Dos tramas tratan de juntarse, pero no lo logran realmente, resultando en una historia sin real unidad. El talento de Penélope Cruz no logra darle profundidad a una historia que tenía todo para ser mucho más interesante.
Ficha IMDb
Janis Martinez (Penelope Cruz) es una fotógrafa famosa, soltera e independiente. Aprovecha una sesión con Arturo (Israel Elejalde), antropólogo forense para solicitar su apoyo en un asunto familiar. En el pueblo de donde es originaria, se sabe de una fosa común donde fueron enterrados durante la Guerra Civil, varios hombres, en particular su bisabuelo. Janis ha sido educada por su abuela y siente hacia su familia un deber de memoria, conforme a una corriente moral y político de la España actual : darles un reconocimiento a las víctimas anónimas de los años del franquismo.
Arturo acepta hacerse cargo de los tramites necesarios para poder empezar la excavación. Mientras tanto, una relación sentimental empieza, resultando en el embarazo de Janis quien decide seguir con el embarazo, pero dejar la relación.
Ahí empieza la secunda trama, la que corresponde realmente al titulo de la película : la maternidad. Janis coincide en la sala de labor con la joven Ana Manso (Milena Smit), más asustada que feliz, a pesar del apoyo de su madre Teresa (Aitana Sánchez-Gijón), dividida entre su carrera teatral y su maternidad. Meses después del nacimiento de las dos niñas, las mujeres se alejan para volverse a encontrar por accidente. La reacción del padre de la pequeña Cecilia, así como de una amiga cercana de Janis, Elena (Rossy de Palma), que consideran a la niña muy “étnica” provocan algunas dudas en la madre, la cual hace una prueba de maternidad : el resultado es el esperado : ella no es la madre de su bebe. Janis facilita el acercamiento con Ana, cuya niña Anita ha muerto, llevándola a vivir con ella. La presencia de la joven resuelve varios problemas : Ana tiene un trabajo de ayudante domestica y cuidadora del bebe, Janis puede volver a trabajar con toda confianza.
Cuando Arturo informa del permiso para emprender la investigación, la situación se pone tensa entre las mujeres. Ana ve amenazada su incipiente relación amorosa con Janis, además de nos entender la obsesión de esta con el pasado.
La cinta se dedica entonces a un viaje de Arturo y Janis al pueblo, entrevistas preparatorias con familiares y vecinos sobre los eventos pasados, para juntar indicios que permitan la identificación de los cuerpos enterrados. Finalmente, la historia familiar encuentra su memoria, mientras las relaciones de parejas y de maternidades encuentran sus equilibrios. Todos los conflictos parecen resueltos .
El desequilibrio de la narración empieza en el momento en que la maternidad entra a la vida de Janis : su maternidad la aleja de Arturo. Lo que en un momento dado los acercó parece desaparecer : mientras el se dedica a obtener los permisos para la excavación, ella se convierte en madre soltera. Eso la acerca a la otra madre, Ana, con quien lleva una vida paralela, a pesar de estar en condiciones sociales, económicas, intelectuales, familiares y psicológicas, totalmente diferentes. El acercamiento entre ellas se debe a las dudas de Janis sobre su relación biológica con su hija. Esta pregunta a la cual tanto el personaje como el espectador reciben una respuesta inmediata queda fuera del conocimiento de la verdadera madre, cuyo bebe ha muerto. La cinta se pierde en la evolución de la relación sentimental entre las dos “madres paralelas ”, tan diferentes . La mayor parece aceptar los deseos de la más joven como si se sintiera obligada. ¿ se siente culpable de tener a la hija de la otra? ¿de ser más rica, más educada? Nunca se explica realmente cómo llegan a una solución en cuanto a los cuidados de la niña y a la maternidad “administrativa”.
La cinta parece entonces desinteresarse del paralelismo maternal para dedicarse al asunto de la memoria familiar. Sin explicaciones sobre los motivos de su reconciliación, Janis y Arturo están de nuevo juntos, y unen sus esfuerzos en la investigación. Todo eso da la impresión de un acto de prestidigitador, una pirueta del director que cambia de trama porque ya no sabe cómo resolver la primera. La escena final, de reconciliación en el presente entre los miembros de las parejas, y de reconciliación de las familias con su pasado, es una imagen fácil y artificial.
Obviamente, lo que mantiene una unidad entre las dos tramas es el personaje de Janis, reforzado por una actuación extraordinaria de Penélope Cruz, que logra adaptar su belleza fuera de lo común a unas peripecias diarias tan comunes. Tiene un natural en cada movimiento que nos da la esperanza de que nuestras humildes ocupaciones podrían alcanzar una belleza igual.
En conclusión, parece que, aunque la gran mayoría de sus personajes sean mujeres, inclusive la gente del pueblo que busca encontrar sus combatientes ejecutados, Almodovar sacrificó una de sus temáticas preferidas : la maternidad, la vida de las mujeres y sus dificultades, para el cual tal vez no tenía suficiente material , para complacer una temática socialmente aceptada en la España actual : la recuperación de la “memoria histórica” para una reconciliación con el oscuro pasado de la Guerra Civil. Lo triste del asunto es que la unión de las dos tramas no cuaja y nos deja desconcertados frente a una película que no funciona a pesar de tener elementos tan interesantes por separado. Estamos muy lejos de las grandes realizaciones de Almodovar que sabían profundizar en sus personajes y sus situaciones. Una lastima.
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