Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Saturday, September 23, 2017

De plus belle (Anne-Gaelle Daval, 2017) - 5.5/10

Un intento que no logra completamente su objetivo, no por falta de buenos actores, sino por flaquezas en su narración. Lástima porque tenía buenas intenciones, pero es difícil hacer un “feel good movie” sin caer en los estereotipos.

Ficha IMDb


Lucie Larcher (Florence Foresti) vive angustiada, y con mucha razón. Está viviendo el final de un cáncer. Según su oncólogo, Frédéric (Jonathan Cohen), todo está bien. Ya lo venció y puede tratar de volver a una vida normal. el problema es que ella se siente desajustada. ya no es el centro del mundo y de las atenciones como cuando estaba enferma, todo mundo espera que se comporte de forma “normal”, pero ella sigue muy cansada y tiene una extraña relación con su cuerpo, en particular con su pelo que todavía no ha crecido.

Las distracciones de sus amigos la aburren y se defiende con humor del seductor Clovis (Mathieu Kassovitz) que tenía todas las intenciones de ligarse a su amiga en un antro. En un intento de tal vez cambiar de peluca para cambiar algo al color de su vida, se topa con una extraña mujer, Dalíla (García) quien se encarga de maquillarla y peinarla.

Su madre, Yvonne, (Josée Drevon) sigue igual de exigente e indiferente., su hija Hortense (Jeanne Astier) sigue igual de adolescente. Pero Clovis Sigue con su tentativa de seducción en formas inesperadas: una comida en una residencia de ancianos con lecciones de seducción para la tercera edad, y para todas las edades, confesión de compras compulsivas en televisión, y una torpeza audaz que Lucie rechaza al mismo tiempo que la busca.

Es que ha caído en las redes de Dalila y sus clases de aceptación de la feminidad, con objetivo y métodos poco usuales: ni más ni menos que el striptease.

Una recaída y la necesidad de quitarle los dos senos la pondrán enfrente de algunas obligaciones: simplemente hablar con la verdad a cada uno de sus próximos.

Las intenciones de la cinta son muy buenas: enseñar el valor de las que la vida destruye, mostrar la red de apoyo con la que pueden contar, los caminos a veces extraños que toma la resiliencia. Llena dé optimismo, muestra que los más grandes obstáculos, internos y externos, pueden eliminarse si uno lo decide firmemente.

Algunas escenas están bastante bien logradas, tienen una resonancia real, efectiva y emotiva. sobre todo, gracias a la química entre los actores que, de dos en dos, se acoplan bien: madre e hija, hermanas, hermano y hermana. Inclusive una escena de comida dominguera familiar suena totalmente atinada.

Pero se trata de escenas, de momentos. La narración está poco fluida porque está llena de hoyos. ¿Como puede Lucie llegar sin avisar al departamento de Clovis si ese nunca le dio du dirección? Nunca se mencionan más ocupación de unos personajes que parecen totalmente libres en el mundo. La hija, de 15 años, acaba de tener su primera menstruación, hecho que no tendrá ninguna relevancia en la narración posterior. Y, sobre todo, la revelación que el oncólogo es el hermano de Lucie llega a más de la mitad de la historia. Por cierto, cuando todos los estudios decían que ella estaba fuera de peligro, de repente, y sin saber cuándo tiempo pasa, esta tan grave que hay que quitarle los dos senos. por vierte, está peluca parece fuera de lugar si ya se salvó de la enfermedad.

En cuanto al final, con striptease y plumas, es al mismo tiempo demasiado y demasiado poco. ¿Y porque Nicole García habla en inglés? Otro personaje reducido a una superficie, sin explicaciones ni definición.

El espectador se siente al borde de algo que hubiera podido ser interesante pero que no logra mantener una personalidad. Son retazos de intenciones que no logran cuajar en conjunto. Se buscan efectos puntuales, como la escena, bastante bien lograda de clase de seducción en el asilo. El juego con el casco que Julie no quiere quitarse por miedo a arrancar la peluca es divertido un instante, pero aburre al repetirse.

No olvidemos lo inverosímil: un hermano que es el oncólogo de su hermana, una mujer que trabaja (¿) como florista y vive en un magnifico departamento. Por cierto, se tarda un poco en entender que la madre y las dos hijas tienen un negocio de plantas, con todo e invernadero. ¿Pero, donde venden?

Si era atinado empezar la cinta en el momento en que la enfermedad acaba (a pesar de las inverosímiles que acompañan esta situación), parece torpe volver a caer en facilidad de los días y las angustias antes de la operación, tema tratado en tantas películas. Eso lleva a las esperadas escenas de reconciliaciones, aceptaciones, explicaciones, reunión familiar y rencuentro en el último pasillo, con el enamorado que por fin entendió.

Suena un poco a reality show, a comedia gringa fácil, a optimismo forzado. Pasando por las etapas clásicas de la comedia, uno sabe que todo va a acabar bien. El tono general de suavidad y benevolencia es también parte del nuevo discurso hacia las mujeres, que “deben” reconocer su fuerza, aceptarse y tratarse bien, en lo personal y en solidaridad de género.

El tema de la enfermedad, de la aceptación de si y de los demás, merece algo un poco menos previsible y superficial.


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