Thriller que alterna momentos de intenso suspenso con momentos aburridos. Una trama muy previsible y una interpretación sin nada especial.
Ficha IMDb
Nick Cassidy (Sam Worthington) acaba de ser sentenciado a 25 años de prisión en Sing Sing por el robo de un diamante de 40 millones de dólares. Clama su inocencia, pero se niega a apelar. Cuando su padre Franck (William Sadler) muere, se le otorga un permiso para asistir al cementerio. Ahí toma el control de la situación, inmoviliza a familiares y guardias y se escapa en una camioneta.
Un mes después, aparece en el prestigioso hotel Roosevelt en Madison Avenue de Nueva York. Después de una ligera comida en el cuarto, deja una nota en la mesa, limpia todas las huellas y escala la ventana. Parado en la cornisa a 21 pisos de altura, espera.
Cuando la gente en la calle empieza a interesarse, llega la policía, pero el candidato a suicidio, que se hizo llamar Walker, quiere sólo a la agente Lydya Mercer (Elizabeth Banks), a quien sus colegas y los neoyorquinos le han perdido el respeto después de que no supo salvar del suicidio a un policía depresivo en el Brooklyn Bridge unos días antes.
Mientras tanto, una pareja pasa desapercibida al subir al techo de un edificio enfrente del hotel e introducirse por los conductos de air . Son nada más, nada menos que el hermano de Nick, Joey (Jamie Bell) y su muy acrobática y muy temperamental novia Angela Maria Lopez (Génesis Rodriguez), que conocimos en el entierro. Progresan dentro del edificio al mismo tiempo que mantienen comunicación con Cassidy en su cornisa. Las dos partes tienen el tiempo medido.
Al mismo tiempo, un millonario influyente de la ciudad, David Englander (Ed Harris) se prepara a la presentación publica de su ultimo proyecto inmobiliario.
La narración alterna la negociación de Mercer con el falso suicida, alargando la platica para conseguir elementos de identificación, lo que le conviene a él para darles tiempo a sus cómplices. Un holdup altamente técnico y acrobático se desarrolla cuyo objetivo final, después de complicadas etapas en pasillos, falsos techos, elevadores, con cámaras, sensores y demás equipos de seguridad, es llegar a una caja fuerte donde Englander guarda un enorme diamante, el mismo que acusó a Cassidy de haber robado, para cobrar el seguro y así compensar sus perdidas en la crisis inmobiliaria .Mientras tanto y con casi igual número de peripecias y complicaciones, el equipo de Lydya Mercer llega a la verdad de los tratos sucios de Dante Marcus (Titus Welliver), el mismo oficial de policía ahora a cargo de la operación en el hotel, que pretende volver a arrestar a Cassidy.
El tema es clásico : el inocente injustamente condenado busca probar su inocencia por métodos poco legales y un poco violentos. La trama es buena, con un plan muy sofisticado desarrollado en escenas de suspenso varias veces vertiginosas. Sin embargo, algo falla. ¿Será porque los interpretes son poco interesantes? ¿Será porque ya vimos este tipo de relaciones y de caracteres estereotipados? Varias escenas son muy entretenidas pero el conjunto acaba por aburrir.
Algo se perdió en el camino entre el guion y la realización. Lástima. Hubiera podido ser un muy bien thriller.
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