Buena comedia, ligera, con buenos actores. Casi premonitoria de lo que sucedería unos meses después cuando se reveló la existencia de la hija secreta de Mitterrand.
Ficha IMDb
Después de leer una carta aparentemente horrible, Claire Després Catherine Deneuve) se niega a contestar el teléfono a un señor insistente y aparentemente poderoso.
Díez anos después, la misma Claire es asaltada en la calle. Al revisar su bolso, se da cuenta que le han robado, además de la cartera, un pequeño estuche rojo, en el cual llevaba, desde hace Díez años, la famosa horrible carta.
Inmediatamente, Claire se comunica con un viejo amigo al que llama Pollux. Es nada más y nada menos que el Ministro del Interior (Michel Serrault) .Este va a tratar de minimizar las consecuencias, con el autor de la carta, apodado Castor, o sea el presidente de la república en persona (Jean-Louis Trintignant).
Por su lado, el joven ladrón, Pierre (Hippolyte Girardot) le enseña la carta a su amigo Herbert( Michel Auclair), periodista de oposición, quien identifica muy rápido al autor de la carta.
Pierre, aconsejado por Herbert, se lanza en una campana de investigación-provocación-chantaje, cuya meta no resulta muy clara, mientras Herbert se acerca cada vez más en su papel de mentor-admirador, y finalmente enamorado. Claire se dedica a proteger al hijo, motivo de la carta terrible, que insistió en tener y confió a unos amigos en Estados Unidos. Pollux va y viene entre la oficina del presidente y el hermoso departamento de Claire quien trabaja en diseño de interiores. Castor, se dedica a ser presidente, con toda la seriedad y la rigidez posibles, a pesar o debido a unos dolores de columna espantosos. Y trata de volverse a acercar muy torpemente a una Claire muy libre, realizada y feliz sin él. Hasta querrá conocer a su hijo y jugará con la idea de tal vez, un día, reconocerlo.
El éxito de la cinta, basada en una novela de Françoise Giroud, se debió antes que todo a la semejanza con la vida del presidente Mitterrand, de quien se supo, años después del nacimiento que tenía una hija clandestina, Mazarine,. O sea que el presidente había escondido con mucho éxito su vida íntima.
Pero la cinta tiene el tono justo, con unos actores muy bien seleccionados, si caer nunca en las exageraciones. Jean-Louis Trintignant es magnífico de humor, maldad y tieso orgullo. Michel Serrault es un amigo y ministro fiel, Pollux para su Castor, pero también fiel a la vieja amistad con Claire, y tratando de conservar su equilibrio entre los dos. Aunque Claire en realidad no pida mucho, solamente paz, tranquilidad y discreción para llevar una vida normal con su hijo.
Lo inverosímil reside en el punto de partida de la cinta: no hay motivo para que Pierre asalte a Claire. Mostrarle la carta a Herbert, a raíz de un trabajito de traducción, se ve muy artificial, los encuentros entre los dos no se entienden muy bien, aunque sean motivados por la atracción que se percibe de parte del mayor hacia el más joven. Esta motivación sentimental se entenderá solamente poco a poco, conforme vaya avanzando la historia. . Pero Pierre se siente un poco inocente, para no decir tonto frente a esta manipulación entre política e intelectual.
Sin embargo, el humor ligero y las buenas actuaciones hacen que la cinta se vea con gusto, además de disfrutar del doble sentido que adquiriera después.
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