Libremente adaptada de la gran novela de Nathaniel Hawthorne, uno de los primeros escritores estadounidenses, esta cinta, larga, trata de mostrar la fuerza de los sentimientos auténticos frente a la hipocresía generalizada entre los Puritanos, fundadores de las primeras colonias de Nueva Inglaterra. La reconstitución de la vida de entonces no está muy bien lograda, sobre todo a causa de una actriz que queda con el personaje. Sin embargo, los hombres de la historia muestran bastante convicción en sus papeles.
Ficha IMDb
En la Nueva Inglaterra del siglo XVII, la vida no es muy fácil. Después de un tiempo idílico entre los Padre Fundadores y los indios de la zona, los intereses empiezan a separarse, sobre todo porque los nativos se dan cuenta que esos nuevos habitantes no son muy tolerantes, a excepción de algunos.
Boston es todavía un pueblo, pero sus gobernantes, Puritanos, están convencidos de su autoridad, y que sus creencias religiosas y sus valores morales y de comportamiento, son los únicos aceptables. Es ahí donde llega, vestida de encajes, Hester Prynne (Demi Moore), a quien su esposo mandó, sola, a preparar todo antes de que él llegue. Es un médico, más viejo que ella, y parece que no hay amor entre la pareja, que fue casada por motivos de interés financiero.
Comportamiento, opiniones, vestimenta, todo choca en esta mujer que parece salida de una corte europea. El gobernador del pueblo, Horace Stonehall (Robert Prosky) le aclara muy rápido que su actitud y apariencias no son tolerables. Además, Haether decide comprar una casa a la orilla del mar, lejos del pueblo. Su encuentro con el pastor del pueblo , Arthur Dimmesdale (Gary Oldman) , sin saber quién es, y sin que él sepa que ella está casada, es el principio de una relación, primero intelectual ya que los dos comparten puntos de vista más liberales que el resto de la gente. Cuando se enteran de la desaparición de Chillingworth, por el ataque de su barco por los indios, se dejan llevar por la pasión. Por supuesto, Hester queda embarazada y la justicia del pueblo la persigue, por inmoral, por bruja, y la encarcela. A pesar de todos los malos tratos, ella se niega a confesar el nombre de su amante. Después de nacer su hija, Pearl, es liberada, pero condenada a portar sobre su ropa la letra A, por adultera.
El mismo día de la exposición de Hester en el cadalso, vuelve Chillingworth (Roland Duvall), quien ha pasado meses prisionero de los indios, lo que lo ha trasformado en un ser salvaje, que no domina sus instintos.
Lo que sigue será un sordo enfrentamiento entre el esposo engañado, que busca la verdad, espía, pregunta, amenaza, el pastor que sufre de su culpabilidad y de su impotencia, y la mujer que trata de sobrevivir en un ambiente de hostigamiento. La venganza del esposo desencadenará una guerra con los Algonquinos, por un quiproquo, y permitirá la felicidad de los amantes con su hija, contrariamente al final de la novela.
La cinta es la onceava adaptación cinematográfica de la gran novela escrita en 1850 por Nathaniel Hawthorne. Hay también un comic, una comedia juvenil, una ópera, y una miniserie televisiva. Es decir que la historia de Hester y su pastor fascina. Porque es la historia de un gran amor, que se enfrenta a los prejuicios, porque es una historia de fidelidad de uno al otro a pesar de todo.
Pero la novela de Hawthorne compone un personaje femenino mucho más intenso que él que interpreta Demi Moore. Hester es antes que todo, un personaje que sufre. No es una feminista antes de la fecha, no es una provocadora de la autoridad. Es una mujer de su tiempo, profundamente religiosa, profundamente moral. Sufre de ser exhibida ante el pueblo, sufre de no poder educar a su hija con un código moral ya que es fruto del pecado, y que ella misma, su madre, es ejemplo de pecadora. Y sufre del silencio y del aislamiento al cual se condena al no revelar la identidad del padre. Pero tiene una fuerza y un talento: es una artista. Sabe bordar (adorna con hilos de oro la letra abominable que debe ostentar y la vuelve una joya), sabe coser divinamente. Vive en la soledad, aislada del pueblo, y cerca de la naturaleza, del trabajo, abnegada. En realidad ella encarna los verdaderos valores puritanos.
La novela explora también las motivaciones de cada uno de los habitantes en sus papeles sociales: el gobernador, el pastor, los magistrados. El autor quiere dar a entender el funcionamiento de una pequeña sociedad y como llegó a descarrillarse y producir esos excesos de intolerancia.
La cinta, en cambio, queda en la superficie de todos los comportamientos. Se dio unos personajes sin profundidad, que persiguen un solo objetivo, sin facetas, sus sutilezas. La narración es larga, bastante previsible, y se detiene en detalles que no tienen gran significado, y sirven solo para adornar. T que, sobre todo, se antojan algo anacrónicos.
La película quiere ser una reconstrucción de las condiciones de existencia de los primeros colonizadores de América del norte, esos quakers, que tuvieron que trabajar muy duro para comenzar una nueva vida, lejos de la intolerancia europea hacia sus prácticas religiosas, y que, en sus excesos de rigor moral, llegaron a ser igualmente intolerantes que los de quienes huyeron. Pero pretende abarcar demasiado, desde las costumbres de los indios, el trabajo en el campo de una mujer y sus relaciones con sus esclavos. A eso se mezcla toda una historia de juicio por brujería que afecta a varias mujeres del pueblo. ¡Parece que se produjo en el guion una interferencia con la historia de las Brujas de Salem!
De todo eso, lo único que queda son dos muy buenas
interpretaciones, Gary Oldman como el pastor, Y Roland Duvall , fascinante en europeo transformado por los indios, cuyos rituales le han revelado la fuerza salvaje que lo habita. A medida que avanza la cinta, que su voluntad de venganza se intensifica, y su deseo mezclado de odio hacia su mujer lo envenena, su cara se transforma, y logra en ciertos momentos que sus rasgos sean casi de Algonquino. De personaje secundario, pasa, en los últimos momentos de la cinta, a ser el protagonista.
Esta adaptación de La letra escarlata figura en la lista de las 100 peores películas. Tal vez no sea para tanto, pero no se puede decir que sea excelente. Joffé ha hecho cosas mucho mejores, recordemos La Mision (1986) con Robet de Niro, Jeremy Irons, Liam Neeson)
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