Una historia previsible, melodramática, para provocar el enojo frente a las injusticias sociales. Funciona, tal vez porque la interpretación de Denzel Washington convence.
Ficha IMDb
En un suburbio obrero de Chicago, la familia Archibald es totalmente normal. El padre, John Quincy (Denzel Washington) trabaja en una fábrica y debe hacer cada vez más horas extra para cubrir la hipoteca de la casa. La madre, Denise (Kimberly Elise) trabaja también. Viven en una casita ordenada ; los domingos, van a la iglesia y al juego de base ball de su hijo Michael (Daniel E. Smith). Los fines de quincena son cada vez más difíciles y el embargo de un coche por falta de pago de la hipoteca provoca una verdadera crisis ya que perturba toda la organización familiar,
Durante un juego dominical, Michael se desmaya. Los estudios revelan un problema cardíaco muy severo y la necesidad de un trasplante. Para eso, hay que entrar a la lista nacional de candidatos a trasplante. Debido a su edad, Michael podría estar en primera posición. Pero, para ponerlo en la lista, la directora administrativa del hospital, Rebecca Payne (Anne Heche) necesita garantías financieras. El costo del procedimiento es de 250 000 dólares mínimo, con un pago inicial del 30%. Es cuando John descubre que su empresa ha cambiado los trabajadores de compañía de seguros, sin avisarles. La nueva póliza, obviamente menos cara, no da las mismas coberturas. Los padres deben conseguir ellos mismos 75 000 dólares inmediatamente.
John toma decisiones extremas : encerrarse en la sala de emergencias, tomando once rehenes entre ellos un médico, el doctor Turner (James Wood), una enfermera, la joven madre latina indocumentada Rosa González ( Martha Chaves) con su hijo, una pareja cuya mujer, Julie (Heather Wahlquist) tuvo un brazo fracturado en un accidente automovilístico, que se revelará después como violencia por parte del novio Mitch (Shawn Hatosy) y la embarazada Miriam (Troy Beyer) tan angustiada como su esposo Steve (Kevin Connolly).
La intervención del intransigente negociador de rehenes Frank Grimes (Robert Duvall) a las órdenes de un jefe de policía, Gus Monroe (Ray Liotta) que quiere restablecer el orden y silenciar los problemas lo más rápido posible antes de los electrones, no va a facilitar una resolución pacífica.
Otro elemento indispensable, la presencia periodística en la persona de Jimmy Palumbo (David Thornton) en busca del scoop que lo pondrá a la cabeza del rating. John alimenta su morbo al anunciar que se va a suicidar para que su corazón sea utilizado en la operación que el doctor Turner acepto realizar.
Como El Cuarto Poder de Costa Gavras (Mad City – 1997), la cinta maneja muy bien el paso del tiempo y el suspenso. Al no enfocarse únicamente en el papel de los medios de información, pierde probablemente eficiencia. La decisión de mostrar los disfunciónamientos administrativos, las avaricias empresariales y las ambiciones individuales permite mostrar cómo la conjunción de estos acaba en el dolor de una familia, en casos personales desgarradores, en una real injusticia social y humana.
La cinta está llena de buenos sentimientos y de buenas intenciones, para no decir de clichés. No tiene pretensiones estéticas o de algún tipo de originalidad. Si trata en el fondo el mismo tema que El Joker (Todd Phillips - 2019) lo hace en una forma accesible para todo tipo de público, apoyándose en el carisma, y el talento de un Denzel Washington, que siempre saber ponerse al servicio de las buenas causas. La presencia de Robert Duvall y Ray Liotta en papeles antagónicos refuerza la indignación.
No es una gran película, pero sí una película que habla de bondad, o mejor dicho de la falta de bondad de los sistemas públicos, sean de salud, de policía, de justicia. Totalmente manipuladora, pueden decir unos, totalmente políticamente correcta. Es cierto, pero el problema existe realmente.
No comments:
Post a Comment