Tal vez porque la espera fue tan larga, hay algo de decepción en una narración banal, con escenas de acción sin sorpresa y actores que no lucen como podrían.
Ficha IMDb
James (Daniel Craig), retirado, pacifico y lento, vive tranquilamente una vida feliz con Madeleine Swan (Léa Seydoux) que conoció en Spectre ( Danny Boyle - 2015 ). Un fin de semana romántico en Matera, una extraña ciudad del sur de Italia, con visita al cementerio donde reposa su gran amor frustrado Vesper Lynd, es interrumpida por una fuerte explosión obviamente contra Bond. Este sospecha la traición de Madeleine y vuelve solo a su hermosa casa en Jamaica. Pero ,unos años después, su viejo amigo Felix Leiter(. Jeffrey Wright ) de la CIA le pide una pequeña ayuda en Cuba para salvar un científico secuestrado por SPECTRE, el Doctor Valdo Obrutchev (David Dencik), encargado del proyecto Herakles, apoyado por M. Se tratad e de un arma biológica que se propaga al tacto y es letal sólo para los individuos identificados por su ADN. O sea, un veneno que identifica sus objetivos. El problema es que el Dr Obrutchev está jugando doble, o triple.
Mientras tanto, en Londres, la sucesión ya está organizada y el nuevo agente 007 es Nomi (Lashana Lynch), mujer negra de carácter fuerte. Ahí Bond vuelve a encontrar a Madeleine como psiquiatra del famoso jefe de SPECTRE, Ernst Stavro Blofeld (Christopher Walz) arrestado en la película anterior, pero esta se encuentra, por obligación, a las ordenes de Lyutsifer Safin ( Rami Malek) ya que este la salvó de hundirse en un lago congelado, en la Noruega de su infancia.
CIA, MI6 y James Bond unen fuerzas para recuperar Madeleine y su hija Mathilde (Lisa-Dorah Sonnet), con todo y muñeco, secuestradas por Safin, y al mismo tiempo, evitar el uso generalizado del veneno diseñado por el Doctor y recuperado por Safin. Obviamente, el cuartel general y fabrica del arma biológica del maloso está en una isla perdida entre Japón y Rusia. Nomi y Bond, quien ha recuperado temporalmente su titulo de agente 007 limpian la base de Safin, evacuan a Madeleine y Mathilde. Bond se queda para abrir las puertas lo que dará el acceso a los misiles ingleses. Una ultima pelea entre héroe y antihéroe contamina Bond con el veneno destinado a Madeleine y su hija. Safin muere. Los misiles llegan.
En una cinta donde los hombres, James Bond primero, ya no son los fuertes que acostumbraban, las mujeres empiezan a tener un papel preponderante. Paloma la cubana (Ana de Armas) tanto como Nomi son igualmente eficaces en las zonas de combate. M (Ralph Fiennes) muy envejecido no es mucho más útil que su secretaria Moneypenny (Naomie Harris) y Léa Seydoux se las arregla muy fin sin su viejo compañero sentimental, al cual en un principio le niega la paternidad de la pequeña Mathilde. Por cierto, en el prologo, Madeleine niña, se portaba muy a la altura de una futura espía, sin miedo a los desconocidos ni a las armas.
Sin tiempo para morir es la película de Bond más larga de todas. También se siente larga, por culpa de un guion que pierde tiempo al irse caminos distintos. No tiene la tradicional abertura, corta aventura final de una misión, a suerte de mini película independiente, que funcionaba como eficiente aperitivo . Era parte obligada de la tradición James Bond , antes de los créditos . en esta entrega s e transforma en un prologo , que retoma el uso de espacios amplios, blancos y lejanos, pero que sirve para explicar elementos posteriores referentes a dos de los personajes principales y la complicada relación entre ellos.
Sin embargo, el principio de la aventura es interesante en su ritmo : de una lentitud , una calma y un sentimentalismo frustrantes ,inaceptables para un espía de la calada de James Bond , cambia de repente a una explosión y un aumento progresivo en las persecuciones, el nivel de armamento, y el ruido. La ironía esta presente en el uso de la famosa Aston- Martin, verdadera fortaleza de resistencia que se transforma en herramienta de ataque con los habituales gadgets, dignos de las películas con Sean Connery, hace décadas.
Pero después caemos en una película previsible con sus dos malvados, Christopher Waltz en recuerdo a Spectre y en imitación de Hannibal Lecter, Rami Malek, feo y lúgubre, profundamente oscuro y amenazante, que ofrece imágenes interesantes en sus escenas con la niña adorable. Hasta los lugares son previsibles para un James Bond : casa de lujo en Jamaica; hotel-casino de lujo decadente en Cuba, como en tiempos de Batista, pero construidos en estudio y francamente muy falsos y acartonados; paisajes nórdicos ; isla lejana del malvado, en alguna parte de Asia. A esta parte, hay que reconocerle un trabajo de diseño y ambientación, jugando con el contraste de la paz del jardín zen con el contenido real de la isla, así como la utilización del tema formal del circulo, del tubo, del conducto, de la cañería, tema recurrente en particular en los créditos de las cintas desde el principio.
Hablando de decisiones estéticas, los créditos que acompañan el tema musical de Billie Eilish parecen inspirados de Salvador Dali, con sus relojes que se hunden en arenas.
Pero lo importante de la cinta es que es la ultima de una serie, de una época y tiene que preparar el después de Craig. La verdad es que el mito James Bond, espía seductor, egoísta, macho, seguro de si, se acabó bajo los golpes de lo políticamente correcto. Verlo retirado, tranquilo, en edad de ser el padre de su pareja, es una decepción. Ya no es James Bond el héroe. Así como M, que se parece ahora a un viejo ministro, va para afuera. La sucesión, está lista y obedece a las exigencias de los políticamente correcto : mujer, y negra. Pero no hay garantía de que funcione.
Se necesitaron 25 aventuras y media docena de actores para acabar con el James Bond mítico. Se adaptó, lo adaptaron a las evoluciones de la sociedad occidental. Es más viejo, más tranquilo, menos egoísta, más participativo. Hay que decirlo, es menos seductor y perdió poco a poco su aura de héroe invencible e inalcanzable. Lo peor ciertamente que podía pasarle era tener una hija, entenderlo sin reclamar nada. Lo único que le quedaba al héroe para salir de la historia, porque ya no puede sobrevivir en ella, era sacrificarse. La sangre envenenada producida por el proyecto de Talin es el pretexto perfecto : Bond es una amenaza para todos. Tendría que vivir aislado. Así que tiene que despedirse, a distancia. Se le reconoce su situación y padre, de héroe sacrificado por el bien del mundo. Y desaparece en una explosión de la cual es imposible sobrevivir. Bond ha muerto, Daniel Craig es libre de ir a otra parte medirse con otros papeles, como ya lo hizo en Knifes Out ( Rian Johnson - 2019), donde funcionó bastante bien.
Craig y James Bond salen por la puerta grande. Es el final de una época. ¿Sobreviviremos a tal perdida?
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