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Cuando los de
abajo empiezan a subir y a invadir el mundo de arriba, el equilibrio social se
ve amenazado. El genio del director coreano es que la amenaza, de cómica se vuelve
terrorífica, de suspenso, llega a ser utópica. Una sucesión de géneros en ritmo
sostenido, con un humor negro sin limites, actores magníficos y escenarios
sobre medida.
Ficha IMDb
La familia Kim vivía
tal vez no feliz, pero al menos unida en su semi-sótano en el fondo de una
cerrada en algún barrio perdido de Seúl. Lejos de la opulencia que suponemos en
este país altamente tecnológico, sobreviven doblando cajas para pizzas. Como les
pagan a destajo, las hacen rápido, a veces mal y no se las pagan todas. Y la miseria
sigue. Viven colgados de la luz de la calle, del internet del vecino y tienen
cada noche la visita de algún borracho que viene a orinarse en su ventana.
Hasta que la
suerte les presenta la solución. Un amigo del hijo mayor se va del país y deja
sus clases particulares de inglés con una chica rica. Le propone a Ki-woo ( Choi
Woo-sik) sustituirlo. Con la ayuda de su
hermana Ki-jung(Park So-dam ), experta en diseño, se prepara un expediente
magnifico y es aceptado en el trabajo. La señora Park (Cho Yeo-jeong) y su hija Da-hye (Jung Ziso) quedan maravilladas
por los métodos del nuevo maestro. Este sugiere a la señora Park una maestra de
Los tres juntos introducen a
su madre y esposa, Chung-sook( Jang Hye-sik) para sustituir a la ama de llaves Moon-gwang
(Lee Jeong-eun), provocándole una crisis de urticaria por el contacto con
duraznos y diciéndole a la señora Park que se trata de tuberculosis.
La familia Kim ya
instalada puede celebrar su éxito cuando la familia Park se va de fin de semana
para festejar el cumpleaños del hijo, fanático de historia de indios y cowboys.
Pero su cena se ve interrumpida por el retorno de Moon-gwang que les suplica
darle acceso al sótano. Se trata en realidad de un bunker donde mantiene
encerrado a su esposo Geun-sae (Park Myeong-hoon) desde hace años para
esconderlo de acreedores.
Cuando la
familia Park vuelve en medio de la noche a causa de una tormenta que impidió su
estancia en el campo, la familia parasita se ve obligada a esconderse, mientras
la pareja clandestina, bastante estropeada por el enfrentamiento, se queda en el
bunker. Cuando los Kim pueden finalmente escapar y llegar a su propio sótano, es
para encontrarlo completamente inundado por las cloacas.
La organización
al día siguiente de una fiesta de cumpleaños de ultimo momento obliga a los
Park a llamar a sus maestros particulares, su ama de llaves y su chofer. Pero la
celebración en el jardín no sigue exactamente la trama prevista y acaba con una
cascada de muertes en ritmo frenético, en particular la del señor Park a manos del
Señor Kim ,quien desaparece.
Finalmente,
Ki-woo, ahora solo con su madre, contempla la maravillosa residencia Park y entiende
que la luz intermitente que de ella sale es en realidad un mensaje en clave
morse que manda su padre desde el sótano. Ahora puede soñar en un futuro en él
que será el rico dueño de la casa y podrá vivir ahí feliz con sus padres.
Conforme se van
desarrollando las aventuras de la extraordinaria familia Kim van cambiando las
tonalidades. El ascenso en la escala social y en la maravillosa casa de los
Park es una comedia que usa de todos los recursos de este genero : esquema
repetitivo, engaños, complicidades, sobreactuaciones. La revancha de una
familia pobre sobre un sistema de desigualdad, usando todos los defectos y preferencias de
los ricos , da un gusto enorme . Es divertido, jocoso, casi caricatural, y es
merecido. Si bien es cierto que no son nada honestos, también hay que reconocer
que tienen talento, que no tienen miedo al trabajo y que tienen una cierta
capacidad camaleónica de transformarse y adaptarse.
Cuando el
ascenso está consumado, la cinta puede cambiar a otro genero . La vuelta de
tuerca se da en una noche de tormenta, momento perfecto para una película de
terror. En medio de truenos y relámpagos, la aparición de Moon-gwang, transformada
por la lluvia y la preocupación en una suerte de muerta viviente es la señal
para iniciar una historia de túneles, subterráneos, oscuridades y sangre. Cuerpos
persiguiéndose, arrastrándose. Es tiempo de miedos y sobresaltos.
El regreso de los
dueños empieza el tercer acto, tiempo de suspenso, tiempo de detener la respiración,
de esconderse y oír lo que talvez no debería saberse. El ritmo se mantiene rápido porque hay que
escapar, desaparecer y hay que volver a casa. Pero las aguas suben más rápido y
la familia, después de perder su lugar en la casa encantada, pierde todas sus
pobres pertenencias en el cuarto miserable. La tonalidad es ahora la de drama miserabilista.
Pero después de
la lluvia sale el sol. La fiesta continua con la colaboración de todos. El
cuarto acto empieza suavemente, felizmente, con jardín , cielo azul y pastel. El
guion ha sido muy bien preparado por el padre, pero las fuerzas subterráneas han
encontrado por donde salir. Ya no se pueden contener. El miedo del niño al ver
el fantasma que lo asustó años antes, la ira del viudo del bunker, el
resentimiento del pobre despreciado a causa de su olor por el rico que lo
obliga a entrar en su teatrito festivo, todas las fuerzas reprimidas, todas las
pulsiones rompen caudales, como los ríos de aguas negras que invadieron los
barrios pobres en la noche anterior. Ahora es el odio en su máxima expresión,
el odio de los que luchan por su vida, por su lugar bajo el sol.
El epilogo es
una vuelta a la paz, una reconciliación. La tonalidad es ahora de romanticismo,
de sueño. Es la utopía de un mundo que funcione de otra forma, donde los que
trabajan con coraje encontrarán su recompensa. Es una fuga de la realidad, un
deseo de que, esta vez, tal vez, los intentos de Ki-woo hagan feliz a los miembros
de su familia que han sobrevivido.
La geometría narrativa
se materializa en la construcción de la casa, fabricada sobre medida para
responder a las necesidades del director, maravilla de arquitectura moderna, de líneas rectas,
de espacios abiertos y llenos de luz. La belleza de la vida fácil, de la
riqueza, se confronta en el secundo acto a la revelación de su contrario: la
oscuridad del dédalo subterráneo en el cual se esconde el prisionero de los acreedores,
la víctima del capitalismo, condenado a la muerte social por un pecado económico,
reducido a ser un muerto viviente, la sombra gesticulante de lo que fue. La gran
escalera de madera que lleva de la estancia y la cocina moderna a los cuartos
de los niños tiene su pendiente : una escalera angosta y negra que baja a los
infiernos. Como en Metropolis (Fritz
Lang – 1927), el mundo de abajo es el revés del mundo de arriba. Y lo
habitantes de arriba ni siquiera podrían sospechar que existe el mundo de
abajo, de la misma forma que los ricos no pueden imaginar cómo es la vida de
los pobres, o qué siquiera existen los “miserables”.
La construcción impecable
de la narración muestra un control perfecto de la historia por el director y
guionista, con un uso magistral de los géneros cinematográficos y sus códigos.
Construye una fabula social implacable sobre las desigualdades, utilizando
personajes multifacéticos al mismo tiempo que estereotipados. Son precisamente multifacéticos
porque saben jugar, actuar en diferentes papeles. Cada familia representa una
clase social, al mismo tiempo que vive en una cohesión perfecta a su nivel familiar.
Los Kim son una maravilla de entendimiento y de complicidad. Se apoyan, se
ayudan, actúan como un solo hombre. Aunque reaccionen más bien a los azares de
la vida sin tener un plan preconcebido : “¡No plan!” es el lema del padre, su
respuesta va siempre hacia el trabajo de equipo, por el bien del equipo. La
familia es un organismo biológico-social indivisible.El azar visto a posteriori
parece una estrategia muy bien montada. Cuando se ven amenazados por el olfato
del pequeño Da-song, que ha sido el único en percibir el mismo olor en los familiares,
inmediatamente encuentran una solución común : usar jabones distintos.
Aunque el
problema no sea el olor del jabón sino el olor de la pobreza : ese perfume es
imborrable como se verá en la fiesta. Los de abajo huelen feo. Viven
encerrados, comen mal, están cercan de las cloacas y los paseantes orinan en
sus ventanas, les falta aire puro y jardines, les falta grandes ventanas y
cuartos amplios. Y el olor que se desprende de ellos les da asco a los ricos. Una
nariz arrugada muestra todo el profundo desprecio, que no se puede controlar,
que es una reacción física , pulsional. Los ricos desprecian a los pobres en
forma impulsiva, aun cuando los tratan bien, los aceptan a sus casas, los
invitan a comer. Aunque traten de dominar sus impulsos, no pueden evitar que
sus cuerpos reaccionen. La separación entre clases es algo mas fuerte que todos
los intentos de la educación, la cultura, la política . Es fundamental, visceral,
es inherente a la especie humana.
Por eso, cuando
los intentos pensados, organizados estratégicamente , no pueden tener éxito, lo
único que queda es el sueño utópico que algún día, con mucho trabajo, la
sociedad cambiará . Que ya no habrá necesidad de actuar como “parásitos” para
alcanzar un espacio a la luz del sol, sin miedo a ser inundados por las
cloacas.
Por cierto, Bong
Joon Ho realizó hace pocos años Snowpiercer (2013), adaptación de la novela
gráfica francesa en blanco y negro Le Transperceneige de Jacques Lob y Jean-Marc Rochette y que
plantea la misma separación entre dos categorías sociales, en tono post apocalíptico,
y organizando la población no verticalmente como en Parasite, sino horizontalmente
a lo largo de un tren, los pobres estando obviamente al final del convoy
concebido por el decorador Lee, que trabajó también en la concepción de la casa
de Parasite.
Habiéndonos
sacudido con su viaje acelerado a través de los géneros, las significaciones ,
las risas y los miedos, Parasite nos deja al final con una pregunta :¿Quiénes
son los parásitos?