Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Wednesday, November 9, 2022

Ce cher Victor (Robin Davis, 1975) – 8.5/10




Un memorable duelo de actores en un historia dramática y cómica al mismo tiempo. Parece superficial pero dice mucho del comportamiento humano y de las motivaciones

Ficha IMDb

Anselme Maillard (Bernard Blier) y Victor Lasalle (Jacques Dufilho) viven juntos. Para ser más precisos, Victor vino a instalarse en el departamento de Anselme hace 8 años cuando falleció su esposa Louise ya que su pensión no le permite pagarse una renta. Desde entonces, impone sus voluntades y sus gustos. Anselme tiene mal carácter, siempre de mal humor, desprecia ostensiblemente a Anselme, y lo disfruta más si es en público.

Anselme es un apasionado de música, así como Anna (Alida Valli), quien se presenta como es cantante de ópera. Juntos, preparan la fiesta de la música, bajo la dirección tiránica de Victor. Cuando Victor rebasa los límites y provoca las lágrimas de Anna, Anselme decide pasar a la acción. Sabiendo que el viudo va regularmente al cementerio visitar la tumba de Louise, se organiza para llegar antes y dejar un ramo y una nota que da a entender que la muerta tuvo un amante y que este está decidido a vengar los malos tratos que sufrió a manos de su esposo. El sufrimiento empieza para Victor que se deja consumir por los celos bajo la sutil conducción de Anselme quien multiplica notas, cartas anónimas, siempre firmadas con la enigmática letra S. Su golpe magistral es comprar un canario amarillo, matarlo y dejarlo en el alféizar : presagio claro para Victor que el cornudo (el amarillo es el color de los esposos engañados), o sea él, será aniquilado.

Conforme progresan los preparativos de la fiesta de la música y los amores de Anselme y Anne, Victor se va descomponiendo, deja de comer y de dormir, pierde toda su arrogancia. Su familia, que Anselme ha llamado, piensa que se ha vuelto loco. Cuando Victor trata de estrangular a Anna, su destino está sellado: lo trasladan un hospital psiquiátrico. Victor ha recuperado su departamento y su libertad. Está feliz. ¿Está feliz?

Dos monstruos sagrados del cine francés, cada uno con sus características de interpretación: Bernard Blier redondo, tranquilo, al borde de la apatía, Jacques Dufilho nervioso, gesticulante. Entre los dos se juega un duelo, una relación de codependencia enfermiza. Se odian pero, finalmente, no pueden vivir el uno sin el otro. Anselme lo entiende demasiado tarde. La historia está llena de odio, de crueldad, tanto que los comportamientos se vuelven cómicos. Pero bajo las seguridades está escondida la soledad, la dependencia, la necesidad de alguien más. En una ciudad, una calle, un barrio, un departamento grises, feos, sucios, pobres. La miseria ambiente impregna los caracteres. 

En realidad, cada uno vive y vivirá siempre un infierno. Sólo dos grandes actores como estos saben provocar compasión y repulsión al mismo tiempo. La película es casi desconocida pero bien podría ser un caso de análisis para unas clases de psicología. 


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