Lo que parece ser la historia de dos procesos judiciales es en realidad el camino de una mujer madura hacia una verdad familiar y social. Una toma de conciencia lenta pero fuerte y segura apoyada en la convincente interpretación de Cecilia Roth.
Ficha IMDb
Una construcción con doble ritmo lleva progresivamente el espectador a entender la relación entre dos historias que parecen al principio totalmente independientes a pesar del suspenso que las dos mantienen.
En fragmentos muy cortos que vuelven cada determinado tiempo, se ve en toma fija un pasillo oscuro, de noche, al fondo del cual se abre un cuarto que parece ser un cuarto de baño, Una silueta femenina sale y entra y se dedica a limpiar. Conforme avanza la cinta se empieza a distinguir detalles que llevan a entender quién es esta mujer y qué hizo. Estas escenas interrumpen la narración central y parecen sin relación con ella.
La historia central, diurna, es la de Alicia (Cecilia Roth) e Ignacio ( Miguel Angel Solá ) que llevan la vida habitual para una pareja retirada argentina en la actualidad, con alto poder adquisitivo : bonito departamento, tiempo, pocas preocupaciones y una sirvienta a domicilio. Su tranquilidad se ve perturbada por la llamada de su hijo Daniel (Benjamín Amadeo ) en prisión por una acusación de violación e intento de homicidio en contra de su expareja Marcela (Castiglione) después de reiteradas denuncias y ordenes de alejamiento. Según él, todo es para quitarle la paternidad del pequeño Martin (Jeremías Da Cruz). Alicia está decidida a todo para liberar al hijo que considera falsamente acusado por una nuera que desprecia un poco por ser de clase inferior, hasta pagar a un dudoso abogado quien les pide 400 000 dólares para hacer desaparecer documentos comprometedores del expediente. Ignacio no parece tan convencido de la total inocencia de su hijo y le recuerda a su esposa los sucesivos proyectos fallidos del hijo con los sucesivos pedidos de apoyo financiero.
Al mismo tiempo, en un desfase temporal empieza el juicio de Gladys (Yanina Ávila), la sirvienta de Alicia e Ignacio, acusada de asfixiar a su bebe en los primeros momentos de nacimiento : las escenas del pasillo. Nadie ni ella misma se dio cuenta del embarazo. Gladys es medio analfabeta, taciturna, tal vez un poco limitada intelectualmente, y muy obediente. Porque se siente incapaz, dejó a Alicia llevar la educación de su hijo Santiago (Santiago Ávila), lo que esta hace con mucho amor y dedicación.
La joven, de apariencia extraña, con una cara asimétrica casi fea, con paso lento, se abre poco a poco con la trabajadora social (Paola Barrientos) y en parcas palabras cuenta su niñez : muerta su mama, quedó al cuidado de su papa que la dejaba durante largos días sola con los perros para ir a trabajar y “tomaba siestas” con ella cuando volvía. Al volverse a casar, su nueva pareja utilizaba a Gladys como sirvienta hasta que la vendió a una mujer de la ciudad para ayudar a su hija.
Gran parte de la cinta se desarrolla en los tribunales, con las escenas paralelas de los dos juicios. La contraposición sin dramatismo de los testimonios lleva al espectador a entender : las declaraciones violentamente victimizantes y acusadoras del hijo contra su exesposa contradicen la palabra de ella, perfectamente estructurada temporal y lógicamente, que elabora un análisis inteligente del comportamiento de un abusador pasivo-agresivo. Esta palabra de mujer educada contrasta con la incapacidad verbal de Gladys : la única vez que habla antes de que le dicten sentencia, no es para defenderse o explicarse, es para pedir ayuda para su hijo.
En medio de todo esto, Alicia trata de mantener su equilibrio, sin poder salir todavía de su amor ciego hacia su hijo y de su horror frente al crimen de Gladys. Cuando Daniel sale de prisión, lo recibe con los brazos abiertos, pero cuando este explica sus planes de nuevos negocios utilizando el producto de la venta del gran departamento parental y sus propias dudosas relaciones, empieza a tener dudas.
Y cuando, ya instalada en la nueva normalidad de su vida en prisión con la primera visita de su hijo, Gladys confiesa que el bebe asfixiado era producto ser violada por Daniel , quien entró a la casa paternal para robar dinero, y la amenazó con matarla ella y su hijo si decía algo a sus padres, Alicia de repente ve la verdad de su hijo y empieza a actuar : ayudar al abogado de Gladys en la apelación a la sentencia y ayudar a Marcela a acusar a Daniel. Para eso, entrega el documento que el abogado sustrajo : la prueba de ADN de la violación de Marcela.
Sola con el pequeño Santiago en un apartamento pequeño, despreciada por sus amigas elegantes, Alicia es ahora una mujer nueva, solidaria sin aspavientos de sus hermanas mujeres, sin distinción de edad o condición sociocultural. Ha dejado de ser cegada por el amor maternal. Ha alcanzado un estado de sabiduría.
El guion se apoya en casos reales, Schindel pidió a abogados que le pasen documentos sobre casos de violencia de genero y feminicidios, habló con mujeres en refugios. Construyó su historia principalmente sobre dos crímenes reales sin relación entre sí, los dos “con agravante por el vinculo”, o sea crímenes en la familia.
La temática de la cinta retiene resonancia porque en tiempos de los Me Too que denuncia abusos de hombres famosos, muestra lo que pasa en la vida cercana, esos casos ancestrales de abusos que las mujeres han callado porque sabían que nadie las escuchaba. Lejos de los periódicos, las redes sociales y los medios de comunicación, las mujeres están abusadas, sin que el nivel de educación o de riqueza de los abusadores tenga nada que ver. Reflejo del interés que por fin se da a estos casos cercanos es el éxito de que esta pequeña, modesta cinta, pero construida y dirigida con rigor está ganando en Netflix. No se imponen los hechos a la vista del espectador, se cuentan a través de la palabra, articulada o confusa de las víctimas, consciente so no del abuso que se les hizo. La mujer educada sabe que es abuso y tiene armas para argumentar. La mujer sin educación ni siquiera sabe que no es normal lo que le pasa. El poder del hombre está inscrito en su cultura, no se puede ni siquiera pensar de otra manera. El formato de “película de juicios" permite dar espacio a la palabra de los testimonios, de lo vivido, de lo sentido.
La conclusión de la cinta es el acercamiento entre mujeres, esta “sororidad” que se construye al compartir experiencias, al darse apoyo, al entender que las categorías sociales no cambian nada en un antagonismo mucho más profundo : los derechos que se otorga un ser humano sobre otro, por el simple hecho de ser masculino.
No comments:
Post a Comment