Una historia de amor un poco complicada, en una Venecia nada turística. Muchos personajes y varias pistas narrativas que impiden ver claramente hacia donde quiere evolucionar el asunto. Primera vez que Téchiné trabaja con Carole Bouquet y André Dussollier, y tal vez sea esto lo que en realidad le da intereses a la cinta.
Ficha IMDb
Venecia en invierno; Francis (André Dussollier) un escritor sin inspiración, busca un departamento tranquilo para poder escribir. La agente de bienes raíces, Jusith (Carole Bouquet) le propone una casa sobre la isla Sant Erasmo. Francis acepta, con la condición que Judith vaya a vivir con él. Elipsis de año y medio: viven juntos y reciben para las vacaciones a Alice (Mélanie Thierry) y Vicky (Zoé Duthion). Las apariencias engañan y Vicky no es hija de Francis, sino su nieta, hija de Alice, una actriz más o menos desempleada, más o menos enamorada de Alvise (Andrea Pergolesi) , joven descendente de una familia noble , dedicado a todos los tráficos y consumos ilícitos, enamorado de Judith, en un juego de seducción entre infantil y perversa.
Y Alice desaparece. Angustia, preocupación, obsesión. Su padre busca por todas partes y todas medios. La incomprensión naciente entre los dos esposos a raíz de esta intensa relación padre-hija llevará poco a poco al distanciamiento, a los celos, a la infidelidad y la separación. Cuando Judith decidirá volver a vivir a la ciudad, Francis, aliviado, podrá escribir por fin su novela y podrán volverse a encontrar.
Diferentes pistas de narración se van, sino mezclando, sustituyendo la una a la otra, sin que ninguna reciba una solución. Parece que se trata para el director, no de relatar una historia y dar a conocer sus personajes, sino de descubrir poco a poco, o mejor dicho, sugerir, los abismos de secretos que cada uno lleva consigo. Cada uno carga sus heridas y no puede deshacer de ellas.
Judith ha tenido toda una vida antes de Francis, amores, amantes hombres y mujeres.Su amiga-ex amante Anna Maria (Adriana Asti), la detective, tiene un hijo, Jérémie (Mauro Conte) en prisión, por oscuros motivos. Cuando sale, Francis trata de establecer una relación amistosa-paternal con él, y después lo usará como detective para vigilar a su esposa, lo que acabará con una relación entre el joven y Judith. Pero este chico parece cargar con muchos malos recuerdos y resentimientos contra su madre. Al punto de intentar suicidarse.La hija de Francis, Alice, tiene también un pasado poco claro, tanto como su presente y su relación con la nobleza veneciana. ¿Y qué sombríos implícitos la llevan a mandar a su padre un vídeo de ella haciendo el amor?
Como muchas veces en las cintas de Téchiné, lo que podría ser una historia de soledades que se encuentran para tejer una nueva vida, se torna una oscura mezcla de conflictos inconfesados, que hacen imposible cualquier tipo de reconciliación.
El problema con la cinta es que nada queda claro. Ningún carácter o situación se explota. Todo se queda en superficie para después olvidarse un tiempo, y volver a aparecer no se sabe bien porque.
Los personajes y la narración misma se la pasan huyendo. De sí mismos, de su trabajo, de su talento, de su familia, de sus responsabilidades. Tal vez por eso se sitúa la historia en Venecia, por ser una ciudad donde una se pierde todo el tiempo.
Se perdona por el gusto de ver a Venecia de forma sencilla, como ciudad de vida y trabajo, y no ciudad turística. Se perdona por ver a Carole Bouquet, sutil, libre, sencilla, natural, como pocas veces, y a André Dussollier con todo su talento y su encanto maduro.
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