Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Friday, October 7, 2022

Les inconnus dans la maison ( Henri Decoin, 1942) – 9/10


Un guión de H-G Clouzot a partir de una novela de Simenon, con Raimu como interprete protagonista. ¿Qué más se pude pedir? 

Ficha IMDb

Maître Hector Loursat de Saint-Mars (Raimu) fue un abogado temible y respetado. Pero, desde que su esposa lo dejó, hace dieciocho años, se ha encerrado en su mansión, donde vive sumido en el alcoholismo. Nunca se ha interesado en su hija Nicole (Juliette Faber) quien fue educada por la sirvienta ,Fine (Gabrielle Fontan) quien pronto va a dejar la casa, indignada por el comportamiento de su patrón, y por la cocinera Angèle ( Marguerite Ducouret) . Una noche, un disparo se oye, padre e hija encuentran en el desván el cadáver de un hombre, acostado en una cama, Gros Louis, conocido como exconvicto. La investigación policiaca dirigida por el comisario. Alfred Binet (Noël Roquevert), lleva a interrogar a Nicole y sus amigos , un pequeño grupo que no sabe cómo escapar del aburrimiento provincial.

La dinámica del grupo de jóvenes es extraña. Se oponen al orden social burgués de sus padres pero al mismo tiempo lo reproducen al mismo tiempo que una lucha sorda se desarrolla : cuatro chicos, una chica. Gros Louis fue llevado a la casa por Nicole, porque lo arrollaron con el coche que robaron después de una apuesta. La distracción que encontraron fue eso : una competición de robos.

El novio de Nicole, Emile Manu ( André Reybaz) es arrestado. Loursat acepta salir de su aislamiento para conocer a los lugares frecuentados por los chicos, en particular el “Boxing bar” de Jo (Lucien Coëdel )y a la madre de Manu (Héléna Manson). Los otros padres, ya los conoce : Edmond Dossin (Marc Doelnitz)   

es hijo de Marthe Dossin ( Tania Fédor), elegante y dominante, Marcel Destrivaux ( Jacques Denoël) es hijo de carnicero de la ciudad ( Max Delty). El conjunto de los ciudadanos importantes se completa con

su hermana Laurence (Génia Vaury), casada con el procurador Rogissard (Jacques Baumer), a quien engañó, el presidente del tribunal (Jacques Grétillat) con sus preguntas irónicas que buscan desestabilizar los testigos que no le gustan, y el juez de instrucción Ducup (Jean Tissier) quien instruyó el expediente en contra de Manu. 

En la primera audiencia del juicio, Loursat casi se duerme, no interviene y deja a su cliente a la merced de los testimonios y las acusaciones de una ciudad llena de prejuicios. Sin embargo, la confrontación y los cuestionamientos que Nicole finalmente se arriesga permite limpiar en parte el absceso de odio que el abogado ha sido alimentando : probablemente su hija no sea suya, sino del amante de su esposa. Cobró a la hija la traición de la madre. Al abrir los ojos sobre sus propios sentimientos, entiende la responsabilidad de los padres en los comportamientos de los hijos . Si una vuelta de tuerca en la segunda audiencia permite identificar al culpable del asesinato de Gros-Louis y sus motivos, los alegatos del talentoso maestro de la barra, como resucitado, ponen a la luz las fallas de una sociedad podrida por el dinero y el orgullo, hipócrita e incapaz de aceptar los que llegan de más abajo, con su trabajo honesto y humilde, y con sus sentimientos sinceros.

La critica social está en la novela de Simenon (1938), como en todas las “novelas duras” : los círculos de la gente “bien” en las pequeñas ciudades provincianas, su desprecio hasta los “inferiores” o los diferentes . El culpable viene de otra cultura, mató por celos , porque sabia que nunca lo iban a aceptar como novio de la hija de un abogado famoso. El sospechoso es un chico humilde, que trató de ser aceptado en el circulo de los niños ricos. A él lo salvó el amor de Nicole; Amédée Luska (Mouloudji) no tuvo esta suerte. Estamos en tiempos sombríos: 1938, escritura de la novela; 1942, rodaje de la película. El personaje es judío, Mouloudji tiene claramente los rasgos de los que entonces llamaban un “ métèque”, un originario del oeste del mediterráneo. Ni la cinta ni la novela insisten en el racismo ,pero está bien presente, dejando la opción interpretativa: Luska asesina porque es malo intrínsecamente por judío, o asesina porque la sociedad no le dio la oportunidad de integrarse. 

El ambiente social se anuncia desde el principio ,con la voz off de Pierre Fresnay describiendo una ciudad muerta . Todo es gris, llueve, la humedad empapa las calles, como en las novelas de Simenon, los techos gotean, el pavimento brilla. La noche es pegajosa. No hay escapatoria en las callecitas: un bar, un tren que silba, casas cerradas con sus secretos vergonzosos. ¿No es este el ambiente de los años de guerra, con el toque de queda y el ocupante alemán rondando?

En1992 , se hizo un remake, L’inconnu dans la maison (Georges Lautner). El título ambiguo insinúa que el “desconocido” tal vez sea Loursat que se ha vuelto un extraño par si mismo y para los demás. Jean-Paul Belmondo no logra la fuerza interpretativa del gran Raimu. La memoria se quedó del Raimu de las comedias regionalistas, hombre de pueblo, divertido, con acento provenzal, en particular la trilogía marsellesa: Marius (Alexander Korda -1931), Fanny (Marc Allégret – 1932), César (Marcel (Pagnol – 1936). Se olvida que también fue un actor dramático: Le colonel Chabert (René Le Hénaff – 1943), L’étrange Monsieur Victor (Jean Grémillon – 1938), La Fille du puisatier (Marcel Pagnol – 1940), La Femme du boulanger (Pagnol – 1938), y un gran actor de teatro. 

La denuncia que hace Simenon-Clouzot-Decoin en 1943, en plena segunda guerra mundial y ocupación alemana, tendrá eco años después en las películas de Cayatte , varias de ellas dedicadas a la hipocresía de la sociedad y las fallas del sistema judicial : Justice est faite (1950), Nous sommes tous des assassins (1952). 

Más allá del protagonismo tal vez exagerado de Raimu, la cinta vale por su reflexión sobre el funcionamiento de la sociedad, sobre la indiferencia, cuando los adultos no dejaban espacio a los jóvenes. La comparación con la situación actual, en un mundo donde los jóvenes son los que llevan la batuta, suscita muchas preguntas sobre la evolución de las sociedades.


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