Entre cuento de hadas y dramón lagrimoso, esta cinta deja en un estado indeciso : sinceridad o manipulación comercial. Las interpretaciones no permiten en realidad decidir de qué lado se inclina la balanza.
Fiche IMDb
Una joven agencia de publicidad va viento en popa, liderada por sus fundadores, Howard Inlet (Will Smith) y Whit Yardshaw (Edward Norton) y con unos colaboradores entusiastas y talentosos, entre ellos Claire Wilson (Kate Winslet) y Simon Scott (Michael Peña). La filosofía del despacho se basa en tres conceptos que unen a todos los seres humanos : amor, tiempo, muerte.
Tres años después, el socio mayoritario, Howard, está sumido en el silencio y la apatía y pasa sus días elaborado complicadas arquitecturas de dóminos, que después tira de un solo dedazo. Murió su hija de seis años de enfermedad y él no puede avanzar en su duelo. El despacho ya está en peligro de perder un contrato muy importante, basado en la relación personal del cliente con Howard, lo que los llevará a la quiebra. Además, su posición de socio mayoritario entorpece una eventual venta de la compañía.
El trio de amigos contrata a una detective, Sally Price (Ann Dowd) para investigar la vida privada de Howard en busca de pruebas de su inestabilidad mental. Extraño resultado : el mandó cartas a los tres conceptos que el definió antes. Actitud por lo menos extraña.
Cómo por milagro aparece en la fila de casting para un anuncio, una joven actriz, Amy (Keira Knightley), eso le da a Whit una idea genial : usarla a ella y a sus dos compañeros de teatro para encarnar los tres conceptos. La mayor, Brigitte (Helen Mirren) será la muerte, Amy será el amor y su joven compañero, Raffi (Jacob Latimore) será el tiempo. Cada uno tiene que entablar conversación con Howard, y los amigos harán que no los vean. Se grabarán los encuentros y se borrarán los actores. Así Howard aparecerá como claramente fuera de sus cabales.
Paralelamente, Howard observa cada noche las reuniones de un grupo de apoyo formado por personas que han perdido un hijo, liderado por Madeleine ( Naomie Harris), quien ha perdido una hija de 6 años.
Poco a poco y con artificios a veces poco honestos, se logrará sacar a Howard de su apatía, traerlo de vuelta a las exigencias de la realidad. En el camino, los tres actores se entrometen a la vida de cada uno de los amigos, como conociendo de antemano el nudo profundo de sus angustias : la enfermedad que amenaza de muerte próxima a Simon, tarea de Brigitte -la muerte; el rechazo por parte de su hija Allison (Kylie Rogers) quien acusa a Whit de haber provocado el divorcio y seducida por la riqueza de su nuevo padrastro, trabajo para Amy-el amor ; frustración de Claire por el reloj biológico y la perspectiva de no ser madre, trabajo para Raffi – el tiempo.
El final es reconciliación de Howard con su exesposa Madeleine, aceptación de la perdida, decisión de cada uno de los amigos de enfrentar su situación y actuar.
La cinta empieza muy realista, en medio de preocupaciones económicas. Es necesario que Howard ponga los pies en la tierra para que sobreviva su empresa. Los medios utilizados son prácticos, casi cínicos. Las cosas empiezan a volverse extrañas cuando cada uno de los actores toma a su cargo, además de su misión oficial con Howard, a uno de los amigos, conociendo el problema que lo angustia profundamente y del cual no ha hablado con nadie. Actuando como directores de conciencia, los llevan a enfrentar sus verdaderos miedos. Más extraña la revelación final de que Howard y Madeleine son los padres separados de la pequeña muerta Olivia y que están haciendo el camino que habían deseado desde el drama : volverse a encontrar como nuevos. La ultima imagen, de Brigitte, Amy y Raffi observando a la pareja reunida desde un puente en Central Park e invisibles a los ojos de Madeleine acentúa la pregunta. Por cierto, el segundo epilogo, en forma de flasback y para justificar el titulo : la anciana desconocida que le habló a Madeleine en el hospital de la “belleza inesperada” que debía ver en los actos de amor y compasión altruistas que acompañan la muerte de su hija , es…. la muerte-Brigitte. O sea, todo estaba escrito y previsto desde hace mucho y el encuentro entre Whit y los actores no fue ninguna casualidad. ¡Y qué decir del momento escogido para la historia : la época navideña!
Toda eso recuerda mucho una serie televisiva de los años 90 : Tocados por un ángel ( Touched by an Angel – 1994 a 2003) que alcanzó 211 episodios, marcada por una inspiración claramente católica. Con la diferencia que en Collateral Beauty no se muestra claramente una inspiración religiosa.
Podemos aceptar un cuento de milagro de Navidad. Aunque en nuestros tiempos modernos resulte difícil y forzado, muy en una ideología religiosa que nuestras mentes tecnologicadas sienten muy lejana. Lo más difícil de aceptar, y que finalmente va en el sentido de la interpretación de la cinta como un Cuento de Navidad, es el juego de los actores y la definición de los caracteres : cada personaje tiene un problema y muy poca profundidad psicológica. No hay descripción del despacho publicitario, de su gente o sus actividades. Los tres actores están solos en un pequeño teatro en pleno Nueva York, probablemente muy caro de rentar, y su proyecto teatral se acaba en cuanto se acaba su misión de rescate. Salvo Helen Mirren, sus actuaciones son superficiales, no solamente en su papel de Amor, Tiempo y Muerte, pero en su papel de actores reales, con frases simplistas.
Del lado de los amigos, Edward Norton encarna a un hombre sin personalidad, atrapado entre una madre (Mary Beth Peil) sin memoria y una niña egoísta, acartonado, es igual de artificial. La única que tiene algo de vida es Kate Winslett pero también con una tendencia fácil a la lagrima.
No se hable de Will Smith que, en paralelo a sus papeles de acción, parece tener una trayectoria de personaje hipersensible, tal vez como solución a la edad que avanza y le va pronto prohibir los papeles demasiado físicos. Como en En busca de la felicidad (Gabriele Muccino - 2006) o en Siete Almas (Gabriele Muccino - 2008) su cara más seria y de mandíbulas fuertes se ve invadida por muecas, expresiones de tristeza al limite de lo falso, sobreactuado y bañado en lagrimas.
Probablemente la cinta aporte una ayuda a los que pasan por un duelo, sobretodo el insoportable duelo por la partida de un niño. Seguramente puede ser una ayuda para aceptar, llorar, hablar, ponerle palabras al dolor. El trasfondo profondamente humano, compasivo es digno de admiración. Pero, desgraciadamente, eso no hace una gran película del punto de vista artístico. La realización no la saca del nivel de un honesto libro de auto-ayuda.
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