Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Thursday, August 1, 2019

Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976) - 10/10


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Película de culto, que sigue siendo citada a pesar de su aparente falta de actualidad. Es parte de la cultura, por sus actores, por algunas frases, por su historia. Una cinta imprescindible, para ver y volver a ver.

Ficha IMDb

Años post-Vietnam, cuando todavía no había entrado en las costumbres hablar de stress post traumático.Un hombre joven, exmarine, vuelve a Nueva York después de la guerra de Vietnam.  Travis Bickle (Robert De Niro) vive solo, no puede dormir en las noches por lo que decide buscarse un trabajo nocturno. Es honesto, dedicado, no toma, no se droga, no sustrae dinero de la caja, es cortes con los clientes, no agrede a los demás conductores, se lleva bien con sus compañeros. Cuando acaba su tiempo, va al cine, a ver películas porno porque son las únicas que conoce.

Pero Travis tiene su lado romántico. Primero porque lleva su diario, que nos lee en voz off. Y porque se enamora a primera vista de una mujer que para él es un ángel. Betsy (Cybill Shepherd) es rubia, trabaja en la oficina de propaganda de Charles Palantine (Leonard Harris) senador candidato a la presidencia de la republica. Es, como las heroínas de Hitchock, fría e inaccesible. El taxista la observa desde afuera mientras trabaja y coquetea un poco con su colega Tom (Albert Brook) hasta que decide lanzarse y presentarse como voluntario, a pesar de no saber nada del programa del candidato.

Las tentativas de seducción no funcionan, el hostigamiento tampoco. La ira empieza a invadir al que no logra ser un héroe. Travis se enfoca entonces a ser una mejor versión de sí mismo. Como lo hará años después Lester Burnham de American Beauty (Sam Mendes - 1999) , se dedica a construirse un cuerpo fuerte, a organizar su vida, a disciplinarse. Convencido qué hay que limpiar la ciudad y la sociedad de toda la corrupción y la delincuencia, monta un pequeño arsenal. Su apariencia cambia:cuerpo, cara y peinado.

El encuentro fortuito con la joven prostituta Iris (Jodie Foster) de 12 años y su proxeneta, Matthew “Sport” Higgins (Harvey Keitel) lo lanza sobre una pista concreta de mejoramiento de la sociedad: salvarla y devolverla a sus padres y una vida normal de adolescente. Pero, por un lado, ella no está muy convencida y, por otro lado, el intento de salvación acaba en un baño de sangre. Sin embargo, Travis es aclamado por su acto heroico. Hasta Betsy lo admira.

Taxi Driver es, antes que todo, una película de ambiente: la gran ciudad de noche. Sus luces, sus ruidos, su animación, sus actividades paralelas. La precisión de Scorsese es fascinante en sus encuadres, sus ritmos, la alternancia entre el mundo interior de Travis y el mundo exterior a él. Si De Niro no está todo el tiempo en pantalla, está en todas las escenas. La historia es la de él y nadie más. Es su mundo, sus sentimientos, sueños, decisiones, lo que se nos impone. Para el espectador no hay modo de escapar, como para Travis no hay modo de escapar de sus obsesiones. Pocas veces se ha logrado este nivel de presencia, casi de imposición de un personaje. Como trata de imponerse a los personajes femeninos, observándolos, hostigándolos, siguiéndolos, imponiéndoles sus voluntades, Travis nos obliga a seguir, fascinados, el desarrollo de sus pensamientos.

Hay muchos juegos con los espejos, reflejos, visión enmarcada y fragmentada con solamente una parte de la pantalla enfocada, dando la impresión de que solo una pequeña porción de la percepción, nuestra o del personaje puede ser clara. La visión del mundo es no solo limitada, sino distorsionada. Pero también se pueden ver varias cosas al mismo tiempo, percibir en forma periférica, mezclar o confundir.

Los colores de la vida nocturna son un caleidoscopio cegador por su intensidad y su abundancia, pero pueden fundirse, transformarse en líneas zigzagueantes que hipnotizan. La luz cambia totalmente las caras, se vuelven rojas, verdes, irreales. Una oposición básica entre colores es la del amarillo contra el rojo: el amarillo es el color del taxi neoyorquino, del lápiz de Betsy al servicio del candidato, del escudo sobre la chaqueta de Travis; es el color del trabajo, del bien, del optimismo y como tal lucha contra el rojo: semáforos, neones de anuncios, excitación, perturbación, el mal. El taxi amarillo es la imagen móvil del progreso posible gracias al trabajo. Este taxi, extensión del cuarto de Travis, es su forma de ganarse, y bien, la vida, de establecer un contacto con la gente, de desplazarse y conocer, entender, la ciudad. Es también una suerte de confesional que le permite adentrarse en lo que normalmente se esconde: la violencia, el sexo, la basura, la suciedad, lo que él se siente destinado a limpiar.

Encima de todo, la música de Bernard Herrmann, una maravilla de jazz soul, nostálgica y obsesiva, frenética, pegajosa y angustiante recuerda a Ascenseur pour l´échafaud (Louis Malle-1958) además de asociarse a una deambulación sin fin en la ciudad. En la película de Malle, Miles Davis acompañaba a Jeanne Moreau en la búsqueda de su amante.

Qué decir de la interpretación de Robert de Niro. Además de sorprender con su juventud de entonces: tenía apenas 33 años, se nota el dominio de su arte, siguiendo las reglas del Actor´s Studio: una toma de posesión integral del personaje, para la cual trabajó durante un mes como taxista en Nueva York.

Una de las características de Travis es su forma de repetir sus frases y actitudes, de estar todo el tiempo ensayando para su actuación en el mundo de afuera. Repite, busca sus palabras, busca actitudes, gestos, movimientos, los más adecuados para el momento clave en que tendrá que producirse, mostrarse en publicó. Cómo agarrar las armas para verse profesional y eficiente. Habla con preguntas retoricas, monólogos, que son como ecos a la lectura de su diario. Travis es un actor. Como se siente fuera de lugar en el mundo de la gente ¨normal, tiene que pasar más tiempo en preparar sus apariciones que en vivirlas en la realidad. Por eso la importancia de su cuarto, de lo que tiene dentro. Su cuarto es la manifestación exacta de su integración al mundo. Encerrado ahí se entrena de forma sistemática: aumenta progresivamente el número de lagartijas, de sentadillas. organiza para sí mismo un entrenamiento militar en el cuál es el entrenador y entrenado. Ahí también pasa del otro lado del espejo. Su personaje toma posesión de él. En la famosa escena de “¿Me hablas a mi?”, quien habla es el reflejo en el espejo quien cuestiona a Travis . Este ya pasó bajo el dominio del héroe que inventó.

Como es ahora tiempo de acciones prácticas y ya no de ensoñaciones alrededor de un personaje femenino, como ya no es contacto con la ciudad sino encerramiento, ya no hay música. El silencio alrededor de la preparación es ensordecedor, genera miedo para el espectador que intuye que todo esto se está yendo mas allá de los límites de lo razonable, que el personaje se esta volviendo peligroso.

En el momento en que pasa a la acción, Travis cede a la la verborrea que ha escuchado en dos personajes secundarios, pero que han sido como guías sobre su camino: el cliente (Martin Scorsese) que se hizo llevar al edificio donde su esposa lo engaña. Esta decidido a matarla y lleva a cabo una extraña confesión hechas de preguntas retoricas, de repeticiones, en un delirio obsesivo que crea imágenes de una violencia insostenible. Esas ideas llevan a Travis a un segundo personaje hablador:  Andy , el vendedor de armas (Steven Prince), en una escena que podría no terminarse nunca, como las mercancías no se le acaban nunca a este hombre que vende de todo. Travis no habla, simple mente mira y acepta mercancías, empezando por la Mágnum que mencionó el esposo celoso.  No tiene nada que decir primero porque lo que le interesa es actuar.  Además, el vendedor literalmente no existe para él.  Es simplemente una herramienta, el medio para conseguirlo que busca.

La preparación sigue con mucho cuidado con la vestimenta y las armas. Hay que recordar que Travis ha estado en Vietnam. por lo tanto, tiene conocimientos militares. Las botas con puñal, la pistola escondida en la manga, el peinado estilo mohawk…El cuarto es a la vez la sala de ensayos y el camerino. Las luces de la ciudad que cambian la percepción de la realidad, las caras de los vivos y la apariencia de los objetos son como los reflectores en el teatro. Todo en la vida es espectáculo. El día es la preparación, la noche es el momento de la representación. Las acciones, las intervenciones de Travis en el mundo diurno fracasan: el acercamiento a Betsy, la vigilancia en la manifestación del candidato, el intento de matarlo. Nada funciona. Sin embargo, la intervención nocturna en el mini super para impedir un asalto, la intervención en el hotel de paso donde vive y trabaja Iris, y el asesinato de Sport son exitosos, y mucho más: Iris será liberada y devuelta a sus padres, Sport dejará de explotar a las chicas.

El hiperrealismo de la fotografía recuerda los pintores de la realidad americana: Travis y sus colegas taxistas en la cafetería nocturna son como Nighthawks, Silbers Pharmacy, The Usherette de Edward Hopper. La vida de Travis, segmentada, como su horario, como la separación entre día y noche que para él no existe, ya que no puede dormir. El mismo principio de fragmentación rige en la visión que nos ofrece Scorsese de la vida de centenares de personajes anónimos, detrás de un vidrio, cruzando la calle.

Los créditos finales funcionan como un resumen del ambiente, Los colores, de la ciudad, de las calles, de los coches se yuxtaponen como en un collage que deslumbra. Es todo lo que ve Travis al mismo tiempo, por las ventanas, por los espejos. La música entrega toda la nostalgia y se acaba casi como un final de opera, con un tambor de victoria: Travis logró lo que quería. Él es ahora el objeto del deseo de Betsy. Y es un héroe popular ya que logró limpiar un poco la ciudad de su basura, lo que los políticos no hacen.

Todo eso si Travis ha sobrevivido a sus heridas. Lo que sigue la salida del edificio ensangrentado: artículos de periódico en el cuarto de Travis, carta del padre de Iris, que se parece demasiado a la que Travis escribió a sus padres, regreso al trabajo nocturno, encuentro con Betsy, a quien le “perdona” el precio del trayecto, todo eso bien podría ser el sueño, o el último delirio esquizofrénico del herido comatoso. Cuando el reflejo de Travis desaparece del espejo de su taxi, y cuando las luces de la ciudad invaden el vehículo, cuando un pequeño ruido extraño se sobrepone a la música, podría bien ser que el héroe popular se está muriendo.

De esta forma, hasta el final, Scorsese nos deja frente a un antihéroe mucho más complicado, mucho más perturbado y perturbador que un simple fanático de limpieza social.  

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