Remake de la maravillosa El secreto de sus ojos del argentino Campanella (2009), esta cinta no tiene el encanto ni la sutileza de su modelo. Ni en los personajes, ni en la situaciones y menos aún en la dirección o la fotografía. Es una burda adaptación a la historia contemporánea gringa, y los actores están muy desaprovechados.
Ficha IMDb
2002, en Los Angeles. Ray (Chiwetel Ejiofor) un policía que fue FBI regresa a la oficina del Distrito, con nuevas pistas sobre el asesinato de la hija de su amiga y colega Jess Cobb (Julia Roberts) . Durante los trece años que se ha mantenido alejado de la oficina, ha estado observando fotos de sospechosos. Unos miles y miles. Regresa con la convicción de haber identificado el sospechoso, que había detenido en ese entonces, Marzin (Joe Cole), bajo la nueva identidad de Beckwith. Su ex colega Claire (Nicole Kidman) es ahora fiscal de distrito, y ocupa el lugar de Martin Morales (Alfred Molina) , quien hizo todo para impedir el arresto del criminal, ya que le servía de indicador en una mezquita, y que, en ese entonces, la prevención del terrorismo era prioridad.
Ray y su amigo Bumpy Willis (Dean Norris) vuelven a abrir la investigación, con la ayuda escondida de Claire y con la aprobación reticente de Jess.
La cinta mezcla momentos de la previa investigación, trece años antes, desde el descubrimiento del cadáver de Carolyn (Zoe Graham),el encuentro de Ray con Claire, ambos nuevos en la oficina antiterrorismo de Los Ángeles, el secreto enamoramiento de Ray,el arresto e interrogatorio de Marzin. Todo eso se va combinando con el tiempo actual, la nueva encuesta de Ray y Bumpy , el la verdad sobre los sentimientos de Claire hacia Ray.
El problema es que trece años no son muchos. Si Claire ha cambiado un poco su estilo de vestimenta, los demás no han cambiado, aparte de Reg Siefert (Michael Kelly),el colega desagradable y cómplice del fiscal. Así que el pobre espectador se pierde a veces en las temporalidades.
Esta cercanía temporal impide el peso de la nostalgia, del cuestionamiento sobre las decisiones pasados, y de una cierta aceptación filosófica de lo hecho, así como la reflexión sobre la escritura que la cinta de Campanella hacia tangibles, con, además, un gran talento en las interpretaciones.
Además, el ambiente cargado de culpabilidad, de la Argentina rememorando sus años de dictadura, veinticinco años antes se ve aquí cambiado por los años de obsesión anti-terrorismo, en la era post-9/11,que en realidad no han cambiado mucho en Estados Unidos, y se reavivan con cualquier incidente.
Varias escenas están copiadas exactamente de la cinta argentina, pero con mucho menos maestría fílmica: la escena del plano secuencia en el estadio, comienza con una toma aérea y termina en un close up a ras de piso, se vuelve una simple persecución en un estadio. Los diálogos pierden mucho de su fineza. Aparte de la escena magistral del interrogatorio llevado por Claire, todo es un poco tedioso.
Si Nicole Kidman es hermosa, alta, delgada y distinguida, Julia Roberts luce desalineada, deshecha, casi fea, sin maquillaje y con un fleco demasiado largo, lo que hace demasiado fácil la oposición entre las dos mujeres, la amiga y la “enamorable”. Aunque cuesta trabajo creer en el enamoramiento entre Claire y Ray.
Finalmente, si hay secretos en las cinta, que se van desvelando progresivamente pero a veces en forma muy artificial, lo que falta es pasión e intensidad, profundidad en caracteres y relaciones.
Hay que volver a ver la original.
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