En la sociedad iraní actual, una joven pareja se ve dividida por las consecuencias de un ataque a la mujer. La necesidad de venganza del esposo lo lleva a una crueldad ciega que podría destruir a los que lo rodean.
Ficha IMDb
Emad Etesami ( Shahab Hosseini) es maestro de literatura en una preparatoria masculina, y director de teatro. Su pequeña compañía está ensayando La muerte de un viajante de Arthur Miller (1949), y su esposa Rana (Taraneh Alidoosti) actúa con él.
Pero la vida personal de la pareja se ve perturbada, y es el punto de partida de la historia, cuando, en plena noche, el edificio donde viven empieza a temblar sobre sus bases. Todos los vecinos salen, se llaman, se ayudan. Pero no se trata de un sismo: el edificio está en demolición y todos tienen que encontrar rápidamente donde alojarse.
El departamento que Emad y Rana consiguen, gracias a un miembro de la compañía, estaba ocupado antes por una mujer, quien se fue sin explicación, pero dejó unas cosas en un cuarto cerrado con llave. Después de una mudanza expedita, y de unos días con muebles en la azotea, expuestos a la lluvia, los jóvenes deciden vaciar el cuarto .El misterio en cuanto a la mujer subsiste, aunque el dueño parece saber más de lo que dice.
Una noche, volviendo del teatro, Rana es agredida en el departamento. ¿Molestada, herida, violada? No se sabe exactamente. Pero ahora tiene miedo y le cuesta volver a una vida normal. Su esposo tampoco puede vivir como antes. Encontró unas llaves de coche olvidadas por el agresor. A partir de ahí, empieza una investigación que lo llevará a un “cliente” de la anterior inquilina, panadero de mediana edad, padre de familia.
La cinta muestra con delicadeza y discreción las contradicciones de una sociedad iraní actual, en la cual los personajes, modernos por su cultura occidental, siguen atados a prejuicios de vestimenta (Rana, actriz, lleva la cabeza tapada), de comportamientos machistas, de tabúes sobre el rol de la mujer. Rana sufre, no solo por lo que vivió, sino por la mirada de los vecinos, de los compañeros del teatro. Siente que su esposo no logra aceptar lo que pasó. Ya no la puede aceptar, no puede entender ni apoyar. Su orgullo y la violencia que anida en su interior, por frustraciones profesionales, económicas o creativas, lo llevan a limpiar su honor, en una búsqueda obsesiva. Él que se siente víctima necesita su víctima.
El desenlace es la destrucción de un hombre viejo que había logrado mantener las apariencias de una vida honesta. Al hacer trizas su respetabilidad frente a su familia, la victoria de Emad es clara. Pero su satisfacción es amarga. Y, si la representación teatral es un éxito, algo, tal vez algo se rompió en la harmonía de la pareja, y del trabajo creativo.
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