Quinta entrega de la saga, con el mismo Ethan Hunt, igual de decidido, con las mismas escenas espectaculares. Un buen momento de acción, no desprovisto de humor, en grandes escenarios. Un buen cine de entretenimiento.
Ficha IMDb
Una primera secuencia , al estilo de los prólogos de los James Bond : espectacular, un suspenso súper eficiente, que pone a Ethan Hunt (Tom Cruise) al borde de la catástrofe sobre un aeropuerto militar ruso mientras sus cómplices tratan de encontrar, con sus métodos tecnológicos de altura, la solución para salvarlo. Lo lograran, in extremis obviamente.
Pero, al volver a poner los pies en la tierra, la dura realidad los espera: FMi esta disuelto. Porque así fue decidido por el director de la CIA Alan Hunley (Alec Baldwin) .el Director de Operaciones de Campo del FMI, William Brandt (Jeremy Renner), no puede defender a su departamento, muy controvertido debido a sus métodos destructivos. El FMI , disuelto es absorbido por la CIA; Pero Hunt decide seguir su propia misión, destruir a “el sindicato” aunque sea clandestinamente, al que persigue desde que tiene edad de destruir a los malos.
Después de un tiempo de reflexión e investigación solitarias, vuelve a salir al campo de acción. Llama a su ex colega Benji Dunn (Simon Pegg) a reunirse con él en Viena.
La trama es entendible, las secuencias se siguen en forma lógica, y las escenas de acción suceden cuando deben de suceder. Muy notable es la escena en la Opera de Viena, con una pelea en las alturas, mientras el primer ministro austriaco (Rupert Wickham) escucha Turandot,
Una nueva “chica Hunt” se presenta, es Ilsa Faust (Rebecca Ferguson) y, además de saber pelear, sabe vestir, y tiene un gran apego a sus zapatos de tacón.
Así, la acción se desplaza, de Londres a Washington, a Viena, a Marruecos, manteniendo un ritmo trepidante.
Se anuncian perfectamente bien los elementos que serán necesarios en los momentos cruciales, como la recuperación subacuática de la lista de agentes, aunque un poca inverosímil: los cuatro minutos sin respirar suenan un poco exagerados.
La complicidad entre los personaje es un ingrediente suplementario para hacer de esta entrega un entretenimiento verdad muy apetitoso. No es gran cine, no es muy intelectual, no tiene la poesía visual de Misión: Imposible II (John Woo - 2000) pero divierte muchísimo, está muy bien hecho y los actores se entregan totalmente, en particular Tom Cruise, quien, a sus 53 años, sigue con el cuerpo musculoso que tenía en el primer Mission : Impossible (Brian de Palma – 1996)
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