Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Friday, August 22, 2014

Kafka (Steven Soderbergh, 1991) - 6.5/10

Suspenso, terror, con referencias al expresionismo alemán y a la obra literaria de Kafka, esta cinta no es una biografía sino una ficción que podría ser inspirada o haber inspirado a las novelas, cortas o largas del gran autor checo.

Ficha IMDb

En la Praga de principio de siglo pasan extraños sucesos: desapariciones, cadáveres, reuniones a escondidas de la policía. En la bruma y la noche. Bajo la silueta amenazante del castillo.

Franz Kafka (Jeremy Irons) trabaja en una compañía de seguros, bajo la supervisión de un malvado puntilloso hombre pequeño, Burgel (Joel Grey) inseparable de su cuadernito donde apunta todos los errores, retardos de los empleados. De noche, Kafka escribe, tratando inventar, como él mismo dice, pesadillas que nadie lee.

Uno de sus amigos y compañero de trabajo, Edward Raban (Vladimir Gut) desaparece. Kafka trata de encontrarlo, de preguntar y se topa con el autoritario inspector de policía Grubach (Armin Mueller-Stahl). Poco después aparece el cadáver: la versión oficial es que Edward se suicidó ahogándose.

En su búsqueda, Kafka aprende que otra empleada, Gabriela (Theresa Russell) era novia de  Edward, y que los dos pertenecían a un grupo anarquista. Según los camaradas, el joven fue matado cuando iba al castillo adonde lo habían convocado.

Nadie es lo que parece. Los jefes de la compañía aseguradora tienen relaciones obscuras con el castillo. Los expedientes salen de la oficina y se pierden. Como las personas. Poco a poco, Kafka se compromete más con el grupo anarquista y se lanza a la conquista de la verdad en el castillo. Como el acceso es muy vigilado, debe pasar por un túnel que sale de una tumba en el cementerio. Al llegar a los pasillos y salas llenas de expedientes, al acercarse a la verdad, la película, de blanco y negro, se vuelve a color. Pero la verdad es horrible. El castillo no es solo el lugar donde se pierden los expedientes, es el lugar de horribles experimentos sobre humanos, dirigidos por el Doctor Murnau (Ian Holm). Después de dejar explotar la bomba que llevaba, Kafka vuelve a la ciudad, al blanco y negro. La verdad que vio allá arriba no le ayudará a vencer la enfermedad que lo amenaza. Su toz se vuelve sangrante.

El suspenso de una historia de muertes extrañas, con una criatura medio salvaje, aullante, horrible, utilizada por un humano, tipo Sabueso de los Baskerville, se dobla de una pintura del mundo citadino de principio del siglo veinte, en el ambiente de las películas expresionistas de Fritz Lang y Murnau (este por cierto el nombre del doctor a cargo de los experimentos en el castillo). Grises, largas sombras deslizándose sobre los muros, pavimentos húmedos, calles angostas, planos cerrados sobre las teclas de la máquina de escribir, contrapicado cercano a las caras de los burgueses atracándose.

Las referencias al universo de Kafka son permanentes: referencias a obras que, en el momento de esta aventura inventada, habría ya publicado como la Colonia penitenciaria, pero también al mundo burocrático sin fin del Proceso, al Castillo fuente de poder difuso e inevitable. La voz off de Irons lee partes de la Carta al Padre, llena del sentimiento de incapacidad del hijo frente al padre dominador e intolerante. Hay también referencias a la época que vivió el autor, los movimientos intelectuales y políticos, con las reuniones en los cafés de los jóvenes que preparan ataques “terroristas” y el inquietante personaje del inspector, Grubach, interpretado con Armin Mueller Stahl.

Jeremy Irons es perfecto en el papel, su distinción, su distancia ligeramente irónica interpretan maravillosamente la superioridad y la inteligencia del genio sufriente que fue Kafka. El parecido físico es impresionante.


Las calles de la vieja Praga, con sus casas cerradas, sus pasajes cubiertos, sus puentes y  el castillo omnipresente, son el cuadro perfecto para una historia angustiante, acompañada por la muy buena música de Cliff Martinez. 

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