La prodigiosa historia del nacimiento de la cadena de comida rápida más famosa del mundo.
Ficha IMDb
En 1954, Raymond Kroc (Michael Keaton) se pasa la vida en las carreteras de Missouri tratando de vender su maravillosa e innovadora máquina de hacer malteadas. Duerme en moteles, come en su coche, habla por teléfono cada noche con su esposa Ethel (Laura Dern) que se queda cuidando la casa en Illinois. El día que se entera por su secretaria que se pidieron seis en un restaurante de San Bernardino en California, decide ir a ver el prodigio. Así conoce a los hermanos McDonald, Richard “Dick” ( Nick Offerman) y Maurice “Mac” (John Carroll Lynch) y su novedoso sistema de restauración. Los clientes no tienen que esperar sus platillos en su coche como se acostumbra en los drive-in de moda. Todo está perfectamente calibrado: el peso de cada steack, el tamaño de cada porción de papas fritas, la temperatura del aceite y el tiempo de fritura, las dos rebanadas de pepino, las dos gotas de mostaza y de kétchup. Se entrega casi instantaneamente después de pagar. Todo se sirve en papel, platillos y vasos desechables, se come en el coche, en una banca o caminando. Sin mesas ni sillas, se elimina el servicio de limpieza, las meseras, la necesidad de lavar trastes. Después de comer, cada comensal desecha todo en los botes de basura. El éxito es fenomenal. Asisten trabajadores manuales, albañiles, secretarias, oficinistas, adolescentes con sus novias, familias enteras, solteros. Todos hacen largas filas para pedir sus platillos de un menú limitado al máximo: hamburguesas, papas fritas, malteadas. Porque, además, las hamburguesas, las papas fritas y las malteadas están deliciosas y los precios muy, muy razonables, mitad de los competidores.
Kroc obviamente, busca hablar con los hermanos geniales y ellos les cuentan la historia de los diferentes restaurantes que pusieron y de sus sucesivos fracasos hasta llegar finalmente al éxito. Su problema es implantar sucursales porque no logran que se siga al pie de la letra sus indicaciones. Kroc les propone establecer una línea de franquicias y se ponen de acuerdo para firmar un contrato que garantice a los hermanos el control total sobre todas las evoluciones y cambios que proponga el nuevo socio. El sueño de William McDonald es la arquitectura uniforme de sus restaurantes con un doble arco amarillo en forma de M, semejante a la entrada de una iglesia.
Kroc actúa con determinación y empieza a agrandar los negocios, incluyendo el famoso arco amarillo que evolucionará a lo largo de los años a un gigantesca M dorada. Logra convencer a jóvenes parejas para que inviertan y pongan su negocio . Un encuentro con su examigo Rollie Smith (Patrick Wilson) dueño de un restaurante le da la oportunidad de conocer a una mujer hermosa y ambiciosa, Joan (Linda Cardellini), esposa de Rollie. Ella es quien encuentra una forma de ahorrar sobre el delicado problema de la malteada y el costo que presenta el almacenamiento de los helados. El invento de un polvo instantáneo para hacer malteada es un punto de discusión muy áspera con los humanos McDonalds ,partidarios de la calidad y la tradición de la malteada bien hecha. Cuando su amigo administrador Harry J. Sonneborn ( B.J. Novak) le sopla una idea genial para caminar su modelo de negocio : establecer una nueva relación con sus sucursales, Kroc ya se convirtió en un empresario voraz, molesto por las pequeñas ganancias que le permite su contrato con los hermanos. Se trata de comprar los terrenos y rentarlos a los nuevos restauranteros. Así ganará dinero que le permitirá comprar más terrenos para rentar, y le dará el poder de no renovarles el contrato a los que no apliquen al pie de la letra los estándares de los restaurantes McDonalds.
Gracias a una astucia Ray Kroc aparta a los hermanos McDonald’s de la cadena: se ven forzados a aceptar todas las condiciones de su socio malvado y su pedido de quedarse con 1% de las ganancias de por vida es rechazado. Se quedan literalmente sin nada.
Ray Kroc se ha convertido en el pionero de la comida rápida, el “fundador” que será copiado a través de los años y a través del mundo. Cuando los hermanos McDonald le preguntaron porque no había simplemente copiado su sistema de elaboración y venta , Kroc contestó que lo más valioso en su invención era el nombre McDonald’s porque era un hombre que aludía a la familia americana, al contrario de todos los títulos conteniendo Burger o Fast o Steack que siempre habían fracasado.
Si bien es cierto que la cinta es otra biografía de éxito americano, lo que en sí es bastante convencional, resulta ser atractiva interesante por su ritmo y su ligereza. Plantea la operación comercial de Kroc como un gigantesco juego, basado en un sentimiento de confianza en sí y en su producto que es tal vez la marca del gran sueño americano, esa capacidad de seguridad en su poder de cambiar su vida. Las interpretaciones son excelentes. Michael Keaton con su cara pálida y su pelo casi rapado transmite una agudeza que poco a poco se vuelve extraña, preocupante por no decir angustiante. El hombre, de bonachón, inseguro y casi lastimoso, se vuelve una amenaza. El perdedor tipo Hermanos Coen, que ensaya frente al espejo su discurso de venta y repite oraciones de autoayuda dictadas por un disco, evoluciona a un orador convencido y convincente. Su logorrea es capaz de convencer a cualquiera y su energía es totalmente arrebatadora. Nadie puede resistir los ataques de tal aplanadora. Quiere vender, quiere ganar, quiere triunfar y nada lo detiene. En el camino, traicionó a su esposa, a los inventores del concepto que lo enriqueció, a sus socios. ¡Pero al diablo los valores morales! El único valor que importe es el éxito económico.
Aunque se le puede esconder bajo un eslogan motivacional : el único ingrediente necesario es la persistencia. Eso sí es un valor moral. Y es la base del sueño americano.
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