Efectivo suspenso en espacio reducido. Con Liam Neeson en el tipo de papel que tiene últimamente: el agente bueno perseguido por fuerzas malas, ayudado por una Julián Moore no muy bien definida.
Ficha IMDb
Aparentemente muy cansado por la vida y por su trabajo, que soporta solamente gracias al alcohol y el tabaco, Bill Marks (Liam Neeson) va a tomar su enésimo vuelo de Nueva York a Londres y pide a su supervisor que adelante su regreso. Claramente no tiene muchas relaciones con su jerarquía.
Al entrar al aeropuerto, las tomas enfocadas a detalles de ciertas personas nos dan a entender su capacidad de observación. Vuela en primera clase. ¡Qué suerte y que comodidad! Una pasajera, Jen Summers (Julian Moore) a quien le cambiaron (¿por error?) su reservación, le pide al vecino de Bill le cambie su lugar junto a la ventanilla. Así que se vuelven vecinos y ella le aporta algún tipo de apoyo psicológico durante el despegue, que parece ponerlo muy nervioso, a punto de usar como amuleto un listón que le dio su hija.
Es el vuelo de noche, salieron a las 10. ¡Y casi todo mundo se duerme inmediatamente!
Al poco tiempo, Marks empieza a recibir mensajes en su teléfono, en una línea reservada. Si no se depositan 150 millones de dólares a una cuenta, alguien morirá en el avión cada 20 minutos.
A partir de ese momento y casi en tiempo real, van a suceder muertes, peleas, sospechas, rebeliones, bombas, cocaína...
Como Bill, asistido de Jen y de la linda azafata Nancy (Michelle Dockery), el espectador va a inclinarse por tal o cual de los pasajeros como sospechoso. Hay que notar que se sospecha únicamente de los hombres. Para después eliminarlos sucesivamente. Se tratan de usar métodos modernos de comunicaciones, se trata de pedir apoyo a la jerarquía en tierra, quien se pone muy reacia. Se revelan secretos de la vida personal de rock, porque los periodistas parecen bastante más eficientes que los servicios de seguridad.
Todo acabará bien, la niña que viaja sola será recibida completa y con su osito Henry por su papa. El copiloto .Kyle Rice (Jason Butler Harner), después de aterrizar la nave en condiciones bastante peligrosas y salvar a todo mundo, podrá seguir su romance con la linda azafata Nancy. Bill seguramente tendrá algo con Jen y podrá sobrellevar sus adicciones y tristezas.
No hay nada muy original en la narración y las motivaciones de los terroristas suenan muy conocidas (otra vez el 11 de Septiembre y la venganza pero un muerto inocente y la incapacidad de las autoridades americanas). Pero el encierro en espacio confinado y tiempo limitado aumentan la eficiencia de la dirección. Las peleas son eficaces, las tomas van adonde tienen que ir. La aparición en pantalla de los mensajes que recibe y manda Bill es un método ingenioso para ponernos directamente dentro de la acción.
Liam Neeson es igual a lo que vimos de él desde Búsqueda implacable (Taken, Pierre Morel- 2008, Taken 2, Olivier Megaton – 2012) En cambio el personaje de Julián Moore está muy mal definido. Solo se sabe que viaja mucho y sufrió una muy grave intervención cardíaca. La niña no se utiliza, solo para enternecer al personaje masculino al principio y al final, y formar en el momento más angustiante un semblante de familia con los dos adultos.
Pero es una película de acción y suspenso muy entretenida.
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