Basada en la novela gráfica francesa Le Transperceneige (Jacques Lob y Jean-Marc Rochette, 1982) ,una sombría historia de rebelión, en un mundo futuro limitado a un tren que da vuelta sin cesar a la tierra, llevando en sus vagones lo que queda de la especie humana, con lo peor y lo mejor, si lo hay, y reproduciendo todos los antagonismos de la sociedades actuales. Si uno se deja llevar al principio por lo aparentemente innovador, lo que sigue dejar mucho que desear cuestión infectividad en la narración. Aunque, hay que reconocerlo, hay algunas escenas interesantes.
Gélida ficha IMDb
En un futuro no tan lejano (2031), el mundo ha colapsado por un error humano: al ver cómo iba subiendo la temperatura terrestre, se decidió enfriarla a la fuerza. Nada más que se calculó mal, y la tierra completita se congeló. Todo es hielo y nieve. Nadie puede vivir afuera. Los sobrevivientes están todos en un solo tren, que, desde hace diecisiete, le da la vuelta años al mundo sin cesar. El año se define ahora como el regreso a un mismo punto. Este tren reproduce en su longitud la organización geográfica de la tierra: adelante van los ricos, atrás van los pobres. Su alimentación está limitada, viven hacinados en dormitorios, y de vez en cuando reciben la visita de una emisaria del poder, Mason (Tilda Swinton, absolutamente genial, quien se lleva a un niño chiquito., no se sabe para qué.
Como es de esperarse, hay un leader político, anciano ya, y debilitado físicamente, Gilliam (John Hurt) a quien todos respetan porque, poco después de la catástrofe, salvó la vida de un bebe que unos hambrientos se quieran comer, al darles uno de sus brazos para alimentarlos. Este bebe es ahora Edgar (Jamie Bell), en edad de pasar a la acción.
Y hay un joven fuerte y decidido, Curtis (Chris Evans), quien llevará a cabo la ofensiva contra el poder, cuando Gilliam recibe un mensaje, mandado por un espía localizado en los vagones de adelante.
El ejercito de los revoltosos emprende el camino hacia el frente Su primer trabajo es de liberar a Namgoong Minsu (Song Kang-ho),quien diseño los sistemas de seguridad del tren, encerrado en un cajón, como su hija Yona (Ko Ah-sung ), chica de pocas palabras y mal carácter.
Así que toda la cinta es la historia del caminar hacia el principio del tren, a la derecha de la pantalla, porque, como se sabe, la derecha es el lugar de los opresores, y la izquierda el lado de los oprimidos, y por consecuente de los revolucionarios.
La evolución de los equipamientos del tren a medida que uno avanza, es interesante y divertida, rayando a los clichés: spas, salones de belleza, salón de clase, mujeres ociosas, lujo, alimentos, plantas… Y hay que reconocer que las diferentes escenas de enfrentamientos presentan una rica variedad en tipos de combate, utilización de las luces, los colores, ritmos y movimientos de cámaras.
El final es doble. Primero un final dentro del tren, cuando Curtis se enfrenta directamente a Wilford (Ed Harris), jefe y creador del tren, quien le revela que todo ha sido un engaño, y que su mentor Gilliam era en realidad al servicio del poder, porque es necesario que cada cierto tiempo se de una revolución, para ocupar a la gente, y eliminar el exceso demográfico. Después de eso, uno puede preguntarse cuál es el mensaje de la cinta: ¿demostrar la futilidad del intento por alcanzar la movilidad social?
El segundo final es digno de los peores sueños ecologistas: Yona y el niño salen del tren inmovilizado en la nieve. A lo lejos del paisaje blanco, logran divisar un oso. La tierra está volviendo a temperaturas normales. La vida es de nuevo posible afuera. Si esta última imagen puede ser una alusión a la paloma que anuncia a Noé que el nivel de las aguas ha bajado, se agradece esta nota mitológica. Pero eso de la inocencia en figura de niño y mujer, es de lo más demagogo y poco realista. Un final de cuento para niños.
Eso es la impresión que se va haciendo lugar conforme se desarrolla la historia: de una idea de principio interesante se cayó a algo muy previsible, casi infantil. ¡Lastima! Hemos visto historias post-apocalípticas mucho más originales.
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