Adaptada de la famosa novela de Gaston Leroux,que fue el protótipo de la novela de misterio en cuarto cerrado, pierde mucho del encanto nostalgico del libro. Ver ficha inteligente.
Adaptada de una de las más grandes novelas de misterio, escrita por el autor del Fantasma de la Opera, Gaston Leroux, ejemplo de la novela de “crimen en cuarto cerrado”,la película resulta ser una ofensa para cualquier espectador moderadamente inteligente.
El trenecito de juguete pasando en la hierba da desde el principio la tonalidad: es una película para niños. Es cierto que divierte ver los inventos del profesor Stangerson, como este extraño coche impulsado por energía solar, que se detiene cada vez que pasa una nube (Por cierto, ¿Cómo llegan hasta el castillo bajo la sombra de los árboles?) pero el Profesor de la novela trabaja sobre temas relativos a la energía, muy cercanos a las investigaciones de Marie Curie sobre radio, no sobre inventos de profesor chiflado.
La complejidad de la novela, la variedad de las voces narrativas: Sinclair contando sus recuerdos, los artículos de periódico, el informe del secretario del juez, con pretensiones literarias, el diario intimo de Rouletabille donde se expresa todo el lirismo del niño deslumbrado por la Señorita Stangerson, la “dama de negro” de sus recuerdos, siempre vestida de blanco en la novela, y que, sospechamos, es su madre. El suspenso de la construcción de la novela por entregas…. Toda esta riqueza desaparece para diluirse en una banal historia de pobre misterio.
Divierte, es cierto, ver las alusiones a los álbumes de Tintin, otro adolescente reportero que viaja a todo el mundo en busca de la verdad y de la justicia: los pasajeros del tren leyendo el periódico, las siluetas corriendo de forma estática….
El mismo tono, si no es que peor, dominará la secuela: EL PERFUME DE LA DAMA DE NEGRO. Donde por fin Rouletabille y su madre se reconocerán, donde el malo de los malos, Ballmeyer, o sea Larsan, es decir el padre de Rouletabille, es decir el primer esposo de la Dama, Mathilde Stangerson, ahora casada con Darzac, toma el lugar de este, y vive son su esposa (quien sospecha obviamente su verdadera personalidad) bajo los ojos de todos. Reunidos en un hermoso castillo en una isla del Mediterráneo, esperan a la defensiva un Larsan que creen afuera, cuando esta dentro, conviviendo con ellos. Esta película se vuelve totalmente ridícula, con escenas del mas burdo cómico. Una recién casada totalmente vestida de negro, bajo el sol intenso del Mediterráneo, para aplicar al pie de la letra el titulo de la novela, un profesor Stangerson pasando sus días frente al mar pintando telas blancas, una anfitriona gritando “A table!” a todas horas y proponiendo a sus invitados un muestra de cocina típicamente francesa, un submarino solar (normal, estamos en el mar, ya no necesitamos coches solares). Y vuelven las alusiones a Tintin, con el coche rojo, y los hermanos Dupont y Dupond.
¿Cómo un director que tiene a su disposición tan buenos actores puede desperdiciarlos de tal manera?
¡Que aburrido! Volvamos a Gaston Leroux, el genio de la novela de misterio.
Aunque no tengo manera de contradecir nada de lo expuesto, cuando la vi me divertí.
ReplyDeleteSi…es una simplificación absurda y el proceso de investigación que hace de la novela algo tan interesante desaparece…pero me divertí.
Yo le ponía un 5 y algo más.
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