Un Woody Allen muy menor, como si el maestro
se hiciera un pequeño regalo para divertirse. Y divertirnos, con actores
conocidos en papeles poco acostumbrados y con el mismo en un papel muy
acostumbrado. Un momento de diversión, agradable y musical pero que no dejará
una gran huella.
Ficha
IMDb
En
una banqueta del Nueva York actual, una pareja joven se declara su amor al pasear
y mirar los acaparadores. Holden (Edward Norton) y Skylar (Drew Barrimore) se ven
guapos, ricos y felices. Nada extraño. Solo que … cantan. Se trata de Just You,Just Me , una canción de la
comedia musical Marianne de 1929 , o
sea lo que llaman un standart.
Sigue
la presentación de la familia recompuesta, en la voz off de una narradora.Se
trata de Djona, apodada D.J. ( Natasha Lyonne), media hermana de
Lane (Gaby Hoffmann) y Laura (Nathalie Portmann) y hermanastra de Skylar. D.J es
hija de Steffi Dandridje ( Goldie Hawn) y Joe Berlin
(Woody Allen), escritor quien vive ahora en Paris, mientras Steffi vive con su nuevo esposo Bob (Alan Alda) , y
padre de Skylar . Joe vuelve muy seguido a Nueva York que
adora, como Woody Allen, y para contar sus infelicidades con las mujeres de su
vida, como Woody Allen. En el departamento de Park Avenue vive también el
abuelo (Patrick Cranshaw), vigilado de cerca por la enérgica Frieda (Trude Klein)
Mientras
los neoyorquinos se preparan para la boda, Joe
trata de sobrevivir al abandono por parte de su última joven pareja.
Durante las vacaciones de verano lleva a su hijita D.J. a Venecia donde se topan con Von (Julia
Roberts), infeliz en su matrimonio con Greg (Billy Crudup) y paciente de una terapista
(Waltrudis Buck) cuyas consultas D.J. y sus amigas, hijas de la doctora, espían
por un hoyo en la pared. Así, conociendo a fondo las intimidades de Von , puede darle a su padre unos tips muy útiles
en su ofensiva de seducción.
Steffie, para aliviar la culpabilidad que le
provoca su inmensa riqueza neoyorquina, trabaja en diversas asociaciones de beneficencia,
en particular apoyo a prisioneros. La invitación a una cena familiar de Charles
Ferry (Tim Roth) perturbará por un tiempo el equilibrio sentimental de los
futuros jóvenes esposos. Pero todo volverá a su lugar sobre todo cuando un
estudio del cerebro de Scott, hermano de la narradora, mostrará que sus ideas
de derecha, que tanto afectaban a su padre demócrata, eran fruto de una lesión cerebral.
La
familia completa acabará en Paris para una Navidad de reconciliación, de fiesta
y nostalgia, mientras D.J. se enamora por enésima vez de un guapo joven local.
La
historia, aunque complicada, es la suma de situaciones clásicas de comedia.
Todas encuentran una solución sin dolor y, aun cuando los personajes parecen
sufrir, en particular Joe con sus interminables quejas, lamentos y análisis,
nadie se toma muy en serio sus lágrimas. Como en los cuentos de hadas, cada
quien encuentra su alter ego, cada quien encuentra su modo de vivir. Hasta
saben capitalizar lo positivo de las previas relaciones.
En
resumen, la vida es bella.
La
ligereza del asunto se traduce por las partes cantadas, un poco al estilo de On connait la chanson (Alain Resnais - 1997)
con la diferencia que la cinta de Resnais ponía canciones muy populares, conocidas
de todos los espectadores, en los momentos perfectamente adecuados. Aquí,
llegan un poco al azar y no convencen realmente. Además, los actores no tienen
mucho talento musical. Allen insistió en que ellos mismos cantaran precisamente
por eso, porque cantan mal y obligó a Edward Norton y Goldie Hawn a cantar
falso para que se vea mas natural
Estamos lejos de la delicadeza en el análisis
y de la profundidad de caracteres de Interiors (1978) Hannah and Her Sisters (1986).
Another Woman (1988) Alice (1990) o más recientemente Vicky Cristina Barcelona (2008) o Blue Jasmin
(2013). Y tantas, tantas otras. Aquí, los personajes no provocan empatía ni interés.
Este es el Woody Allen que divierte sin pretensión.
Quedan
unos gags divertidos, como Skylar comiéndose el pastel con todo y anillo de
compromiso incluido. Dos veces. Las escenas de seducción totalmente
artificiales, aprendidas de memoria en Venecia.
Los
bailes son bastantes mejores que las partes cantadas, en particular la escena
en el hospital, sobre Makin' Whoopee , la escena de los fantasmas en el velatorio, cantando Enjoy yourself, y la fiesta de navidad en honor a Groucho Marx. El dúo
a orilla del Sena es una magia de baile entre el suelo y los aires, que Damien Chazelle
repetirá en La La Land. (2016).
Algunas
escenas presentan un cómico casi absurdo como el partido de hockey en la
entrada del departamento o el personaje fuera de lugar de la sirvienta Frieda (Trude
Klein), enemiga declarada de los italianos por la salsa de las pastas.
Pero
un actor, en una corta intervención, sobresale: Tim Roth, en el papel del exrecluso,
inadaptado en la fiesta rica, pero tan cómodo y confidente, hace ahí una composición,
lejos de sus papeles acostumbrados, que es una verdadera delicia.
En
resumen, un agradable y lindo divertimiento, sin pretensión. Un homenaje de
Allen a la música, como lo muestra el apellido de su personaje: Berlin, en
honor a Irving Berlin, compositor de numerosas comedias musicales, en los años
30’s y 40’, autor del famoso Cheek to
Cheek para Fred Astaire o de White
Christmas cantada por Bing Crosby y repetida incansablemente cada Navidad.
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