Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Tuesday, June 29, 2021

Palais Royal! (Valérie Lemercier, 2005) – 5.5/10


Una historia inglesa, contada a la francesa como si pasara en Bélgica. El resultado es una comedia muy fácil que no logra ser muy inteligente a pesar de momentos divertidos.

Ficha IMDb

Todo empieza por el final : una emotiva ceremonia fúnebre en una catedral, mientras centenares de humildes ramos y recuerdos se amontonan frente a la reja dorada de un palacio. Imagen conocida, pero no se trata de Lady D. ni de Inglaterra. Se trata del funeral de la princesa Armelle, esposa del futuro rey de un país francófono de Europa. 

La historia vuelve hacia atrás : mientras el príncipe Arnaud  (Lambert Wilson), su esposa Armelle, su amigo Titi (Denis Podalydès) y la esposa de este, Laurence (Mathilde Seigner) también amante del príncipe, pasan un alegre fin de semana en Londres, shopping incluido con regateo obsesivo, reciben una triste llamada : el rey André acaba de fallecer en un accidente de helicóptero en las montañas donde practicaba alpinismo con su hijo mayor, el príncipe Alban (Michel Vuillermoz), quien sobrevivió al accidente. La reina Eugenia (Catherine Deneuve) apoyada en todo por el gran chambelán René-Guy (Michel Aumont) encuentra un viejo edicto que excluye de la sucesión el príncipe heredero ya que no tiene hijos, ni esperanza de tenerlos ya que todas sus novias lo abandonan tarde que temprano. Arnaud será rey y Armelle debe dejar su vida discreta y su trabajo de ortofonista. 

Las obligaciones protocolares, las sesiones de fotos oficiales, las visitas a asilos, escuelas y las eternas sonrisas no quedan con su temperamento solitario y sencillo, del cual se burlan ostensiblemente esposo, amigo y esposa del amigo, y escondidamente la sirvienta, la reina y el gran chambelán.

Cuando descubre por accidente al esposo encamado con la amante, todo cambia : desde venganzas leves como comprarle ropa interior dos tallas mas chica, hasta avisarle a un paparazzi de las citas. Con las mismas apariencias amables, Armelle se opone con firmeza a las obligaciones de corte, toma clases de fitness con el exigente coach Bruno  (Gilbert Melki), organiza un día puertas abiertas en el castillo real, se entrega a actividades humanitarias con muchos fotógrafos, destila rumores sobre la familia real, el extraño parentesco de su esposo con el gran chambelán de la reina, convence el príncipe Alban de escribir la verdad sobre las mentiras de su madre. En resumen, siembra la discordia y cosecha el amor del pueblo. Es la reina de la manipulación. La fuerza de su imagen culmina en un salto al elástico desde el puente de Londres. Acompañada de gente famosa de las artes, los deportes : Pavarotti, Brad Pitt, Beckman, el Dalai Lama, se lanza en los aires. Y se mata.

 ¿Accidente? ¿Asesinato? La princesa molestia ya no está. La reina y el futuro rey pueden respirar. 

Las semejanzas con hechos y personajes reales no se esconden, muy al contrario. Inglaterra está aquí con su puente de Londres, sus palacios, su protocolo, sus carrozas, sus juegos de polo, los atuendos de la reina. Catherine Deneuve es una perfecta copia de Elizabeth II, con sus faldas de tweed, sus botas, su amor al jardinaje, sus perlas, y sobre todos sus sombreros del color de sus vestidos. Al mismo tiempo, recuerda a Grace de Mónaco, con su elegancia y su porte.

Bélgica dio las locaciones : fachadas en gabletes, rejas y el acento usado por Armelle cuando denuncia anónimamente a su esposo. La princesa Mathilde de Bélgica fue ortofonista como Armelle. Y el difunto rey André es el doble del rey Albert II, soberano de Bélgica de 1993 a 2013.

De hecho, Reino Unido y Bélgica tienen, como varios otros países europeos, un régimen de monarquía constitucional. Si no tienen peso político, los miembros de las familias son tema de alto interés por parte de la prensa y del pueblo, objetos de merchandising fabricado en Asia. 

Armelle es una copia clara de Lady Diana : princesa perturbad para la vieja corte, demasiado libre, demasiado amada por el pueblo : baila con vestido sexy, se compromete en actividades caritativas, tiene una relación amorosa con un “inferior”. Herida por el engaño de su esposo, traiciona el silencio de buen gusto y revela los lados oscuros de la familia real, principalmente de su suegra : avaricia, falta de higiene, manipulaciones. Armelle es una peste, una piedra en el zapato. No merece sobrevivir. Su muerte accidental, como la de Diana, abre la puerta a todas las interpretaciones. 

La película cuenta con un reparto de lujo : los veteranos Catherine Deneuve, Michel Aumont. Los más jóvenes como Lambert Wilson, Denis Podalydès y Mathilde Seigner, hasta la más que veterana y deliciosa Gisèle Casadesus en el papel de la reina madre Alma que sigue viendo a su hijo el rey André como el bebe que fue hace muchísimos años.  Se usaron varios espacios famosos y hermosos : castillos de Chantilly y de Compiègne en Francia, plazas en Malines y Bruselas en Bélgica, estación de esquí de Serre- Chevalier en los Alpes. Parece que la producción tuvo finanzas bastante confortables para darle a Valérie Lemercier el estuche necesario a las alusiones que deseaba. 

Porque la cinta es escrita, en colaboración con Brigitte Buc, por Valérie Lemercier, dirigida por Valérie Lemercier, actuada por Valérie Lemercier. Es un regalo de ella para ella, para darse la oportunidad de disfrazarse, de interpretar un montón de papeles, con un montón de vestimenta, bolsitas, ramitos, sombreros, de estar siempre en el centro de la foto. 

Con todos los medios que tuvo la producción, se podía esperar algo mejor : el humor es bastante previsible, a veces pesado o limite grosero. Valérie Lemercier sobreactúa para ganarse el protagonismo, Wilson y Melki también un poco para dar claramente a entender que sus personajes son ridículos. Catherine Deneuve actúa como en piloto automático de sus papeles habituales de suegra odiosa. Nada original ni inventivo. Uno se deja llevar y se ríe sabiendo que, en el fondo, la cinta no merece tanta atención. La princesa no logra ser totalmente odiosa, ni simpática. En todos los aspectos, demasiados medios para pocos resultados.


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