Siguiendo las recetas probadas, un suspenso eficaz que sabe jugar con nuestros miedos, viejos y modernos. Y con un reparto como ya no se consiguen.
Ficha IMDb
Una introducción rápida nos lleva al tema central : un comando terrorista ataca la sede en ginebra de la Organización Internacional de la Salud. En su huida, los dos miembros están expuestos a un virus desconocido. Con las paranoias (o prudencias) actuales, puede resultar extraño que tal laboratorio quede así de accesible. Inclusive, basta a uno de los terroristas con romper una ventana para encontrarse en la calle.
Como el laboratorio violado pertenece a los Estados Unidos, un alto militar, el Comandante Mackensie (Burt Lancaster), con su autoridad y su porte gatopardesco, se enfrenta a la Doctora local, Elena Stradner (Ingrid Thulin) . Su mision : evitar el contagio. El objetivo ético de ella : salvar a los enfermos.
Mientras empieza el duelo de autoridades en una oficina futurista (sillas design blancas), asistimos a la llegada a la estación de los que serán los ocupantes del tren. Y empieza el desfile de celebridades : El Doctor Jonathan Chamberlain ( Richard Harris), neurólogo, va a Stockolm a recoger su premio Nobel, su dos veces ex esposa, Jennifer (Sofia Loren) ,autora de un libro bastante sarcastico sobre él, trata una reconciliación ; la esposa (Ava Gardner), muy rica obviamente, de Hugo Dressler, fabricante de armas, viaja con su joven amante Robby Navarro (Martin Sheen), traficante de drogas , y su perrito. Un grupo de hippies (¡ en primera clase!), una niña con su tía, o nana, y un singular pastor ( Oj Simpsons) que no reza. Pero el más extraño es un viejo ladrón, Hernan Kaplan (Lee Strasberg, si, él mismo, el profesor del Actor's Studio) .
A estas alturas, ya habíamos entendido que el terrorista sobreviviente iba a tomar el tren. Mientras tanto, asistimos al desarrollo de cada intriga indicidual y a los contactos viajeros (comidas, pasillos, incidentes) entre ellos.
Total que el tren debe ser desviado al famoso puente de Cassandra para llegar a Varsovia. La segunda parte de la película concentra toda la tensión, por el manejo de los diferentes tipos de miedos.
Primera parada, para sellar el tren : Nuremberg, lugar altamente emblemático del nazismo, por las leyes anti-judias que ahí se tomaron y por el juicio post-guerra. De noche, con bocinas en los andenes, luces giratorias,siluetas armadas enfundadas en overoles blancos, yendo y viniendo a contraluz. Sellan las ventanas con paneles metálicos. Prohibido salir . Los militares suben al tren, entran a registrar las bolsas, quitan encendedores, cigarros. Prohibido fumar.
Estamos en Polonia. Los pasajeros están encerrados en los vagones de un tren, sin posibilidad de bajarse antes de llegar al destino que no han escogido. Les informan que los llevan a un campo de aislamiento. Es demasiado para el viejo Kaplan.
Los miedos se van sumiendo : a los fantasmas de Kaplan se agregan las fobias . Una mujer tiene un ataque de claustrofobia. Estos son los peligros internos, individuales. Pero también hay peligros dentro del tren, comunes para todos : el tanque de oxigeno, que les permite respirar, podría explotar. Y llega otro peligro: el contagio ha comenzado. En este preciso momento se corta el contacto con Suiza. Y los personajes están solos con sus decisiones.
Pero se agrega el peligro exterior : el puente de Cassandra esta cerrado desde hace más de 30 años. Y aun antes, siempre se creyó que se iba a caer, predicción que nunca se realizó, de ahí su nombre.
Total que ….. la situación se resolverá, con algunos muertos cuando parte del tren se caerá al barranco. ¡Pero, solo los de segunda clase !
A lo largo del viaje, se pueden disfrutar hermosas vistas de las regiones recorridas : estaciones, ciudades pequeñas con casas y jardines, túneles, tomas en cámara subjetiva desde el frente del tren. Y cuando llega el momento, tomas desoladores del puente abandonado, y vertiginosas desde el barranco.
Un suspenso bien llevado, muy bien dosificado,sabiamente administrado, con interpretaciones valiosas de parte de artistas confirmados.
A pesar de su edad, la película no ha envejecido, y sigue siendo tan eficaz como muchas producciones actuales llenas de efectos especiales
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