Una película que cambia de registro y tema a medida que va avanzando, de historia conyugal a denuncia de la industria farmacéutica, hasta investigación criminal. Con dos actores que llevan muy bien y con coherencia sus papeles en las diferentes etapas. Un buen suspenso. Además de que interesa sobre las prácticas de los grandes laboratorios, y sobre un hecho de sociedad.
Ficha IMDb
Todo empieza como una historia conyugal, la de una pareja que debe reconstruirse después de que el esposo ( Channing Tatum) sale de cuatro años en prisión. Situación que, se entiende, no es nada fácil de sobrellevar.
Pero, después del intento de suicidio de la esposa, Emily (Rooney Mara) la cinta pasa a ser una denuncia de las compañías farmacéuticas. Primero por el aspecto comercial, mercadeo, congresos y viajes, utilización de los médicos como expertos para que den una referencia positiva de los buenos resultados de los tratamientos. Se pone en evidencia el hecho que los medicamentos se publiciten en televisión como cualquier marca de shampoo o cereales. Se mencionan sin tapujos los verdaderos nombres de las substancias.
Después, cuando, en estado de hipnosis o de sonambulismo, provocado, parece, por la pastilla Ablixa la joven mata a su esposo, la película pasa a los aspectos legales de responsabilidad: ¿ella? ¿El doctor quien le prescribió el tratamiento? ¿O la firma que lo fabrica?
El siquiatra, Jonathan Banks (Jude Law), al verse comprometido, empieza su propia investigación. Nos encontramos ahora frente a una película de corte thriller con algo de delirio de persecución.
Los cambios de dirección en la trama se hacen de forma natural siguiendo a los personajes que se han conocido por coincidencia en el servicio de emergencias después del falso suicidio. De la misma forma se dará el encuentro con el tercer personaje importante, la doctora Erica Siebert (Katherine Zeta -Jones ) quien es en realidad la llave maestra, la que le dio a la asesina todos los medios para llevar a cabo su objetivo. Y ganar algo en el transcurso: satisfacción en una aventura amorosa y bastante dinero cuando las acciones de la compañía fabricante de la pastilla "responsable " se caen. Al revenderlas pudo abrir cuentas en las Islas Caimanes y en Suiza. Esta parte no está totalmente clara, pero no importa. Las señoritas tienen mucho dinero para vivir mucho tiempo juntas y felices.
El final será otra vuelta de tuerca, esta vez manejada con sangre fría por el doctor para su propia venganza. Lo que nos demuestra que el buen doctor no era tan buena persona como parecía. La imagen final es escalofriante: la mujer detrás de una ventana en uno de los edificios de un enorme hospital siquiátrico. De por vida.
Las actuaciones son interesantes, sobre todo Jude Law quien ya no es el joven seductor que conocimos. Empieza a perder el cabello pero gana en profundidad y sobre todo en astucia.
Katherine Zeta-Jones tiene la elegancia y la maldad fría de un personaje de las angustiantes películas de los 40’s. Por su controlado poder de seducción y su expresión impenetrable se le imagina con Bogart. La joven Rooney Mara oscila entre estado segundo y determinación, falsa inocencia y malicia autentica.
Sin embargo queda algo como un recuerdo de Final Análisis (Phil Joanou- 1992) donde Uma Thurman y Kim Basinger llevaban se a Richard Gere en un laberinto mucho más pernicioso , turbio y sofisticado en su elaboración.
No comments:
Post a Comment