El regreso al cine del legendario director aleman Werner Herzog, tratando de sustituyir al actor poseido que fue Claus Kinski por Nicolas Cage.Un resultado fascinante, extraño,incómodo.
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La película empieza en la Nueva-Orleans de Katrina, ambiente que ya dio para varias cintas o episodios de teleseries. Dos policías, Stevie Pruit (Val Kilmer) y Terence McDonaugh (Nicolas Cage) están en los sótanos de la estación de policía, recuperan el contenido del casillero de un compañero: fotos eróticas de su esposa, droga. La droga acaba en los bolsillos de Mc Donaugh y las fotos serán, con algo de dinero, motivo de una apuesta para saber cuanto tiempo tarda en morir ahogado un detenido latino, que fue olivado al vaciar las celdas. Pero Terence decide rescatar al joven. Con daño permanente en la columna vertebral recibe su primera condecoración y la promoción al grado de lugarteniente.
Los dolores intensos lo obligan a consumir grandes cantidades de Vicodin (Hello, Dr House) al punto de llegar al consumo de sustancias más fuertes. Y le entra a todo, en todos los modos de absorción.
La trama policíaca es la investigación de la masacre de una familia de origen Senegales, que invadió el terreno de venda de algún grande del negocio. No hay testigos, no hay evidencias. Parece un caso sin solución. Solo un policía puede con tal caso.
La trama sentimental la da la relación entre el policía y una prostituta de lujo, interpretada por Eva Méndez, a la cual protege de clientes abusivos, al punto de llevarla a la casa de su infancia, y regalarle el tesoro que buscó cuando niño: una vieja cuchara.
La trama sicológica: la decadencia (y el renacimiento muy artificial al final) de un hombre que sufre físicamente horrores, cuyo cuerpo es soportable solo cuando esta bajo el efecto de lo que sea que disminuya el dolor.
Las tres tramas se enredan cuando el perverso lugarteniente usa su placa par asustar pequeños consumidores y quitarles su provisión personal, cuando el aparente descontrol del policía drogado le permite engañar el gran traficante y los matones que buscan a la prostituta, conseguir que el gran traficante elimine a los matones y deje su huella en una pipa de crack, pipa que será plantada en la escena del crimen y permitirá arrestarlo. En consecuencia, y en una secuencia bastante sarcástica, todo acaba bien: arrestan al malo, la chica esta fuera de peligro, el policía gana mucho dinero con sus apuestas. En una escena paralela al principio, el policía es condecorado y promovido. Comida de celebración: novia embarazada, policía en uniforme, padre y madrastra, beben solo agua. Final moralizador. Pero una vez solo, Terrence vuelve a caer en la necesidad de la droga, vuelve a amenazar a unos jóvenes saliendo de un antro par a quitarles su droga,. (repetición de una escena ya vista). Al momento de consumir, llega el joven latino del principio y los dos terminan en la contemplación de los peces del acuario local.
En conclusión, una película para nada confortable, pero que vale la pena ver.
Tuesday, April 20, 2010
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