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Otra
vez desde su coche, otra vez interpretándose a si mismo, Panahi nos da un
retrato de Irán que, en toda simplicidad, nos dice muchísimo sobre la situación
de los artistas y particularmente de las mujeres.
Ficha IMDb
Todo empieza con un video selfie mandado por teléfono.
Una joven le hizo llegar a la famosa actriz Behnaz Jafari (Behnaz Jafari) por
el intermedio de.Jafar Panahi, una llamada de auxilio filmada en una cueva. Seleccionada para
estudiar en el conservatorio de Teherán, no puede asistir por las ideas muy conservadoras
de su familia, sobre todo su padre y su hermano. Aceptó casarse porque era la condición
para poder seguir con su vocación. El final de la grabación no deja claro si la
joven se suicidó antes de mandar el mensaje.
Behnaz Jafari deja sin avisar el rodaje en el cual
participa, para lanzarse con Panahi, en la Land Rover de este, hasta una zona
perdida del noroeste de Irán, cerca de la frontera con Turquía. No sabe si es
chantaje o si alguien esta realmente en peligro.
El viaje dura dos días, en las montañas, en forma de investigación,
los lleva a un mundo retirado, donde se habla turco y no parsi, donde las
reglas de hospitalidad se deben de respetar, al mismo tiempo que los valores
de moralidad, en particular para las mujeres, que no han evolucionado. Los
hombres mandan, imponen, convencidos de tener siempre la razón. Panahi entiende
muy rápidamente que hay que ser prudente: mejor quedarse a dormir en su coche,
no permanecer dentro de las casas, no preguntar demasiado. Jafari es más audaz,
más abierta, tal vez porque no ha entendido los peligros, tal vez porque la
reciben con entusiasmo los que la ven en las series famosas de televisión, tal
vez porque oscila entre una solidaridad femenina y la culpabilidad de no ayudar
a una chica que se parece a ella joven.
La primera mujer encontrada en el pueblo es una
anciana que hizo cavar su tumbar y pasa sus últimos días adentro. ¿Será eso un
anuncio de la muerte de la joven Marzihey Rezaei (Marzihey Rezaei)? ¿La mataron?
¿Se suicidó? ¿Se escondió?
Ser saltimbanqui
es un deshonor para la familia. Deshonor que el hermano de Marzihey no
puede soportar. Sin embargo, su violencia es fácilmente reducida, por su madre
que lo encierra, por Jafari que intuye la pedrada en su parabrisas. Los padres
y la amiga estarían dispuestos a ayudar, si no fuera por la opinión de los demás,
tan tradicional como la costumbre de dar el prepucio del niño circuncidado a un
padrino viril, fuerte, exitoso. Panahi, muy a pesar suyo tendrá que aceptar
esta misión,
La cinta pasa de la gravedad, la angustia en los
veinte primeros minutos en plano cerrado sobre Jafari , al humor como el
dialogo de Panahi con su madre, angustiada como todos las madres a la idea que
su hijo se ponga en peligro : que este rodando una película.
Si la técnica utilizada para escapar a la interdicción
de filmar es menos astuta que en Taxi Teherán (2015), con escenas afuera del coche, adentro de la casa de los padres, de
la gruta, mantiene sin embargo una distancia con lo que describe. Nunca se
entra a la casa donde Marziyeh se esconde. Se ve de noche las tres sombras
femeninas bailando, en una metáfora de la posición del director obligado a
mantenerse retraído., y de las mujeres disfrutando libremente el arte.
Ficción o documental, anécdota autobiográfica, metáfora,
la cinta tiene un poco de todo eso. Pero, sobre todo, es un homenaje a la
fuerza de voluntad de las mujeres, a su solidaridad, que va desde la niña hasta
la madre, la amiga, la pintora invisible que fue la gran actriz Shararzad, estrella del cine y de la canción antes de la Revolución Islámica de 1979 y que por consecuente ya no puede actuar, y la
actriz famosa actualmente en series de tele oficialmente populares. El hombre se
mantiene al margen, resistiendo como los del pueblo en el fondo del valle, que
mantienen desde siglos sus tradiciones lejos de la capital, o apoya, acompaña y
observa, como lo hace Panahi.
La ultima escena revela la fuerza femenina y, tal vez,
anuncia un cambio: mientras Panahi espera en el coche que la carretera este
libre para circular, Marziyeh alcanza corriendo a Jafari y se quita su inmenso chador
blanco.
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