Fallida adaptación de la novela autobiográfica del
multipremiado y condecorado Romain Gary. Elegante, agradable, a veces
divertida, pero sin alma, sin emoción, lo que sobraba en el libro.
Ficha
IMDb
Todo
empieza en Wilno, Lituania, entonces polaca, antes de ser dominada por la Unión
Soviética. La madre de Romain, Nina Kacew (Charlotte Gainsbourg) huyó de Rusia,
para Polonia. Fue actriz, es judía, madre soltera, y costurera. Romain (Pawel Puchalski)
es hijo único, inteligente, obediente y tiene unos ojos preciosos. Y su madre
lo ama locamente.
El
guion seleccionó algunos momentos clave del libro: el engaño para atraer
clientas ricas al pretender que Monsieur Poiret, el dueño de la más famosa casa
de modas parisina, avalaba el taller de costura.Nina organizó un coctel de
inauguración con la presencia del famoso diseñador, en realidad un amigo actor desempleado,
Alex Gubernatis ( Didier Bourdon).
Tenemos
también la famosa escena de la declaración frente a todos los habitantes del
edificio: mi hijo será embajador, caballero de la Legión de Honor francesa, dramaturga, Ibsen, D’Annunzio...Y Romain Gary
será casi todo eso, embajador, héroe de la resistencia, escritor dos veces
Premio Goncourt, porque se esconderá atras de un escritor inventado, Emile
Ajar, seductor, excesivo, mitómana, y… suicida.
En
la cinta, no faltan las lecciones de música, esgrima, todas más o menos infructuosas.
También la niña abusiva, Valentine (Klaudia Trafalska) que obliga a sus
pretendientes a comer todo tipo de cosas incomestibles. Para ganarse su
atención, Romain comerá hasta un zapato completo.
Después
de la etapa polaca, viene la etapa francesa en Niza, con la venta de los
últimos objetos de familia, presentados como tesoro del zar, la joven sirvienta
Mariette (Lou Chauvain), el mar mediterráneo la administración del hotel, con
las esperanzas de matrimonio de un cliente riquísimo, Zaremba (Jean-Pierre Daroussin) , obviamente
rechazadas por esta madre devota a su hijo entonces adolescente ( Nemo
Schiffman) .
La
tercera parte, conformemente a la novela, corresponde a la vida adulta de
Romain (Pierre Niney), rechazado como oficial en la escuela aérea por su
naturalización demasiado reciente. La guerra, el armisticio, la decisión de
unirse al general de Gaulle. Es cuando la presencia de la madre se hace a la
vez más distante ya que no está física cerca de su hijo, y paradójicamente más
fuerte. Una llamada telefónica inoportuna al momento de despegar le evita a
Romain morir en la explosión del avión con sus compañeros, la decisión heroica
de mandar a Romain matar a Hitler en 1938, se cancela en el último momento por
miedo a que lo atrapen. El ya había comprado el boleto de tren a Berlín.
Los
días en Londres se limitan a una pelea de bar con unos polacos y un duelo
fracasado.Los
meses en África, se presentan en unas cuentas escenas, de enfermedad, de
combate aéreo, de rescate de una anciana en el desierto. Pero, al mismo tiempo,
Gary escribe. Es su primera novela, se llamará Educación europea. Y será un
éxito.
En
esta cinta, todo es muy bonito, muy cuidado, desde los espacios, en particular
en Wilno , donde abundan los detalles, las decoraciones, los vestidos, los
accesorios. En Niza, el hotel respira el aire mediterráneo y el sol entre justo
como debe hacerlo a través de los postigos. Los actores son muy buenos. El niño
Romain es adorable, el adolescente Romain, un poco menos. Niel es perfecto, como joven adulto tieso y
tímido. Tal vez no como Romain Gary joven adulto que debió ser, al leer su
libro, bastante satisfecho de su mismo e insoportable. Queda Charlotte Gainsbourg...Su
interpretación está totalmente opuesta a lo que conocemos de ella. La
intérprete preferida de Lars von Trier, la actriz que toma todos los riegos en Antechrist (2009), Melancholia (2011), y
sobre todo en Nymphomaniac (2013), es aquí una madre fanática, una
eslava apasionada y una exactriz incurable. Es excesiva, habla, fuerte, mueve
las manos, llora, grita, azota las puertas. Pero no es insoportable. Excesiva
pero no ridícula.
Ahí,
entre otros aspectos, es donde la cinta traiciona al libro y pierde interés. La
cinta es la lujosa historia de una madre posesiva en un mundo presa de las
guerras y los problemas económicos. Se ve con gusto, es un buen espectáculo.
Pero es fría, no tiene la voz interna del autor, a pesar de tener una voz off
que lee algunas páginas. El escritor se burla, de él, de su madre, de las
palabras que tuvieron. La odia, quiere aventarla muy lejos. Y de repente
presenta escenas desgarradoras de sus acciones, y estas no están en la película.
En el libro, hay poesia, hay humor, hay profundidad, hay pudor y falsa ingenuidad
Se
podría observar que el guion apartó varios episodios, como el amor de Romain
adulto por una joven africana, como los encuentros de Romain niño con el vecino
judío que acabaría en un campo de concentración, como el descubrimiento de la madre
en Niza, limpiando a escondidas con pan el sarten donde preparó para su hijo el
único bistec que podía comprar. Son anécdotas como estas las que dan espesor y
sensibilidad a las memorias de Gary. La cinta prefirió irse a escenas
llamativas y perder tiempo en un combate aéreo, en la persecución estúpida de
un mosquito, en una salida en el desierto y el encuentro de una anciana. Sin mencionar este principio absurdo en un pueblito mexicano, pretexto para un
desfilo de muertos al estilo James Bond. Barbier hace demasiado, cuenta,
demuestra, describe, busca gustarles a todos y omite la sensibilidad y la
sutileza.
Que
lastima que se echaron a perder mucho dinero y buenos actores para llegar a tal
resultado. Queda recomendar la lectura de La
Promesse du jour, en la versión de Gary en persona. O tal vez buscar una
primera adopción cinematográfica que hizo en 1970 Jules Dassin con la explosiva
Melina Mercouri.
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