.  Ella trata de escapar con una ilusión sentimental, el prefiere el alcohol en cantidad monumentales. La actualidad política se mezcla a las maniobras de la prensa : Upton Sinclair( Bill Nye) , candidato demócrata a la gubernatura de California es presentado como comunista y su fracaso preparado cuidadosamente. El rompecabezas de los recuerdos que estructura la cinta de Fincher es un eco a la estructura de Citizen Kane . Aparentemente complicado, funciona como la libre asociación psicoanalítica. Mankiewicz escribe como ha vivido y como recuerda su vida, en desorden. Así será construida la cinta de Orson Welles, así está construida la película de Fincher, en un juego de espejos que se reflejan entre sí y a sí mismos. 

Homenaje al guionista explotado y olvidado, la cinta es también un homenaje de una gran belleza al cine de los años cuarenta. Los movimientos de cámara, los ángulos, están llenos de nostalgia . Los juegos con la profundidad de campo recuerdan a veces a John Ford. El blanco y negro, suntuoso, táctil, iluminado por Erik Messerschmidt , tiene la textura de las películas en carretes. 

Se trata también de un homenaje de David Fincher a su padre Jack, fallecido en 2003 quien escribió el guion en los años 90. El hijo retoma el proyecto y le insufla toda su sofisticación, su búsqueda permanente por la perfección del detalle. El resultado es una película con capas de significado, con alusiones,  una película que da ganas de volverla a ver, y de volver a ver el mítico Citizen Kane.


Testimony: The Story of Shostakovitch (Tony Palmer, 1988) – 8.5/10



Angustiosa película adaptada de las presuntas memorias de Shostakovitch, impregnadas de la presencia obsesiva de Stalin. Con una interpretación muy nerviosa de Ben Kingsley. 

Ficha IMDb

Todo empieza por el final : Dimitri Shostakovitch (Ben Kingsley) narra en voz off y desde el más allá lo que fue su vida durante los años del estalinismo. Escenas de su vida van a alternar con pasajes oníricos. Un ambiente expresionista impregna un relato a veces laberíntico que recuerda a veces al Proceso de Orson Welles (1962). La fotografía en blanco y negro de Nic Knowland refuerza la sensación de hostigamiento sufrido por el músico a lo largo de años de un régimen socialista que se fue transformando en la dictadura de uno solo. La personalidad enorme, opresora de Stalin (Terence Rigby ) es vivida por el músico como una presencia antagónica permanente, una amenaza sobre su arte, su inspiración, sobre su vida. Un ser omnipotente y omnipresente, que lo sabe todo de todos, que ve hasta el fondo de los pensamientos de cada uno, que utiliza todos los recursos del aparato de estado para favorecer a sus preferidos y eliminar a los que no le dan satisfacción. Shostakovitch se pasó la vida haciendo acrobacias para mantenerse en la cuerda floja en un ambiente político y artístico que podía cambiar de la noche a la mañana según las voluntades del ”Padre de los pueblos”,  ídolo venerado por su pueblo. 

En los episodios recordados por el músico pasan sus hijos Maxim (Mark Asquith) y Galya (Magdalen Asquith), niña curiosa de todo a quien su padre da la clave de varias de sus composiciones, su esposa Nina (Sherry Baines). Grandes músicos contemporáneos como Khachaturian (William Squire), Meyerhold (Robert Stephens) tienen que doblegarse ante las exigencias, las criticas, las humillaciones de un Andrei Zhdanov (John Shrapnel), comisario de la cultura soviética, padre del realismo socialista), el brazo artístico de Stalin, quien pretende que “el pueblo es quien debe decidir cuál es la buena música.”

Una gira en Estados Unidos en 1949 para la Conferencia Cutural y Científica para la Paz es un momento fundamental para entender el peso del poder estalinista cuando la delegación artística soviética tiene que sostener una visión ideal del sistema, frente a las preguntas de los periodistas en el Hotel Waldorf Astoria de Nueva York, con un H. G. Wells (Brook Williams) particularmente incisivo, que no puede entender bajo qué amenazas viajan, viven los artistas del otro lado de la Cortina de Hierro. 

Tony Palmer logra expresar una visión totalmente subjetiva, el mundo interior lleno de miedos que se expresa en el libro de Volkov, biografía probablemente falsa, inventada por el periodista y musicólogo que pretendía juntar entrevistas en su libro Testimony publicado en 1979 que Shostakovitch probablemente nunca leyó ni autorizó, y que el gobierno soviético prohibió.  

Ben Kingsley interpreta un Shostakovich habitado por el miedo, el nerviosismo, siempre a la defensiva, viviendo un desgaste emocional al cual trata de escapar con composiciones sutiles, que a veces tiene que esconder, y dará a conocer después de la muerte del dictador. Su obra, rica de 15 sinfonías, 15 cuartetos de cuerdas , seis conciertos , operas, sonatas, ballets, ciclos vocales, algo de jazz, música para para el teatro y el cine, es la muestra de un talento extraordinario, pero que tuvo que expresarse con sumisión, como tuvieron que hacerlo todos sus compañeros artistas. El compositor se limitaba a decir “Quien tenga oídos para escuchar, que escuche.” y sembraba en sus composiciones dobles sentidos, como en el final de la Quinta Sinfonía que esconde un estremecedor llamado de auxilio bajo una aparente glorificación efusiva del régimen. 

La narración, biográfica u onírica, se ve interrumpida en momentos por intervenciones en colores de la Orquesta Filarmónica de Londres , con Rudolf Barshai a la batuta y con solistas por delante como Felicity Palmer o John Shirley-Quirk.  Inútil montaje que no aporta nada al relato ni al conocimiento del personaje que fue el gran músico y parecen más una ilustración documental, fuera de contexto. Mientras que el uso de fragmentos de noticiarios de la época, con imágenes de las dos guerras que sufrió la Unión Soviética cumple plenamente con el propósito de enmarcar con hechos históricos la vida personal de los artistas del momento.

La película logra transmitir la angustia vivida por el músico, el temblor permanente del genio que tiene que someterse y suscita en el espectador el deseo de saber más y sobre todo de escuchar más.   


The Founder (John Lee Hancock, 2016) – 8/10



La prodigiosa historia del nacimiento de la cadena de comida rápida más famosa del mundo.

Ficha IMDb 

En 1954, Raymond Kroc (Michael Keaton) se pasa la vida en las carreteras de Missouri tratando de vender su maravillosa e innovadora máquina de hacer malteadas. Duerme en moteles, come en su coche, habla por teléfono cada noche con su esposa Ethel  (Laura Dern) que se queda cuidando la casa en Illinois. El día que se entera por su secretaria que se pidieron seis en un restaurante de San Bernardino en California, decide ir a ver el prodigio. Así conoce a los hermanos McDonald, Richard “Dick” ( Nick Offerman) y Maurice “Mac” (John Carroll Lynch) y su novedoso sistema de restauración. Los clientes no tienen que esperar sus platillos en su coche como se acostumbra en los drive-in de moda. Todo está perfectamente calibrado: el peso de cada steack, el tamaño de cada porción de papas fritas, la temperatura del aceite y el tiempo de fritura, las dos rebanadas de pepino, las dos gotas de mostaza y de kétchup. Se entrega casi instantaneamente después de pagar. Todo se sirve en papel, platillos y vasos desechables, se come en el coche, en una banca o caminando. Sin mesas ni sillas, se elimina el servicio de limpieza, las meseras, la necesidad de lavar trastes. Después de comer, cada comensal desecha todo en los botes de basura. El éxito es fenomenal. Asisten trabajadores manuales, albañiles, secretarias, oficinistas,  adolescentes con sus novias, familias enteras, solteros. Todos hacen largas filas para pedir sus platillos de un menú limitado al máximo: hamburguesas, papas fritas, malteadas. Porque, además, las hamburguesas, las papas fritas y las malteadas están deliciosas y los precios muy, muy razonables, mitad de los competidores.

Kroc obviamente, busca hablar con los hermanos geniales y ellos les cuentan la historia de los diferentes restaurantes que pusieron y de sus sucesivos fracasos hasta llegar finalmente al éxito. Su problema es implantar sucursales porque no logran que se siga al pie de la letra sus indicaciones. Kroc les propone establecer una línea de franquicias y se ponen de acuerdo para firmar un contrato que garantice a los hermanos el control total sobre todas las evoluciones y cambios que proponga el nuevo socio.  El sueño de William McDonald es la arquitectura uniforme de sus restaurantes con un doble arco amarillo en forma de M, semejante a la entrada de una iglesia. 

Kroc actúa con determinación y empieza a agrandar los negocios, incluyendo el famoso arco amarillo que evolucionará a lo largo de los años a un gigantesca M dorada. Logra convencer a jóvenes parejas para que inviertan y pongan su negocio . Un encuentro con su examigo Rollie Smith (Patrick Wilson) dueño de un restaurante le da la oportunidad de conocer a una mujer hermosa y ambiciosa, Joan (Linda Cardellini), esposa de Rollie. Ella es quien encuentra una forma de ahorrar sobre el delicado problema de la malteada y el costo que presenta el almacenamiento de los helados. El invento de un polvo instantáneo para hacer malteada es un punto de discusión muy áspera con los humanos McDonalds ,partidarios de la calidad y la tradición de la malteada bien hecha.  Cuando su amigo administrador Harry J. Sonneborn ( B.J. Novak) le sopla una idea genial para caminar su modelo de negocio : establecer una nueva relación con sus sucursales, Kroc ya se convirtió en un empresario voraz, molesto por las pequeñas ganancias que le permite su contrato con los hermanos.  Se trata de comprar los terrenos y rentarlos a los nuevos restauranteros. Así ganará dinero que le permitirá comprar más terrenos para rentar, y le dará el poder de no renovarles el contrato a los que no apliquen al pie de la letra los estándares de los restaurantes McDonalds.

Gracias a una astucia Ray Kroc aparta a los hermanos McDonald’s de la cadena: se ven forzados a aceptar todas las condiciones de su socio malvado y su pedido de quedarse con 1% de las ganancias de por vida es rechazado. Se quedan literalmente sin nada.

Ray Kroc se ha convertido en el pionero de la comida rápida, el “fundador” que será copiado a través de los años y a través del mundo. Cuando los hermanos McDonald le preguntaron porque no había simplemente copiado su sistema de elaboración y venta , Kroc contestó que lo más valioso en su invención era el nombre McDonald’s porque era un hombre que aludía a la familia americana, al contrario de todos los títulos conteniendo Burger o Fast o Steack que siempre habían fracasado.

Si bien es cierto que la cinta es otra biografía de éxito americano,  lo que en sí es bastante convencional, resulta ser atractiva interesante por su ritmo y su ligereza. Plantea la operación comercial de Kroc como un gigantesco juego, basado en un sentimiento de confianza en sí y en su producto que es tal vez la marca del gran sueño americano, esa capacidad de seguridad en su poder de cambiar su vida. Las interpretaciones son excelentes. Michael Keaton con su cara pálida y su pelo casi rapado transmite una agudeza que poco a poco se vuelve extraña, preocupante por no decir angustiante. El hombre, de bonachón, inseguro y casi lastimoso, se vuelve una amenaza. El perdedor tipo Hermanos Coen, que ensaya frente al espejo su discurso de venta y repite oraciones de autoayuda dictadas por un disco, evoluciona a un orador convencido y convincente.  Su logorrea es capaz de convencer a cualquiera y su energía es totalmente arrebatadora. Nadie puede resistir los ataques de tal aplanadora. Quiere vender, quiere ganar, quiere triunfar y nada lo detiene. En el camino, traicionó a su esposa, a los inventores del concepto que lo enriqueció, a sus socios. ¡Pero al diablo los valores morales! El único valor que importe es el éxito económico. 

Aunque se le puede esconder bajo un eslogan motivacional : el único ingrediente necesario es la persistencia. Eso sí es un valor moral. Y es la base del sueño americano. 


Tuesday, December 29, 2020

Snowden (Oliver Stone, 2016) – 6/10

La biografía del lanzador de alertas más importante desde Julián Assange no logra interesar al espectador y resulta por momentos hasta aburrida. Oliver Stone perdió su fuerza inquietante.

Ficha IMDb 

La cinta empieza por un encuentro en un centro comercial en un Kong. Dos periodistas esperan a un hombre que los conocerán por su cubo Rubik, insignia de los jóvenes genios actuales. Se trata de Laura Poitras (Melissa Leo), realizadora de documentales y Glenn Greenwald (Zachary Quinto), periodista. Los dos son miembros fundadores de la Freedom of the Press Foundation. 

El hombre los lleva a su cuarto de hotel y ahí empieza la filmación de sus revelaciones, filtrando unos 9000 documentos de la NSA. Se une al equipo Ewen MacAskill (Tom Wilkinson) corresponsal del Guardian, se organizan las discusiones con la dirección del periódico para saber si se lanza o no el artículo. Mientras tanto la película en flashback cuenta la historia de ese hombre.

Edward Snowden (Joseph Gordon-Levitt ) es un joven de lentes sin nada particularmente especial aparte de su patriotismo para defender a su gran país, decide entrar al ejercito, pero el entrenamiento muy pesado lo deja un buen día con la pierna fracturada de muy mala manera. Después de varias semanas en cama viene una larga temporada de rehabilitación y obviamente se le da trabajo de oficina.

Entra a la NSA como analista y su primer día de trabajo lo pone en el camino de Hank Forrester) (Nicolás Cage) cuyo puesto se parece al de un conservador del museo ya que reina sobre una colección de antiguas máquinas de cifrado. Snowden se señala muy rápidamente por su talento, su rapidez y su eficiencia y se gana la admiración de su superior Corbin O’Brian (Rhys Ifans). Durante ese tiempo encuentra a las que será su novia, Lindsay Mills (Shailene Woodley) , maestra de pole dance y de ideas bastante más izquierdistas que las suyas.

Durante una misión para la CIA en Suiza Snowden comete algunas imprudencias que lo devuelven a Washington ;se pelea con su novia; se vuelven a contentar y es cuando él tiene su primera crisis de epilepsia. Lo mandan a Japón y después forma parte de una misión como consultante en Hawái para la NSA . Ahí descubre el centro de información SIGINT en los subterráneos que sirvieron de base militar a Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Vive feliz con un excelente salario en una linda casa cerca de la playa y es cuando decide revelar al mundo lo que ha descubierto, después de entender que su casa, su novia y el mismo están vigilados.

Hace contacto con los periodistas que cita en Hong Kong y sigue la aventura de la revelación. A partir de ese momento, Oliver Stone decide utilizar más los recursos que le gustan habitualmente, como son fragmentos auténticos de televisión de la época. Nos bombardea con la acumulación acelerada de noticieros de todas las partes del mundo, de primeras páginas de periódicos que mencionan la revelación hecha por Snowden del programa de vigilancia PRISM y de qué el gobierno estadounidense espía literalmente a todos los ciudadanos escuchando sus conversaciones telefónicas y leyendo sus mensajes electrónicos.

Sigue la huida de Snowden. Una emotiva despedida con los periodistas, en particular Laura Poitras quien le da en regalo y coartada su propia cámara mientras él le regala su cubo Rubik . Primero salir del hotel y llegar al aeropuerto de Hong Kong, tomar un vuelo vía Moscú hacia uno de los 21 países a los cuales dirigió una solicitud de asilo. En la capital rusa se queda bloqueado en el aeropuerto ya que el gobierno estadounidense inválido su pasaporte. Lo que sigue es conocido : la intervención de Putin para darle asilo temporal, la interdicción de diversos estados para que el avión de Evo Morales procedente de Moscú sobrevuele su espacio aéreo bajo la sospecha que Snowden está a bordo, creando un incidente diplomático. Finalmente, Putin dará un derecho de residencia por tres años , prolongado en 2017 por tres años más, que se transformará en un titulo de residente permanente en Rusia donde su novia lo alcanzará. 

La última escena de la cinta no se sabe si es divertida, triste,  de ciencia-ficción mal hecha,  o si fue real. Es una entrevista del analista en fuga, escondido en alguna parte y que no puede aparecer en público. Se hace la entrevista por videoconferencia, pero para hacerla más teatral, literalmente, el periodista, sentado sobre el escenario al modo de james Lipton durante las entrevistas de Inside the Actor’s Studio, habla con una pantalla de computadora sobre patas que puede ser desplazada de forma remota así que Snowden se encuentra encerrado en una máquina. Para coronar y autentificar su cinta ,Oliver Stone decide en ese momento presentar al Snowden real como terminando la entrevista. Se ve particularmente poco natural. Funciona más como una excusa del director por no haber sabido convencer con su personaje dramatizado, como un ultimo argumento para defender sus intenciones.

Durante sus dos primeras tercios la cinta no tiene nada particularmente original: ni la estructura de flasback interrumpido por retornos al momento actual, ni las interpretaciones, ni el estilo cinematográfico presentan nada innovador. En el último tercio, Oliver Stone se lanza a su técnica habitual de documentos auténticos de televisión y periódicos mezclados con momentos dramatizados en un ritmo rápido. Parece que finalmente despertó el director y entendió que tenia que cambiar algo para evitar que el espectador caiga dormido. ¡Tal vez hubiera sido mejor empezar por esta secuencia!

La última escena, la entrevista por computadora caminante se ve bastante ridícula y como una tentativa de justificación de la acción del lanzador de alertas y del director. Y lleva a la aparición de Snowden real, como cima de la autentificación, finalmente muy torpe: Snowden no necesita justificarse. 

La noticia escandalizó. ¿Pero realmente sorprendió? Hace ya mucho tiempo que se sabe de la existencia de sistemas de espionaje domésticos. Lo que sorprende, tal vez, es que los adelantos tecnológicos lo hagan tan fácil, pero en esencia es el mismo sistema que los viejos micrófonos escondidos. La velocidad de las computadoras y el uso generalizado del internet por casi todos los ciudadanos han permitido cruzar información con una eficacia realmente peligrosa. Tal vez sea eso el sentido de la aparición fugaz e inútil en la trama de Nicolás Cage : las viejas máquinas que cuida hacían ya el mismo trabajo y fueron en sus tiempos igualmente eficientes.

Las actuaciones carecen de convicción. Snowden permanece siendo un niño idealista, talentoso pero que sigue un camino que se impuso sin parecer exactamente saber por qué. No cabe duda de que tuvo que pasar por momentos de dudas, de cuestionamiento sobre su patriotismo, sus obligaciones profesionales, sus deberes de confidencialidad. La interpretación mecánica de Joseph Gordon-Levitt no muestra ninguna profundidad en un personaje-marioneta y frío. Una narración plana no logra convencer de la razón de su inconformidad. Se da como un hecho que hace lo correcto y punto. El equipo de periodistas parece más convencido de su compromiso con la verdad , en particular la camarógrafa Laura Poitras, que realizará su propia cinta Citizenfour ( 2014), ganadora de un Oscar. No se analizan aspectos realmente personales, a parte de su condición de epiléptico y su miedo a ser fotografiado. Al principio parece ser un joven frustrado por no poder hacer más por su país, y que se refugia en los números porque es el único campo donde puede ser de alguna utilidad para defender a la nación frente al enemigo invisible, el enemigo abominable que provocó los atentados de las Torres Gemelas. Pero esta línea de explicación y humanización del personaje se abandona pronto, seguramente porque le restaba heroísmo.  Oliver Stone quería un héroe de una sola faceta, puro y simple. Sin complejidad.

La fuerza del poder abusivo se encarna en el jefe O’Brian, cuya cara imperturbable es la imagen del derecho ilimitado de los que pretender defender a la democracia y la libertad, y para eso se otorgan el derecho a anular las libertades personales. La entrevista por video llamada, con Snowden solo en una sala de conferencia y la cara de O’Brian sobre una pantalla enorme que abarca toda la pared y e domina literalmente al joven en un acercamiento en contra picado, es un buen recurso cinematográfico simbólico. Por lo demás todo el estilo, encuadres , movimientos de cámaras, ritmos, es de lo más convencional.

Uno mas de los biopics de Oliver Stone, muy lejos de la habilidad técnica y la fuerza polémica que tenía por ejemplo JFK (1991) 


Wednesday, December 16, 2020

Coco Chanel et Igor Stravinski (Jan Kounen, 2009) – 6/10

 Una película bonita, pero sin interés, sobre hechos que nunca existieron . Si las actuaciones son buenas y la producción interesante, situaciones y personajes, mayormente inventados ,no presentan ningún interés.

Ficha IMDb

Suena tan glamoroso entrelazar las vidas de dos personajes reales de principio del siglo veinte que, cada uno en su campo, han revolucionado su arte. Tan glamoroso que inventarles una historia de amor parece ser el colmo de lo romántico.

Nada más que… esta historia nunca existió. Volvamos a lo que cuenta la cinta.

El 29 de mayo de 1913, Igor Stravinski (Mads Mikkelsen) presenta por primera vez su Consagración de la Primavera , en el recientemente construido Théâtre des Champs Elysées en Paris. La orquesta esta de Pierre Monteux (Jérôme Pillement Toda la gente bien de la ciudad acude : políticos, ricos, famosos. Coco Chanel ( Anna Mouglalis ) asiste sola ya que su amante del momento, Arthur “Boy” Capel (Anatole Taubman ) está ocupado en otra cosa. La amiga de Chanel, Misia Sert (Natacha Lindinger) ha ayudado para el financiamiento de la representación. La corografía de la Consagración está a cargo de Vaslav Nijinski ( Marek Kossakowski) bailarín estrella de la tropa de los Ballets Russes de Serge de Diaghilev ( Grigori Manoukov). Vestidos de noche y sombreros de copas se lanzan a la conquista de las butacas rojas. En un camerino, Stravinski espera muy nervioso junto a su esposa Catherine  (Elena Morozova), embarazada. El concierto empieza y la sala explota en gritos, protestaciones …. Tal y como durante la Batalla de Hernani, que acompañó la primera representación del drama de Víctor Hugo en 1830. Los espectadores insultan al músico, a sus vecinos, se dan de golpes. Nijinski tras bambalinas debe contar para que los bailarines puedan seguir ya que no oyen la música. Conservadores y modernos se avientan a la cara todo que encuentran. Diaghilev llama a la policía y, mientras llega, manda encender y apagar las luces de la sala para trata de calmar las emociones. Después de la representación, Stravinski culpa a Nijinski por su estúpida coreografía que, según él, es causa del escándalo.

Siete años después, Mademoiselle Chanel hace una donación sustanciosa y anónima al músico. Abiertamente, le ofrece hospedarse en su casa de Garches ya que el departamento donde vive le queda chico para el, su esposa y cuatro hijos. Ahí, en el campo, tendrá espacio, tiempo y tranquilidad par dedicarse a su arte. Durante largos meses, la familia Stravinski y Coco Chanel van a convivir . Ella asume todos los gastos , va a la ciudad a su tienda y su taller donde trata a sus empleadas con dureza y desprecio, viaja a Grasse para que Ernest Beaux (Nicolas Vaude) le invente un perfume : el Número 5, y en sus momentos perdidos tiene una aventura apasionadamente sensual con el compositor. 

Este se dedica a volver a escribir… la Consagración de la Primavera. Todo acaba en la decisión de Catherine de dejar a su esposo, no sin mandarle a Coco una carta donde le pide de favor dejar a su esposo que es más importante para su familia que para ella, mujer de negocios y soltera empedernida. El colmo del final es la presentación triunfal de la Consagración, dirigida por el propio Stravinski, bajo la mirada feliz y cómplice de Coco.

Un pequeño epílogo muestra a Mademoiselle, en traje sastre, a la edad de 87 años en su suite del Ritz, recordando a su Stravinski , mientras este, en montaje paralelo, vive en Estados Unidos.

¡Qué bonita historia! ¡Y qué romántica! Los genios del arte se entienden, se apoyan y juntos crean obras inolvidables. Cada uno es la musa del otro. Su fuerza creativa no tiene igual salvo su fuerza amorosa.

El problema es que todo es falso en esta cinta. Empecemos por el principio de la película : se nos muestra la función del 29 de mayo de 1913 con la Consagración al inicio de la velada, y se da a entender que fue la única obra presentada. Para empezar, una noche de ballet no se limita a 25 minutos, duración aproximativa de la Consagración. Primera absurdidad. Según los programas de la representación, Diaghilev organizó su noche muy sabiamente, o comercialmente, o simplemente para escandalizar. Antes del intermedio se presentaron las Sílfides, música de Chopin y coreografía de Fokine (1909), en la gran tradición del ballet ruso tradicional heredero de Tchaikosvki y Petipa. Después venía La Consagración. Después del intermedio, dos ballets : El espectro de la rosa con coreografía de Fokine (1911) sobre música de Carl Maria von Weber, seguido de Las danzas polovstianas del Príncipe Igor de Borodin con coreografía de Fokine (1909). Diaghilev decidió insertar una coreografía nueva, escandalosa, en medio de tres ballets clásicos, ya conocidos del publico, bailados por su bailarín estrella, el ídolo del publico. Coincidencias : Nijinski bailaba las tres corografías de Fokine y ¡o sorpresa!, era amante de Diaghilev. La noche del 29 de mayo fue una operación publicitaria del empresario : lanzar a Nijinski como coreógrafo por medio del escandalo, que es uno de los métodos mas efectivos. Porque música y danza de la Consagración son anti-danza y anti-música. Son un regreso a las pulsiones tribales, pre-culturales de un pueblo salido del fondo de los siglos cuando se hacían sacrificios humanos a los dioses para garantizar la fertilidad de las tierras. Es un regreso a los instintos, a la crudeza que Antonin Artaud pedía para el teatro : fuera del texto hay que reanudar que los impulsos, la comunicación con las fuerzas originales de la naturaleza, la vida y la muerte. Artaud vivió un tiempo con los tarahumaras en la sierra de Chihuahua, buscando esta fuerza natural profunda, enraizada en la memoria instintiva de los pueblos.

Es cierto que el escándalo fue inmenso y que el ruido obligó a Nijinski a contar los tiempos para guiar a sus bailarines. Es cierto que Stravinski culpó al coreógrafo del fracaso. Lo que no dice la cinta es que la siguiente presentación de la Consagración, en abril 1914, sin bailarines, fue un éxito. Porque la música estaba perfecta, acabada. 

La cinta nos muestra al compositor en la casa de Garches, trabajando sin cesar en la Consagración, como si hubiera sentido que tenia que corregirla, buscando melodía, harmonías, y imaginando la representación que de allí saldría. Nada más falso. Stravinski nunca corrigió su Consagración. Y no tuvo lugar esta presentación triunfal bajo la dirección del compositor y el ojo protector y feliz de la musa.

Es cierto que Coco Chanel prestó su casa a la familia, pero no hay ningún indicio del más mínimo rumor de la sospecha de una relación entre ellos. Pura invención. Además de ser inverosímil ya que vivían todos bajo el mismo techo.

Es cierto es que Mademoiselle era una tirana con sus empleadas, es cierto que se lanzó al mundo de los perfumes y que el Número 5 fue un éxito fenomenal que todavía perdura. Lo que no se cuenta es que la compañía de perfumes Bourgeois le pertenecía al 70 % a los hermanos Pierre y Paul Wertheimer y que Chanel tenía solo un pequeño 10%.

Después de su primera elipsis de 7 años, la cinta acaba en otra elipsis de unos 50 años, que incluye la Segunda Guerra Mundial, período en que Mademoiselle mostró sus verdades : como buena antisemita, trató de que la empresa de perfumes sea confiscada a los hermanos Wertheimer que habían huido a Estados Unidos y que le sea restituida, acompañada de une “reparación por prejuicios sufridos durante 17 años”. Paro los hermanos tomaron la delantera y le pasaron los derechos a su amigo Felix Amiot, no judío, quien les devolvería el control después de la guerra. Coco Chanel también aprovechó la Ocupación para cerrar sus talleres y tiendas y así despedir a sus 4000 empleadas, lo que le permitió vengarse de las demandas sociales que estas le hicieron en 1936 en aplicación a las nuevas leyes de Frente Popular. Y ahora se sabe que fue muy amiga del ocupante nazi a punto de espiar para él, como consta en documentos alemanes y de MI6 que se han encontrado recientemente.

Anna Mouglalis, que interpreta a Chanel, transmite muy bien este carácter dominante, ayudada por una voz inusualmente grave. Impone un estilo a la cinta con sus colores, en particular el uso del negro inusual en esos años, cuando era el color dedicado al luto. Decorar una casa totalmente en blanco y negro podía parecer de mal gusto. Su tiranía en el trato de empleadas y colaboradores es fiel a la verdad histórica, así como el cigarrillo que tenía siempre encendido. Fue revolucionaria en la moda, imponiendo formas masculinas. Pero recordemos que ella no fue la primera en quitarle el corsé a la mujer : fue Paul Poiret en 1906.

El resultado de todo eso es una cinta muy bonita, muy cuidada en su producción, Parece un aparador de coches, vestimenta, decoración. En realidad, parece un desfile de modas. Pero es simplemente la lujosa divagación de un novelista, Chris Greenhalgh, de unos guionistas y de un director que se dejaron llevar por la moda de las biografías y no se molestaron en verificar sí lo que contaban tenía un ápice de verosimilitud.

Lástima que Mads Mikkelsen se fue a extraviar en este laberinto,  donde lo limitan a expresar bien poquito, con el pretexto de un reservado carácter eslavo Su talento vale mucho más. Tampoco se entiende muy bien cómo Jan Kounen, después del sarcástico y técnicamente vertiginoso 99 Francs (2007) adaptado de la novela de Frédéric Beigbeder, haya podido caer en algo tan aburrido, lento, repetitivo y pretencioso.